Es probable que el frío que experimenten los ucranianos en el próximo invierno sea el más intenso de las últimas décadas. Según el responsable de la compañía estatal de gas, los termostatos de los sistemas soviéticos de calefacción centralizada se encenderán más tarde y se bajarán.
Yurii Vitrenko, director de la estatal Naftogaz, ha dicho que las temperaturas en interiores rondarán entre los 17 y los 18 grados, unos cuatro grados menos de lo habitual, y ha aconsejado a los ciudadanos que se abastezcan de mantas y ropa de abrigo para el momento en que las temperaturas desciendan hasta los 10 grados bajo cero de media invernal.
Según Vitrenko, la “temporada de calefacción”, el período en que la calefacción central está activada, llegará más tarde y terminará antes.
Apoyo financiero
El objetivo depende de que los aliados internacionales entreguen a Ucrania los fondos necesarios para importar 4.000 millones de metros cúbicos de gas así como de que no se produzcan imprevistos, entre ellos que Rusia destruya la infraestructura ucraniana de gas o reduzca aún más sus suministros a Europa.
“Sin el apoyo financiero [de Occidente] nos faltará gas y eso significará que tendremos un riesgo muy alto de que se caiga el sistema eléctrico”, ha dicho Vitrenko. Naftogaz comenzó a suministrar gas a algunas eléctricas ucranianas en marzo, cuando se interrumpió el aprovisionamiento de carbón debido a la guerra. “De lo contrario, no habría habido electricidad”.
“[Sin las importaciones de gas], habrá apagones en grandes partes de Ucrania”, ha dicho Vitrenko. “En términos de calefacción, si no conseguimos 2.000 millones de metros cúbicos de gas, algunos de los hogares no tendrán calefacción suficiente... y se pasará mucho frío”.
Sistema indirecto
Ucrania produce dentro de su territorio en torno al 60% del gas que necesita y compra el resto a sus vecinos de la Unión Europea a precio de mercado. En 2014, dejó de comprar gas directamente a Rusia, aunque ha seguido consumiendo el hidrocarburo ruso que llega por gasoductos que atraviesan Ucrania procedente de sus proveedores de la UE.
Este sistema indirecto se ideó para evitar que Rusia utilizara el gas como un mecanismo para influir sobre Ucrania. Durante mucho tiempo, los contratos de gas entre Rusia y Ucrania fueron una fuente de enorme corrupción, con políticos y oligarcas ucranianos permitiendo a Rusia influir en los asuntos internos del país a cambio de gas barato.
Ucrania necesita unos 10.000 millones de dólares para importar gas. Vitrenko cree que aunque los aliados entiendan la necesidad, no puede confiar en que Ucrania vaya a conseguir esos fondos porque “durante una guerra es muy difícil tener ninguna seguridad”.
Los cálculos actuales de necesidades de gas podrían cambiar si, por ejemplo, Rusia ataca alguna de las infraestructuras clave de gas, alguna central eléctrica o alguna instalación de producción. Alrededor del 50% de los yacimientos de gas de Ucrania se encuentran en la región de Járkov, a seis kilómetros de la línea del frente. Ucrania tendría que importar más gas si estos campos o sus instalaciones de almacenamiento sufren daños.
Otro riesgo del que se habla mucho es la posibilidad de que Rusia decida reducir aún más los suministros de gas a la UE, lo que elevaría aún más el coste del hidrocarburo. Rusia recortó el suministro a la UE a principios de este año, lo que elevó drásticamente los precios del gas y la electricidad en algunos países.
“El mundo está viviendo la primera crisis energética verdaderamente global de la historia”, escribió el mes pasado el director ejecutivo de la Agencia Internacional de la Energía, Fatih Birol. “La situación es especialmente peligrosa en Europa, que está en el epicentro de las turbulencias del mercado energético”.
Kits de emergencia
La compañía estatal de gas ucraniana incumplió un pago a acreedores en julio alegando que la guerra había impedido a muchos de sus clientes abonar las facturas. Según Vitrenko, la compañía estatal de gas ucraniana solía comprar el gas a la UE y lo vendía para obtener beneficios. Pero con la inflación y el desempleo endémico que ha provocado la guerra, Ucrania tendrá que subvencionar el precio de la energía este año.
Rusia lleva desde febrero atacando infraestructuras energéticas clave, como refinerías de petróleo y centrales eléctricas. Ante la posibilidad de que ataque infraestructuras de transporte y producción de gas, Ucrania está preparando kits de emergencia para dar servicio hasta a 200.000 personas, incluyendo calderas móviles, unidades de calefacción móviles y generadores diésel.
“Por supuesto que no va a ser suficiente si una gran ciudad como Kiev o como Járkov se quedan sin electricidad, pero en algunas ciudades pequeñas estos kits de emergencia supondrán una gran diferencia”, ha dicho Vitrenko. “Todo depende de la magnitud de los daños”.
El subjefe del Consejo de Seguridad de Rusia y expresidente del país, Dmitri Medvédev, ha pronosticado un precio de 5.000 euros por cada mil metros cúbicos de gas para finales de este año, alza que los países occidentales vinculan con la campaña militar rusa en Ucrania.
“Debido al aumento de los precios del gas hasta los 3.500 euros por cada mil metros cúbicos, me veo obligado a revisar al alza el coste previsto hasta los 5.000 euros para finales de 2022”, escribió este domingo en su canal de Telegram.
Dirigiéndose a los jefes de Estado y de Gobierno de los países de la Unión Europea (UE), Medvédev añadió: “Con los mejores deseos”.
Debido al alza de los precios, incluso con la reducción actual del suministro ruso a la Unión Europea, el Estado ruso puede ingresar 20.000 millones de dólares en un trimestre por la exportación de gas, según los cálculos de los expertos.