John, un especialista del ejército estadounidense, se hizo vegano en 2018 mientras estaba de servicio en Oriente Medio, tras comenzar a practicar el budismo. “Estando en el Ejército vivo sumergido en un mundo violento, pero intento tener un estilo de vida lo más pacífico posible”, señala. “Elijo no ser violento en mi vida cotidiana, cuando no tengo que serlo. Es algo que encaja con mis creencias religiosas y con mis valores militares”. Si bien la cantidad exacta de veganos en el Ejército no está determinada, John no está solo. Los soldados veganos con los que ha contactado The Guardian aseguran que cada vez son más, reflejando una tendencia social. En 2017, la cantidad de veganos en Estados Unidos se quintuplicó respecto a 2014.
El Ejército ofrece a las tropas un menú kosher, uno halal y uno vegetariano, pero no existen comidas listas para comer (MREs, por sus siglas en inglés) que sean veganas. Como otros soldados veganos, John a menudo tuvo que alimentarse a base de refrigerios. Una vez, pasó un mes entero comiendo solo pan, galletas, manteca de cacahuete y verduras en lata.
“Fue un mes terrible”, afirma. “Estábamos en operaciones y hacíamos sólo una comida al día. Me pasé cuatro días seguidos comiendo sólo guisantes”. John estaba cansado, lo cual es un problema grave para un soldado en combate. “Los soldados tenemos que estar al máximo de nuestras capacidades, tanto mental como físicamente, preparados para cualquier acción”, explica. John prefiere no dar su verdadero nombre.
Cuenta que a menudo le dicen que no es un verdadero hombre si no come carne. “Una vez me dijeron que ser vegano va en contra de Dios y que me hace débil”, recuerda sobre un intercambio que tuvo mientras esperaba para hacerse un examen médico. Como el hombre que le dijo estas cosas tenía mayor rango que él, John no discutió.
“Ser vegano en el Ejército implica aprender que no merece la pena tener ciertas conversaciones”, dice con pesar. “Tengo que aguantar mucha mierda por esto”.
Parte del problema a la hora de reclamar un menú vegano y más opciones vegetarianas en las instalaciones militares es que no hay datos oficiales sobre la cantidad de soldados veganos que hay. Tanto la Agencia de Logística de Defensa (DLA, por sus siglas en inglés) como la oficina de asuntos públicos del Ejército se negaron a comentar si tienen planes de relevar cuántos miembros de las fuerzas armadas necesitan o están interesados en una opción vegana.
La DLA, una agencia nacional que decide el contenido de las MREs, confirma que no hay actualmente comidas veganas, pero se niega a explicar por qué o a decir si se está evaluando cambiar esta situación. “Puede que alguna opción vegetariana haya sido además vegana. Hasta ahora, no ha habido ninguna petición de opción vegana”, responde por correo electrónico la DLA. Cuatro de las 24 opciones de MREs son vegetarianas.
Hace un par de semanas el Fuerte Sill, en Oklahoma, se convirtió en el primero en ofrecer una opción vegana en cada comida, gracias al activismo de un soldado vegano.
Pero en todos los otros comedores, los soldados deben solicitar especialmente una opción vegana, aunque el Ejército no tiene la obligación de aceptar la solicitud. Los novatos a menudo ni siquiera saben que tienen el derecho de solicitar esa opción. Y si lo saben, puede que no quieran llamar la atención pidiendo una comida especial. Lo que suelen hacer es elegir algún primer plato de vegetales o una guarnición, aunque los soldados veganos remarcan que a menudo los vegetales son cocinados con mantequilla; o el bufé de ensaladas, si tienen la suerte de que haya uno.
“Hace dos años, si alguien me decía la palabra 'vegano', yo hubiera respondido que no se molesten hablándome de eso”, dice el suboficial en jefe Thomas Shearin, un mecánico de la Guardia Costera de EEUU que presta servicio en Miami. “A mí no me iban a reclutar. No llegué a la cima de la cadena alimenticia para comer comida de conejo”.
“En Texas, donde crecí, si comías tofu en lugar de pollo a la parrilla, seguro no habías crecido jugando al fútbol”, explica Shearin. Ahora, ya no equipara la carne con la masculinidad y prepara con orgullo un seitán en su casa. Lo más importante, y algo que le ha sorprendido, es que el veganismo se ha convertido en algo más que lidiar con su falta de energía, alta presión arterial y su temor de llegar al peso máximo permitido en el Ejército. En menos de dos años, Shearin afirma que se ha convertido en un defensor del medioambiente y los animales.
Shearin se hizo vegano estando destinado en Arabia Saudí, donde conoció al suboficial en jefe Eric Gibson, que era vegano desde hacía cinco años. Al principio lo hizo para complacer a su esposa, defensora de los derechos de los animales, pero luego se hizo “vegano total” por su salud.
Tanto Shearin como Gibson aseguran que han podido hacer la transición en la Guardia Costera, aunque remarcan que tener un alto rango y no estar destinado en el extranjero les ha ayudado. A diferencia de John, ellos no están restringidos a las MREs y tener un alto rango les hace sentirse cómodos al solicitar un menú vegano. Su rango también hace más probable que el Ejército acepte la solicitud.
Comidas veganas como ayuda humanitaria
Lo interesante es que el Ejército tiene comidas veganas prempaquetadas, sólo que no son para los soldados. Un portavoz de la DLA confirmó que si bien algunas comidas que se reparten como ayuda humanitaria no están clasificadas como veganas, “no contienen ningún producto animal ni derivados, excepto la cantidad mínima permitida de lácteos”. Tiene sentido ofrecer comidas veganas como ayuda humanitaria, ya que se adaptan al menú halal, son menos perecederas y menos costosas.
De hecho, en California, donde una nueva ley les dio a los reclusos el derecho a solicitar comidas veganas, un estudio legislativo concluyó que las opciones veganas son más baratas que la comida tradicional de la cárcel, ahorrándole al estado dinero a largo plazo. Aunque la ley es nueva, significa que los reclusos de California, sean veganos o no, tienen ahora más acceso a comidas veganas que los soldados del Ejército.
En el Ejército también pueden ponerse en juego incentivos económicos. Gibson dice que cree que gran parte de las decisiones del Ejército están vinculadas a las industrias que subsidia el Gobierno, como las industrias cárnica y láctea. Esto puede ser otro obstáculo, pero parece que aún así los soldados cada vez más eligen el veganismo. John dice que ahora otros soldados le cuentan que han conocido a otros miembros veganos ese mismo día, algo que casi nunca le sucedía hace cuatro años.
Shearin también ha visto este cambio: “Ahora encuentro alguien vegano en casi todas las unidades que visito o gente que quiere hacerse vegana y no sabe bien cómo hacerlo”. Él les anima a hacer una prueba de un mes de veganismo y les cuenta que si él pudo hacerlo, cualquiera puede.
“He cambiado mi forma de pensar”, señala Shearin. “Tenemos una responsabilidad con el planeta en que vivimos. Yo le digo a la gente que si comen de forma vegana tres días a la semana, ya están ayudando al planeta. Eso sería un triunfo para ellos y para mí”.