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“No volverás a trabajar”: mujeres cuentan cómo el acoso sexual acabó con sus carreras

Molly Redden

Nueva York —

Impacta ver cómo muchas de las historias de mujeres víctimas de acoso sexual que están saliendo a la luz a raíz del caso de Harvey Weinstein, aunque vienen de distintos campos –desde la política a los medios de comunicación, pasando por la industria del entretenimiento– suelen compartir un final similar.

Ya sea el abuso, la negativa de la víctima a permanecer callada, o las dos cosas, cierran la puerta a oportunidades laborales y hacen mella –a veces terminal– en sus carreras. En algunos casos, la víctima no vuelve a trabajar en su industria.

Hablamos con mujeres que han alzado la voz sobre el coste impuesto por el acoso sexual sobre sus futuros y sus carreras. Al mismo tiempo que la sociedad debate sobre las consecuencias que deben acarrear los supuestos acosadores, está claro que estas mujeres ya han sufrido un castigo.

“Habrá consecuencias a estas acciones, pero es demasiado poco, demasiado tarde”, dice una de las mujeres, Janelle Asselin, antigua editora en DC Comics. “Para la gente que fue acosada y agredida, las consecuencias son algo con lo que llevan años viviendo”.

La editora de cómics

“Cuanto más cómics leo, más siento que las posibilidades son ilimitadas”, dice Asselin, recordando los tiempos en los que trabajaba en la editorial detrás de Batman, Superman, Wonder Woman y películas de alto presupuesto de superhéroes como la recién estrenada Liga de la Justicia.

“Si estás en DC, estás en la cima del mundo del cómic”, dice Asselin. “Sientes que has conseguido entrar en este maravilloso club en el que sólo una pequeña élite consigue trabajar. Para mí, era un sueño hecho realidad”.

Asselin ascendió hasta ser editora asociada de una de las propiedades más preciadas de DC, los cómics de Batman. Desde este pedestal, guiaba el nacimiento de uno de los primeros personajes bisexuales, Starling, y puso el freno a las fórmulas sexistas en las tramas narrativas.

“Había una trama en un cómic de Robin en la que el escritor quería engañar a la villana femenina con chocolate. Porque es una mujer”, recuerda Asselin con una carcajada. Era la primera vez que se oponía a una trama principal, y ganó.

Pero su tiempo en DC sería breve. Después de que ella, junto a un grupo de mujeres, denunciaran a Recursos Humanos que Eddie Berganza, uno de los editores más estimados por la compañía, les había realizado comentarios sexuales en 2010, Berganza recibió un ascenso. Asselin dimitió.

Berganza, que fue despedido a principios de este mes después de un informe de BuzzFeed sobre las acusaciones contra él, no ha respondido públicamente a las acusaciones y no ha devuelto las peticiones de the Guardian a comentar, ni tampoco DC.

A principios de noviembre, Asselin tuiteó: “Amaba mi trabajo en DC hasta que las cosas empeoraron aquel año. Nunca habría dimitido si no fuera por la falta de respeto de DC hacia las mujeres que dieron un paso adelante. Mi carrera y mi vida habrían sido muy distintas si Eddie Berganza no fuese como era”.

“Subestimé cómo sería el impacto psicológico de denunciar y de ver cómo DC le ascendía”, dice Asselin a the Guardian. Al final, “odiaba ir al trabajo, porque tenía una visión muy negativa de la compañía y sus prioridades”.

Asselin empezó en un nuevo puesto de trabajo con Disney pero fue despedida más tarde. Trabajar como periodista de cómics y empezar su propia editorial le dio algo de satisfacción, pero finalmente la acabó quemando. Ahora, Asselin trabaja de perita para una aseguradora de indemnizaciones para trabajadores.

“Mi carrera se vio impactada por esto para siempre”, dice Asselin. “Es duro saber qué habría pasado si hubiesen hecho algo... pero siento que muchas mujeres de las que se fueron todavía estarían allí”.

La guionista de televisión

En otoño de 2009, la carrera de Kater Gordon llegó a un punto álgido con el que muchos escritores sólo pueden soñar: compartir un Emmy como guionista de la segunda temporada de Mad Men.

No ha trabajado en televisión desde entonces.

Hace poco compartió con The Information la razón. El creador de la serie, Matthew Weiner, la acosó sexualmente. El incidente le quitó toda la confianza en sí misma y la llevó a una “situación de perder o perder”: sentía que podía acabar con su carrera si desafiaba a Weiner, pero no sentía que podía seguir trabajando con él si no lo hacía.

