El último gran bosque virgen de Europa está “al borde del colapso”

Christian Davies

Científicos y ecologistas acusan al gobierno polaco de llevar el ecosistema del bosque de BiaÅ‚owieża al “borde del colapso”, un año después de que un nuevo plan forestal ha permitido que se triplique la tala y se levante la prohibición de talar las zonas vírgenes del bosque.

BiaÅ‚owieża, situado en el noreste del país, a lo largo de la frontera entre Polonia y Bielorrusia, constituye el último bosque virgen de Europa, y está sometido a procesos naturales, sin intervención humana directa. 

Este sitio declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, el único en Polonia, alberga unas 1.070 especies de plantas vasculares, 4.000 especies de hongos, más de 10.000 especies de insectos, 180 especies de aves en reproducción y 58 especies de mamíferos, incluyendo muchas especies están en peligro de extinción.

“En algún momento, esto va a colapsar, y si eso sucede, o cuando suceda, habrá desaparecido para siempre. No habrá dinero en el universo capaz de recuperarlo”, afirma el profesor Tomasz WesoÅ‚owski, un biólogo forestal de la Universidad de Breslavia que ha dirigido trabajos de campo en BiaÅ‚owieża cada uno de los últimos 43 años. “Cada vez que se tala un árbol, estamos más cerca de ese punto sin retorno”.

Si bien la tala es ilegal en la reserva natural del parque nacional de BiaÅ‚owieża, que contiene un bosque que ha permanecido a salvo de la mano del hombre por miles de años, la reserva sólo representa un 17% del bosque en territorio polaco, dejando unas 40.000 hectáreas vulnerables ante la tala autorizada por el Estado.

En recientes visitas al bosque, the Guardian encontró evidencia de tala generalizada de árboles, lo cual estaría violando la ley polaca y europea. Algunos de los árboles talados, con los troncos marcados para la distribución comercial, parecían tener más de 100 años y estaban en zonas protegidas por la Unesco. 

“Están talando bosque natural y diverso que no fue plantado por la mano humana y reemplazándolo con plantaciones de árboles de una misma especie y de una misma edad”, dice Adam Bohdan de la Fundación Polonia Silvestre, que monitorea la tala y suministra datos a los científicos que trabajan en el centro de investigación botánica de BiaÅ‚owieża.

“Están talando zonas de la Unesco donde está prohibido cortar árboles. Están talando árboles centenarios, violando las leyes europeas. Están talando durante la temporada de reproducción y destruyendo el hábitat de especies rarísimas. Esto está alterando procesos naturales que tienen lugar desde hace miles de años. Estamos perdiendo grandes áreas del último bosque virgen. Mis peores pesadillas se están haciendo realidad”, asegura Bohdan.

El gobierno argumenta que la tala es necesaria para proteger al bosque de un brote de escarabajo de la corteza y por razones de seguridad pública, pero los ecologistas rechazan ambos argumentos.

“La tala de píceas infectadas no detiene el brote del escarabajo de la corteza, sino que deja miles de hectáreas taladas al ras”, dice el Dr Bogdan Jaroszewicz de la Universidad de Varsovia, director del centro de investigación de BiaÅ‚owieża.

“Por supuesto que no se puede dejar árboles muertos al costado de las carreteras o de los caminos turísticos, pero están talando zonas que están muy alejadas de los caminos”. 

Los intereses de la industria maderera

Los que se oponen a la tala acusan al Ministro de Medio Ambiente, Jan Szyszko, que es guarda forestal y profesor de administración forestal, de sacrificar el bosque en favor de los intereses de la industria maderera polaca.

“Vemos que están talando árboles que no están infectados con el escarabajo y que no son vulnerables a él”, señala Bohdan. “También están quitando árboles muertos o en descomposición que son esenciales para la biodiversidad del bosque y para los procesos naturales, incluida la regeneración forestal. Pero para ellos son sólo un desperdicio de valiosa madera”. 

Los ecologistas también señalan la reserva protegida en el parque nacional de BiaÅ‚owieża, que está sobreviviendo al mismo brote de escarabajo sin necesidad de talar.

A cargo de administrar un territorio de equivale a un tercio de la superficie de Polonia, el Estado obtiene ingresos públicos anuales de unos 1.390 millones de euros, controlando un 96% del mercado maderero en el país, que provee materia prima para exportación de madera, papel y muebles por un valor de 10.700 millones de euros. En un comunicado de prensa de 2016, las madereras estatales prometieron un suministro récord de 40 millones de metros cúbicos de madera para 2017.

“No les importan los árboles, sólo les importa la madera”, afirma Adam Wajrak, un experimentado activista medioambiental.

“La industria maderera cree que el bosque existe para servirla, y no al revés”, dice WesoÅ‚owski. “Es el típico monopolio. Sacan provecho de un territorio que le pertenece a todo el pueblo polaco y se quedan con casi todos los beneficios, destruyendo la tierra en el proceso”. 

Es poco probable que la situación cambie en el corto plazo. La industria maderera y los cazadores son una porción clave del electorado del partido de derecha Ley y Justicia que gobierna actualmente Polonia. El nuevo director general de bosques nacionales, Konrad Tomaszewski, es primo de JarosÅ‚aw KaczyÅ„ski, líder de Ley y Justicia.

Ahora, el gobierno polaco se enfrenta a la amenaza de que la Comisión Europea lo lleve ante el Tribunal de Justicia de la UE. “Ante el riesgo de un daño irreparable al bosque, la Comisión urge a las autoridades polacas a responder en el plazo de un mes, en lugar del plazo usual de dos meses”, declaró la Comisión en abril.

“Queremos un bosque, no un parque de robles”.

Traducción de Lucía Balducci