Son militares, hombres de negocios, analistas políticos, novatos y peces gordos del mundo de las finanzas. Pero del desfile de candidatos que pasaron el invierno pasado por la Torre Trump prácticamente todos tienen algo en común: son hombres.
Desde entonces, las vacantes de los altos cargos se han ido ocupando de forma más discreta, pero nada parece haber cambiado.
The Guardian ha tenido acceso en exclusiva a un nuevo análisis que revela que el 80% de los altos cargos de la administración Trump han ido a parar a hombres. Donald Trump ha creado el equipo con más hombres de los últimos 25 años.
Si no se produce un cambio significativo, los hombres en los puestos más destacados de la administración Trump cuadriplicarán a las mujeres.
Según un análisis de the New York Times en 2013, durante el mandato de George W. Bush los hombres triplicaron a las mujeres y durante los mandatos de Bill Clinton y Barack Obama, la proporción fue de dos mujeres por cada cinco hombres, con independencia de que su nominación fuera o no fuera aprobada por el Senado.
“Si no tienes intención de que haya diversidad, no la habrá”, indica Don Gips, que fue el responsable de recursos humanos de la Casa Blanca durante los seis primeros meses de la presidencia de Obama.
Gips indica que tanto Obama como Bush y Clinton se esforzaron por crear un equipo que reflejara “la realidad de Estados Unidos” en cuanto a raza, género y opinión. En el caso de Obama, también se hizo un esfuerzo para reflejar la diversidad geográfica. Hacerlo requiere esfuerzo. “Siempre hay personas que esperan un cargo y, lamentablemente, casi siempre son hombres blancos”.
El estudio ha llegado al porcentaje del 80% tras analizar las 408 nominaciones políticas que Trump ha remitido al Senado para su aprobación; 327 hombres y 80 mujeres. El Senado ha confirmado 129 nominaciones y unas pocas son continuaciones de la administración Obama.
American Bridge 21st Century, un Super Pac (organización que recauda fondos para un candidato) progresista y que hace un seguimiento de los candidatos republicanos ha proporcionado la información a the Guardian sobre el género de los candidatos de Trump.
La Casa Blanca puede designar a otros cargos de la administración sin necesidad de la aprobación del Senado. Sin embargo, los cargos que sí necesitan la aprobación del Senado son los puestos más altos del Gobierno federal: secretarios de gabinete, vicesecretarios, directores y comisionados que formulan políticas para muchas agencias federales. Desde los miembros del Departamento de Defensa hasta los que integran el minúsculo Consejo Nacional sobre la Discapacidad pueden influir en prácticamente cualquier asunto ante el Gobierno.
La Casa Blanca no ha hecho declaraciones sobre la diversidad de género de los nominados de Trump o sobre si el equipo de transición hizo un esfuerzo y consideró este factor.
Promesas incumplidas
Este nuevo estudio podría generar nuevas críticas hacia un presidente que desde un inicio se ha rodeado de hombres blancos. Aunque su equipo de transición afirmó que la administración Trump designaría a candidatos de un espectro “muy amplio y diverso”, lo cierto es que desde la presidencia de Ronald Reagan no se veía un equipo con tan pocas mujeres y personas que no sean blancas.
Pocos días después de la investidura, una fotografía mostró a Trump rodeado de media docena de hombres anunciando que también prohibiría la financiación internacional para grupos que defienden el derecho al aborto.
Trump no es el único presidente de Estados Unidos que tiene una cifra desproporcionada de hombres en su gobierno. Obama fue muy criticado ya que durante su primer mandato ocupó el 60% de los puestos políticos con hombres y pasó por alto a las mujeres para varios puestos de perfil alto en su gabinete.