Weiner niega el acoso a Gordon. Después de dejar el equipo de guionistas de Mad Men, sus intentos de permanecer en televisión se vieron perseguidos por los rumores de la prensa rosa de que Weiner y ella tenían una relación.

“Tenía el premio Emmy, pero en lugar de poder usarlo como catapulta para el resto de mi carrera, se convirtió en un ancla porque sentía que tenía que responder a las conjeturas que aparecían en la prensa”, dice la guionista. “Al final, abandoné en lugar de contraatacar”.

En una entrevista con the Guardian, Gordon, que está fundando una organización sin ánimo de lucro para ayudar a víctimas de acoso sexual, asegura: “Todos estamos pagando un precio por el acoso”.

“Al apartar de la fuerza de trabajo a gente con talento, capaz y dispuesta, estamos bloqueando nuestra habilidad para sacar provecho de todo el potencial de nuestra sociedad al completo. Cuando grandes sectores de la población se sienten inseguro o se aparta por completo –o son apartadas involuntariamente– de la fuerza de trabajo, estamos limitando nuestro potencial. A gran escala”.

La diseñadora de vestuario

En 2010, Emma Bowers era una de los miles de luchadores que realizan trabajos creativos en Hollywood, por salarios pequeños o inexistentes, con la esperanza de encontrar un lugar en la industria.

El oficio de Bowers era el diseño de vestuario. Esto la hacía muy vulnerable a ser explotada, explica ella. Aceptó un trabajo no remunerado para Andy Signore, el creador de la serie de YouTube Honest Trailer. Ella afirma que la acosó sexualmente y que él respondió ferozmente cuando Bowers habló de su comportamiento con compañeros de trabajo. Signore no ha compartido un comunicado público sobre las acusaciones y tampoco ha respondido a las solicitudes de comentario de the Guardian.

“Mató mi deseo de trabajar en la industria”, asegura Bowers a the Guardian. “Tuve como un derrumbamiento. Me dije ‘Estoy harta de esta industria, no quiero estar en este mundillo nunca más’. Y después de eso, no lo estaba”.

Ahora trabaja en un refugio de animales, a veces hace talleres educativos para niños. “Los animales y los niños son más agradables conmigo de lo que la industria del cine fue jamás”, dice sonriendo.

La periodista

Michael Oreskes estuvo décadas en la cima del periodismo, primero como jefe de la readación de Washington del New York Times, después como director editorial de NPR. Hasta el momento, al menos una periodista le ha acusado de acoso sexual, asegurando que Oreskes le quitó toda confianza para alcanzar las mismas alturas.

“Cuando fui a verle por primera vez, fue después de reunir el valor suficiente para tratar de ser audaz y luchar conmigo misma para conseguir un trabajo mejor, y después de lo que pasó con él, nunca volví a intentarlo”, le contó a the Washington Post.

Oreskes no ha comentado de manera pública las acusaciones de acoso, pero en una memoria interna obtenida por la CNN, escribió: “Siento muchísimo haber herido a gente. Mi comportamiento fue erróneo e inexcusable, y acepto toda responsabilidad”.

La periodista, que pidió permanecer en el anonimato para no perjudicar a sus perspectivas laborales, añadió: “La peor parte del encuentro con Oreskes no fueron las extrañas ofertas de un almuerzo del servicio de habitaciones o el beso con lengua que me propinó, sino el hecho de que destrozó mis ambiciones por completo”.

Las actrices

Sophie Dix sentía que estaba a punto de alcanzar el éxito. Entonces conoció a Harvey Weinstein.

Ahora guionista, Dix en los 90 era una actriz con un currículum en auge, interpretando papeles codo con codo a Donald Pleasence y Colin Firth. Weinstein, asegura, interrumpió su ascenso después de que la asaltase sexualmente en una habitación de hotel una noche y de que ella se negase a mantener lo sucedido en silencio.

“Me topé con un muro de silencio”, cuenta a the Guardian. “La gente que trabajaba en la película fue genial conmigo, también mis amigos y mi familia fueron asombrosos y muy comprensivos, pero la gente de la industria no quiso saber nada sobre esto, no querían escucharlo”.

Dix no sabe lo que pasó exactamente detrás de las cámaras, pero nunca volvió a interpretar otro papel.

Por una parte, quedó satisfecha con esto. “Decidí que si eso era ser actriz, no quería serlo”. Así que se lanzó a su carrera de guionista. Pero el ataque, asegura, “fue lo peor que le ha pasado en la vida” y dio al traste con sus ambiciones actorales.

