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The Guardian en español

Análisis

Biden busca cómo reforzar a Ucrania en sus dos últimos meses ante el previsible giro de Trump

El presidente estadounidense, Joe Biden, junto al presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, el pasado mes de julio.

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Con poco más de dos meses por delante en la Casa Blanca, Joe Biden se queda sin tiempo para agilizar la entrega de fondos y armamento que garanticen que Ucrania pueda seguir luchando contra la invasión rusa.

La Casa Blanca está acelerando lo máximo posible la transferencia de armas y de hasta 6.000 millones de dólares a Ucrania. Mientras, Kiev y sus defensores piden a la Casa Blanca que derogue las restricciones sobre armamento de largo alcance y que encuentre otras fuentes de financiación para la guerra antes de que Donald Trump tome posesión en enero.

Antes de cada transición presidencial, los funcionarios de la Administración repiten el mantra de que responden a “un presidente a la vez”. Biden seguirá teniendo el control absoluto de la política exterior estadounidense hasta que Trump asuma el cargo el 20 de enero, pero la posibilidad de un giro radical en la política de EEUU sobre Ucrania bajo el mandato de Trump hace poco probable que cualquier cambio importante iniciado por Biden se mantenga durante el próximo Gobierno.

Biden recibirá a Trump este miércoles en la Casa Blanca para una reunión clave en la que se espera que el presidente en funciones inste a Trump a continuar financiando a Ucrania, además de abordar una amplia agenda de política exterior, materia en la que rara vez coinciden.

El asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, dijo en una entrevista televisiva esta semana que Biden utilizaría sus últimos 70 días para decirles a Trump y al Congreso, que podría estar bajo control republicano en ambas cámaras, que “Estados Unidos no debe alejarse de Ucrania y que alejarse de Ucrania significa más inestabilidad en Europa”.

Sullivan no respondió a una pregunta sobre si Biden propondría un proyecto de ley de financiación adicional para Ucrania.

Según las primeras informaciones, Trump ha elegido al senador por Florida Marco Rubio como futuro secretario de Estado. Rubio fue uno de los senadores republicanos que siguió las directrices de Trump y votó en contra del paquete de ayuda militar de 95.000 millones de dólares para Ucrania, y que estuvo encallado hasta el pasado abril. En entrevistas recientes, Rubio ha asegurado que Ucrania necesita buscar un acuerdo negociado con Rusia para poner fin al conflicto y dejar de lado sus intentos por recuperar los territorios ocupados. “No estoy del lado de Rusia, pero desafortunadamente, la realidad es que la forma en que va a terminar la guerra en Ucrania es con un acuerdo negociado”, dijo Rubio a NBC en septiembre.

Mientras tanto, las declaraciones de uno de los principales candidatos para un puesto en la Administración Trump han aumentado las dudas sobre la continuidad de la financiación a Ucrania durante el próximo Gobierno. “El pueblo estadounidense quiere que se proteja la soberanía aquí en Estados Unidos antes de gastar nuestros fondos y recursos en proteger la soberanía de otra nación”, dijo el senador Bill Hagerty, aliado de Trump.

Es poco probable que la Administración actual logre aprobar una ayuda adicional a través del Congreso, pero todavía quedan 6.000 millones de dólares en ayuda pendiente que pueden ser asignados antes de que Biden deje el cargo. Los miembros del Gobierno estadounidenses reconocen que, después de eso, Ucrania tendrá que centrarse principalmente en Europa para asegurarse apoyos.

El Pentágono ha enviado un pequeño número de contratistas de defensa estadounidenses a Ucrania para mantener y reparar los F-16 y los sistemas de defensa antimisiles Patriot. Según una información reciente del Wall Street Journal, el Pentágono está acelerando la entrega de más de 500 interceptores de misiles a Ucrania antes de que finalice el mandato de Biden, en respuesta a la posibilidad de que Rusia esté reservando sus propios misiles para un bombardeo masivo contra ciudades ucranianas o infraestructuras energéticas durante el invierno.

Altos cargos estadounidenses y europeos hicieron esfuerzos por “blindar” gran parte del apoyo a Ucrania, trasladando a la OTAN la coordinación de la entrega de armas a Kiev, responsabilidad que hasta entonces recaía en EEUU, ante el temor por el posible regreso de Trump a la Casa Blanca.