Sin embargo, Obama sí que situó a mujeres en cargos de mucha responsabilidad en las distintas agencias, como en el Departamento del Tesoro, que hasta ese momento tenía la reputación de ser un club de hombres. Una persona que conoce bien las designaciones de Obama indica que su equipo hizo un esfuerzo consciente para fomentar la diversidad e intentó crear mecanismos para garantizar que la diversidad fuera un elemento presente en la Casa Blanca. Una fuente del Gobierno indica que estos esfuerzos no se hacían de cara a la galería.
“A las personas les cuesta impulsar políticas que se alejen de las experiencias que han vivido”, explica a The Guardian Victoria Budson, directora ejecutiva del Programa de Políticas Públicas y Mujeres de la Universidad de Harvard. “Y, en cambio, los miembros del gabinete tienen la responsabilidad de asegurarse de que sus políticas funcionan en todo el país. Es por esto que es recomendable formar un equipo con experiencias, un origen y unas habilidades muy diversos que les permitan resolver los problemas que nos afectan”. El equipo de Trump, se analice como se analice, no tiene esa diversidad.
Aún queda por nominar a dos tercios de los altos cargos
Tres de cada cuatro nombres de la lista aparecen en una base de datos de “posiciones clave” elaborada por The Washington Post. American Bridge también recabó los nombres de otros candidatos a partir de expedientes del Congreso, notas de prensa de la Casa Blanca y a partir de información proporcionada en cumplimiento de la Ley de Transparencia.
Por otra parte, y según un análisis elaborado por la agencia Bloomberg a partir de información recabada por ProPublica, la proporción de hombres y mujeres también fue de tres a uno en el caso de un grupo separado de 400 personas que la administración contrató durante la etapa de transición. Estos nombramientos no requieren la aprobación del Senado.
Entre los 42 nombrados a fiscales de Estados Unidos solo figura una mujer. Ninguna de las cuatro mujeres que integran el gabinete de Trump forma parte del núcleo duro del presidente y tampoco tienen ninguna posibilidad de sucederle.
Exceptuando su gabinete, es difícil saber si esta desigualdad de género en la administración obedece a una decisión de Trump. Cada transición es diferente. Durante la presidencia de George W. Bush, la Oficina de Personal Presidencial de la Casa Blanca tenía más influencia que los secretarios de gabinete, mientras que durante la presidencia de Obama fue justo al revés. Gips señala que en uno y otro caso se hicieron esfuerzos para contratar a mujeres.
“Esta diversidad ayuda a atraer nuevas ideas y nuevas formas de pensar que aseguran que las políticas se analizan bajo distintos puntos de vista y que obedecen a percepciones diferentes”, indica. “Seguimos siendo una democracia. Deberíamos representar los distintos puntos de vista de los ciudadanos de Estados Unidos”.
Budson señala que la historia más reciente está plagada de ejemplos de políticos (hombres) que consideraron que las cuestiones de género eran secundarias y esto hizo que no pudieran lograr los objetivos que se habían marcado.
Las prestaciones de la seguridad social, por ejemplo, dependen de los ingresos de la persona, así como del tiempo trabajado. Dado que las mujeres suelen tener salarios más bajos, suelen vivir más, suelen pasar más tiempo fuera del mercado laboral porque tienen personas a su cargo y es más probable que tengan trabajos que no les dan derecho a prestaciones, tienen menos probabilidades que los hombres de recibir una pensión adecuada. En parte como resultado de todo ello, el colectivo de mujeres mayores es uno de los principales grupos de estadounidenses que viven por debajo del umbral de la pobreza.
Trump todavía tiene que designar a cientos de cargos. En total, el presidente debe nombrar 1.200 cargos que tienen que ser aprobados por el Senado y de momento solo ha propuesto a un tercio de los candidatos. Estos cargos están siendo nombrados con una lentitud inusual. Los detractores de la administración Trump no creen que se vaya a resolver este desequilibrio de género.
“La administración Trump no valora a las mujeres”, indica Emily Aden, una de las responsables de American Bridge: “Y esto solo es la última prueba de ello”.
Traducido por Emma Reverter