Weinstein ha negado una y otra vez toda acusación de sexo no consentido, aunque parece que sí que reconoce haber acosado sexualmente a algunas trabajadoras.

“Había hecho algo de televisión y varias cosas antes, pero esa era mi gran oportunidad en una película”, recuerda Dix. “Ya tenía una carrera decente, pero solo en televisión. En realidad nunca tuve una carrera en el cine. Creo que mi carrera cinematográfica fue cortada de un plumazo”.

“Algunos amigos me han llamado después de que se publicasen los artículos en el New York Times; algunos ahora son muy famosos, y me dicen: 'Ese fue el momento en el que cambió todo para ti”.

Otros creen que Weinstein jugó un papel activo para echarlos de la industria.

Annabella Sciorra, que ha acusado a Weinstein de violarla de manera violenta, cree que utilizó su poder para enturbiar su reputación. “Desde 1992, no volví a trabajar hasta 1995”, aseguró en el New Yorker. “No pararon de obstaculizarme, me decían 'hemos oído que eres complicada y esto y lo otro'. Creo que todo eso fue producto de la maquinaria Harvey”.

Su amiga, la actriz Rosie Pérez, le dijo que acudiese a la policía. “Ella dijo, no puedo ir a la poli, está destrozando mi carrera”. El productor de Hollywood tenía un famoso historial de matón y manipulador de los medios.

Darryl Hanna asegura que hubo “repercusiones instantáneas” por resistirse a sus insinuaciones. El avión de Miramax despegó sin ella en un estreno internacional de Kill Bill 2, y sus vuelos, peluqueros y alojamientos fueron cancelados en otro. “Pensé que todo formaba parte de las repercusiones, ya sabes, que era su contragolpe”.

“Este miedo a perder tu carrera no es el miedo a perder el ticket de un vestido prestado y los pendientes que alguien ha pagado para que tú te pongas”, explica la actriz Ellen Barkin. “Es el miedo a perder tu capacidad de mantenerte, para mantener a tu familia, y esta es la jodida realidad, tanto si eres la mayor estrella del cine como la asistente peor pagada”.

La ganadora de un Emmy y un Globo de Oro Jane Seymour era una joven actriz cuando rechazó las proposiciones “del hombre más poderoso de Hollywood en ese momento”.

Seymour cuenta que el hombre, al que no ha querido identificar, amenazó con ponerla en una lista negra si revelaba los detalles del encuentro. “No volverás a trabajar nunca en ningún sitio del planeta”, le dijo. Para Seymour fue “devastador” y dice que hizo que dejase de actuar por lo menos un año, y casi para siempre.

Las asistentes de producción

Las asistentes del estudio Weinstein Company también dicen que fueron los abusos los que les obligaron a dejar la industria.

Emily Nestor era una mujer graduada en derecho y estaba en ese momento estudiando en la escuela de negocios cuando consideró transformar un puesto temporal en Weinstein Company en una carrera en el cine. Después, Weinstein empezó a hacerle proposiciones sin descanso.

“La verdad es que estuve traumatizada un tiempo, en cuanto a sentirme acosada y con miedo”, recuerda Nestor. “Me hizo sentir verdaderamente desanimada que esto pudiera ser algo que sucedía con regularidad. Decidí dejar el entretenimiento por ese incidente”.

Las humoristas

Louis CK era uno de los nombres más venerados en el mundo de la comedia, al igual que su agente.

Eso resultó ser un obstáculo en la carrera de las cómicas Dana Min Goodman y Julia Wolov, que aseguran que el cómico se insinuó a ambas y después se cabreó cuando ellas le contaron a sus amigos del mundillo lo que había pasado.

Cada vez que veían al agente de Louis CK, Dave Becky, vinculado a algún proyecto –eso pasaba muchas veces– ni siquiera se molestaban en presentarse. “Supimos inmediatamente que nunca podríamos ni presentar nuestro material”, contó Wolov al Times.

Louis CK ha dicho que las denuncias sexuales contra él son ciertas. “Yo nunca amenacé a nadie”, se ha defendido Becky.

Abby Schachner contó que se quedó completamente desanimada cuando llamó a Louis CK para invitarle a un show y él se masturbó durante la llamada. El incidente fue una de las cosas que hizo que dejase el mundo de la comedia. Hoy, es ilustradora de libros para niños.

“Si ni siquiera puedo hacer una llamada, ¿cómo voy a intentar hacer de esto una carrera?”, pensó Schachner de sí misma en aquel momento“, cuenta a the Guardian. ”Mina tu confianza... y si no te sientes con confianza, es mejor que te escondas“.

Traducido por Marina Leiva y Cristina Armunia