La indignación de la oposición por la demagogia de Donald Trump se convirtió en desconcierto después de que el candidato republicano pasara 40 minutos bailando al ritmo de sus canciones favoritas en un mitin cerca de Filadelfia, lo que llevó a Kamala Harris a expresar su aparente preocupación por su estado mental.
“Espero que esté bien”, publicó en las redes sociales Harris, vicepresidenta de EEUU y candidata demócrata, acompañando las imágenes de una actuación que muchos observadores consideraron extraña, incluso para los estándares de Trump.
El festival de música en Oaks, un suburbio de Pensilvania, se produjo después de que dos asistentes a un mitin en el interior se desmayaran, al parecer a causa del calor. Cuando Trump pidió aire acondicionado, la moderadora del acto, la gobernadora de Dakota del Sur, Kristi Noem, trató de mantener las cosas estrictamente políticas con una broma alusiva a la alta inflación. “Probablemente no puedan permitírselo, señor, con esta economía”, dijo.
Trump decidió entonces cambiar de táctica. “No hagamos más preguntas. Escuchemos música. Pongamos música. ¿Quién demonios quiere oír preguntas, verdad?”, dijo.
Siguió una lista de reproducción de nueve canciones, que incluía las favoritas de los mítines de Trump, como It's A Man's, Man's, Man's World, de James Brown: YMCA de Village People; Nothing Compares 2U, de Sinead O'Connor; y la interpretación de Ave Maria de Luciano Pavarotti, que sonaron mientras el candidato se contoneaba en el escenario o rebotaba suavemente sobre sus talones, y Noem se unía para imitar sus movimientos.
Finalmente, Trump concluyó: “Esas dos personas que cayeron son patriotas. Les queremos. Y gracias a ellos, acabamos con una música estupenda, ¿verdad?”.
El recurso a la música en lugar de la retórica airada y provocadora no estuvo exento de ironías. Una larga lista de artistas musicales, entre ellos Celine Dion, Abba, Neil Young y Bruce Springsteen, han denunciado o tomado medidas legales para impedir que la campaña de Trump ponga sus canciones en los mítines.
También se produjo en un momento en el que Harris pedía a los medios de comunicación y a los votantes que prestaran especial atención a los temas mucho más oscuros que aparecen con más frecuencia en los mítines de Trump para ilustrar la amenaza a la libertad que supondría su regreso a la Casa Blanca.
En un mitin suyo en Erie (Pensilvania) el lunes, Harris tomó la inusual medida de reproducir imágenes de los mítines de Trump en los que describía a sus oponentes como “el enemigo interior”, diciendo que le mostraban como “inestable y desquiciado”.
“Considera enemigo de nuestro país a cualquiera que no le apoye o que no se pliegue a su voluntad”, dijo Harris tras reproducir un fragmento del comentario en una pantalla gigante: “Esta es una de las razones por las que creo firmemente que un segundo mandato de Trump sería un enorme riesgo para Estados Unidos, y peligroso”.
El interludio de Trump recordó los días de su relativa juventud en las décadas de 1970 y 1980, cuando era un fijo en el club nocturno Studio 54 de Nueva York y se codeaba con celebridades como Mick Jagger y Diana Ross. A pesar del entusiasmo profesado por el expresidente por los éxitos vintage de la época, el fundador del local dijo a The Guardian en 2018 que nunca vio bailar a Trump cuando estuvo en el club.
El personal de Trump describió el episodio como un alegre “festival del amor” –quizás tratando inconscientemente de imitar el tema de la “alegría” que Harris proclamó en las primeras etapas de su campaña–.
“Fiesta del amor total en el ayuntamiento de Pensilvania! Todo el mundo estaba tan emocionado que se desmayaba, así que @realDonaldTrump recurrió a la música”, escribió en X Steven Cheung, un portavoz de la campaña de Trump. “¡Nadie quería irse y quería escuchar más canciones de la famosa lista de reproducción de Spotify de DJT!”.
Karoline Leavitt, otra portavoz, publicó simplemente: “DJ Trump”.
Otros usuarios de las redes sociales estaban menos impresionados. “Donald Trump no está bien”, escribió uno. “Terminó su acto antes de tiempo y luego se quedó de pie en el escenario torpemente durante casi 30 minutos mientras sonaba música aleatoria por la megafonía”. Otro lo calificó de “absolutamente ENFERMO”.