En un contexto de tensiones internas dentro del Partido Republicano, la ofensiva presidencial no se limita a los demócratas. También son blanco de ataque el sector más conservador de su partido en el Congreso y, muy probablemente, el presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan.
El domingo por la mañana Trump mandó el siguiente tuit: “Los demócratas de Washington sonríen ya que los conservadores que integran el Freedom Caucus, con el apoyo del Club for Growth y de Heritage salvaron a la organización Planned Parenthood y a Obamacare”.
Club for Growth es una organización conservadora que defiende la necesidad de recortar impuestos, mientras que la Heritage Foundation es un think tank. Probablemente Trump también se estaba refiriendo a otro grupo conservador, Heritage Action for America. Los tres tienen una gran influencia sobre los halcones del Freedom Caucus.
Este sector de extrema derecha de la Cámara de Representantes y algunos republicanos moderados anunciaron el viernes que no pensaban apoyar el proyecto de ley.
Ryan y Trump optaron por no someterlo a votación.
Con el estilo provocador que lo caracteriza, Trump puso en el mismo saco a los grupos conservadores y a los demócratas del Congreso y mencionó a Planned Parenthood, una organización que recibe fondos federales [además de donaciones privadas] y que proporciona asistencia sanitaria a mujeres. La organización es un blanco de ataque habitual de los grupos antiabortistas.
Si bien desde la Casa Blanca y desde la oficina del presidente de la Cámara de Representantes se intentó proyectar una imagen de unidad, no pudieron acallar los rumores relativos a que Trump o algunos miembros de su gabinete han iniciado un ataque contra Ryan. El sábado, Trump y Ryan conversaron por teléfono durante una hora.
El sábado por la mañana, el presidente utilizó su cuenta de Twitter para pedir a sus seguidores que vieran un programa de Fox News que se emitía a las nueve de la noche, Judge Jeanine.
La exjueza, fiscal del distrito, abogada de la acusación y candidata republicana por Nueva York Jeanine Ferris Pirro empezó el programa con la siguiente afirmación: “Paul Ryan debe dimitir… no consiguió los votos suficientes para que el proyecto de ley prosperara”.
El principal asesor de Trump, Steve Bannon, es el exeditor de la página web de extrema derecha Breitbart, que siempre se ha mostrado muy crítico con Paul Ryan.
Mick Mulvaney, un exmiembro del Freedom Caucus y que ahora es el director de la Oficina de Gestión y Presupuesto de Trump, negó que el equipo de Trump esté conspirando contra Ryan.
“Trump nunca ha responsabilizado a Ryan de lo sucedido”, dijo en el programa Meet the Press de la cadena de televisión NBC. “Los únicos culpables son los que no estaban dispuestos a votar a favor”.
Mulvaney fue uno de los altos cargos de la administración que estuvo negociando con los republicanos de la Cámara de Representantes para que votaran a favor de este proyecto de ley, que fue retirado una hora antes de la votación.
“No hemos conseguido cambiar Washington en nuestros primeros 65 días en la Casa Blanca”, indicó Mulvaney. “Conozco bien el Freedom Caucus porque apoyé su fundación. Nunca pensé que reaccionarían así”. Y afirmó que él sí hubiera votado a favor del proyecto de ley.
Un posible reemplazo
En declaraciones al programa State of the Union, de la cadena CNN, el republicano de Nueva York Lee Zeldin, que mostró su apoyo al plan de reforma sanitaria de Trump, negó que fuera la intención de Trump atacar a Ryan por medio de una tercera persona (en referencia a Jeanine Ferris Pirro) ya que el presidente “no podía saber lo que ella iba a decir”. También indicó que creía que Ryan tenía que seguir como presidente de la Cámara de Representantes.
En declaraciones a This Week, de la cadena ABC, el líder del Freedom Caucus, Mark Meadows, de Carolina del Norte, señaló que el proyecto de reforma sanitaria todavía puede salir a flote.
“Es como anunciar que Tom Brady ha perdido a mitad de partido”, dijo, en referencia a la increíble remontada del jugador de los New England Patriots en la Super Bowl de febrero, en la que ganó a los Atlanta Falcons.
“Creo que todavía tenemos bastantes posibilidades, si los moderados y los conservadores hacen un frente común, podemos reemplazar el Obamacare y dar más prestaciones y una mayor cobertura”.
En cuanto a los rumores que señalan que él podría sustituir a Ryan, Mark Meadows prefirió esquivar la pregunta. Tampoco indicó si apoya al presidente de la Cámara de Representantes.
“En estos momentos no estamos considerando la posibilidad de sustituir al presidente de la Cámara de Representantes”, afirmó. “Nuestra prioridad es reemplazar el Obamacare, impulsar una reforma fiscal y construir un muro en la frontera”.
Newt Gingrich, un expresidente de la Cámara que acercó posiciones con Trump durante las pasadas elecciones, se ha mostrado crítico con la estrategia del presidente. “No puedes fijarte un plazo artificial para fracasar”, indicó en declaraciones a Fox News el domingo, en referencia a la promesa incumplida de Trump y Ryan de derogar la ley de Obama coincidiendo con el séptimo aniversario de su promulgación.
“Paul Ryan es un político brillante”, señaló Gingrich, pero precisó que “los líderes en el Congreso se siguen comportando como lo hacían antes de la llegada de Trump y el presidente confió en ellos. Le dijeron que tenían los votos suficientes”.
Un proyecto y un partido heridos
El gobernador del estado de Ohio, John Kasich, rival de Trump en las primarias y firme detractor de Trump desde entonces, reconoció que el proyecto de reforma del presidente no ha muerto pero que el partido está herido de gravedad.
En declaraciones a la CNN, indicó que el equipo de Trump tiene un frente abierto con miembros de su propio partido y responsabilizó a los demócratas por no haber colaborado con los republicanos. Los legisladores no pueden “desentenderse, cerrar los ojos y encerrarse en su despacho”, lamentó.
Como era previsible, Bernie Sanders, el senador independiente por Vermont que se convirtió en un potente rival de Hillary Clinton en las primarias y que defendía un programa de asistencia sanitaria universal, ha atacado el proyecto de reforma sanitaria de los republicanos. “Era un proyecto de ley desastroso”, ha dicho.
En declaraciones a ABC, el líder de la minoría en el Senado, Chuck Schumer, subrayó que los demócratas trabajarán codo a codo con los republicanos para mejorar la ley sanitaria de Obama si estos abandonan su propósito de derogarla.
“Nunca dijimos que fuera perfecta –aclaró Schumer–. A los estadunidenses no les gustó el Trumpcare. Cuanta más información tuvieron, más lo detestaron. Quiero felicitar a todos los que han llamado, han escrito y han protestado”.
Trump había dicho que la ley de Obama caería por su propio peso. Los demócratas afirman que la postura de Trump infravalora los servicios de atención médica que han sido posibles gracias al Obamacare.
En palabras de Schumer: “Cuando un presidente se compromete a erosionar una ley de atención sanitaria no se está comportando como un presidente sino como un petulante”.
Traducción de Emma Reverter