“El actual paquete de asistencia solo cubre hasta finales de este año, y los ucranianos no pueden luchar adecuadamente sin el apoyo militar de Estados Unidos”, señala Richard Fontaine, director general del think tank Centre for a New American Security. “Como vimos a principios de este año, durante el intervalo entre paquetes de ayuda, Europa no puede llenar todos los huecos. Ucrania tampoco. Así que, si Trump corta la ayuda, cambiará por completo la dinámica en el terreno y, por lo tanto, el resultado de la guerra”, añade.

Entre la posibilidad de enviar más paquetes suplementarios o armas, invitar a Ucrania a la OTAN o levantar restricciones sobre los ataques de largo alcance a Rusia, parece ser poco lo que el Gobierno de Biden pueda hacer y que vaya a tener un impacto duradero.

Ivo Daalder, antiguo representante permanente de Estados Unidos en el Consejo de la OTAN, dice: “Lo que se haga mediante órdenes ejecutivas puede cambiarse al día siguiente”. Al señalar las opciones limitadas de la Administración Biden respecto a Ucrania, Israel y otros asuntos durante este período, Daalder agrega: “En realidad, simplemente intentarán mantenerse a flote. No veo qué medida duradera podrían tomar que Trump no pueda revertir”.

La administración Biden, que se enorgullecía de sus triunfos en política exterior, tiene pocos logros que destacar en su etapa final. Un congresista demócrata de alto rango dice que el “universo” de logros de la administración Biden en política exterior se ha “reducido” en los últimos ocho o nueve meses, a medida que la influencia de EEUU en Ucrania y Oriente Medio ha ido disminuyendo.

Antes de las elecciones, algunos diplomáticos extranjeros en Washington habían expresado su frustración por la indecisión de la administración Biden respecto a Ucrania, su demora en el desembolso de ayuda y su falta de disposición para asumir riesgos bajo la dirección de Jake Sullivan, Consejero de Seguridad Nacional.

David Kramer, director general del Instituto George W. Bush y antiguo funcionario del Departamento de Estado que trabajó en cuestiones vinculadas a Rusia y Ucrania, sostiene que “la Administración Biden merece reconocimiento por su régimen de sanciones, por mantener la unidad entre los aliados y por brindar asistencia a Ucrania. Sin embargo, los ucranianos se sienten profundamente frustrados con el proceso de toma de decisiones, con la forma en que se está brindando la ayuda, con las restricciones impuestas, especialmente en lo que respecta a los sistemas de armas de largo alcance, y con no se haya logrado extender a Ucrania una invitación para unirse a la OTAN”.

A medida que las incertidumbres tras la victoria de Trump se ciernen sobre Ucrania, el presidente electo parece estar preparándose para recortar o limitar severamente la ayuda a este país. Trump ha anunciado que ni la exembajadora ante la ONU, Nikki Haley, ni el ex secretario de Estado, Mike Pompeo, ambos firmes defensores de Kiev durante su anterior Gobierno, formarán parte de su nuevo gabinete. Y su hijo Donald Trump Jr tuiteó recientemente un vídeo de Volodímir Zelenski con el pie de foto: “Perspectiva: Estás a 38 días de perder tu prestación”.

El tiempo se agota y algunos defensores de Ucrania reclaman medidas más audaces. En particular, instan a que se levanten las restricciones a los misiles de largo alcance, lo que permitiría a Ucrania atacar objetivos en la retaguardia rusa con misiles guiados.

Melinda Haring, asesora principal de Razom, una organización sin ánimo de lucro que envía ayuda a Ucrania, e investigadora principal no residente del think thank Atlantic Council, dice: “Creo que hay un consenso sólido respecto a que el presidente Biden debería dejar de lado sus temores sobre una posible escalada. El presidente Putin no va a iniciar una guerra nuclear con el cambio de Gobierno, así que el momento de hacerlo es ahora”.

Además, Haring señala que otra gran oportunidad que la Administración Biden tiene en sus manos es incautar y transferir 5.000 millones de dólares de las reservas del Banco Central ruso. “Es crucial hacerlo ahora para garantizar que se realice correctamente, y todos los ojos están puestos en la Administración Biden”, añade.

En cuanto a la posibilidad de llegar a un acuerdo, analistas y funcionarios afirman que cualquier negociación seria tendrá que tener lugar bajo el mandato del próximo presidente, con Ucrania en una posición mucho más desfavorable que la actual.

“La realidad es que ni Putin ni Zelenski pueden ya preocuparse por lo que les guste o no a Biden o a sus miembros de Gobierno porque se irán en dos meses y medio”, dice Daalder.

Traducción de Julián Cnochaert.

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