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Trump arranca su campaña para las primarias de 2024 con un discurso contra la “ideología de género” y los “globalistas”

Javier de la Sotilla

Washington —
29 de enero de 2023 06:53 h

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“Estoy más cabreado y comprometido que nunca”, ha dicho Donald Trump a sus críticos, este sábado en Salem (New Hampshire), durante el primer acto de su campaña para las primarias presidenciales de 2024. El expresidente se encuentra en el momento más bajo de su carrera política: encadena tres ciclos electorales decepcionantes, su liderazgo está siendo abiertamente cuestionado dentro del Partido Republicano, le han salido competidores domésticos y las numerosas causas judiciales abiertas empiezan a pasarle factura. Sin embargo, eso no frenó su afrenta por volver a postularse –por tercera vez– para ocupar el Despacho Oval. 

“Necesitamos a un líder que pueda hacer frente a la izquierda, a los medios de comunicación y al Estado profundo. Alguien que se ponga de pie frente a los globalistas y China, y que defienda América”, ha dicho durante su segundo discurso del día, en la ciudad de Columbia, (Carolina del Sur), y ante sólo unas 500 personas, lejos de los miles de seguidores que acostumbraba a reunir en este Estado sureño. En su vuelta al ruedo electoral, y en su primera aparición pública en dos meses lejos de su residencia de Mar-a-Lago, Trump ha recuperado el discurso radical, populista y frentista que lo aupó al poder en 2016, y que había moderado en los últimos meses después de los malos resultados electorales en las elecciones de mitad de mandato.

Contra la “ideología de género” y el “Estado profundo”

En una comparecencia más breve de lo habitual, el expresidente ha sacado todo su arsenal discursivo contra Joe Biden y el partido demócrata. “Terminaremos con los pervertidos de izquierda, que están adoctrinando a nuestra juventud. Sacaremos sus manos marxistas de nuestros niños. Derrotaremos el dogma de la ideología de género y reafirmaremos que Dios creó dos géneros, llamados hombre y mujer. No permitiremos que los hombres participen en deportes de mujeres, y con ello, salvaremos la dignidad de las mujeres y del deporte femenino. Destronaremos el régimen de censura y devolveremos la libertad de expresión. Encontraremos los actores del estado profundo, vendidos al gobierno, y los acompañaremos a la salida de los edificios federales. Pararemos la instrumentalización de la justicia como arma política”, ha dijo durante el discurso en Columbia, sintetizando los mantras ultraconservadores que se han adueñado de muchos votantes republicanos.

También se ha referido a los documentos clasificados que los abogados de Biden encontraron en noviembre en su despacho en Washington, y en las últimas semanas, en su residencia de Delaware. En una comparación imposible de ganar, Trump se ha referido a los miles de documentos gubernamentales, cientos de ellos clasificados, que el FBI encontró en Mar-a-Lago. Ha dicho que, a diferencia del caso de Biden, él tenía los documentos “guardados bajo llave y reforzados con otra llave”, y aun así el FBI “asaltó” su residencia privada. Sin embargo, ha dicho que los que le encontraron a Biden debían estar “húmedos y sucios”, pues los encontraron en su garaje. 

En esta comparación, Trump ha obviado dos diferencias clave entre ambos casos: en primer lugar, el número de documentos encontrados no es comparable, pues difiere en miles; en segundo lugar, Trump se negó a entregar los documentos cuando la justicia se los pidió, por eso el FBI entró en su casa después de una orden judicial, mientras que, en el caso de Biden, fue su propio equipo legal quien los entregó al Departamento de Justicia.

Además, durante su discurso de este sábado, Trump ha insistido en las falsedades y generalizaciones que acostumbra a lanzar en materia migratoria. “Está habiendo una invasión en la frontera sur. Vienen de prisiones, de instituciones mentales y de otros muchos lugares malos, y tenemos que evitarlo: tenemos que expulsar toda la mala gente, cuanto antes mejor. No podemos permitir que sigan enviando asesinos, violadores y terroristas”.

Trump pierde apoyos

Cada vez son más los republicanos que se atreven a cuestionar públicamente el liderazgo de Trump. Y no por motivos ideológicos, sino estratégicos: no creen que tenga el suficiente capital político para ganar las elecciones generales, en el hipotético caso que gane las primarias republicanas. “Apoyé a Trump el 2016 y el 2020, pero ya va siendo hora de pasar página”, escribió Oscar Brock, miembro del Comité Nacional Republicano, en un email masivo a los miembros de su partido, “sé que muchos de vosotros sentís el mismo”. Otra voz crítica, el republicano John Hammond, declaró que el partido “tendría que abandonar el culto a la personalidad” si quiere recuperar la presidencia del país.

Cuando apenas falta un año para que empiecen las primarias (el 22 de enero en Iowa y el 30 a New Hampshire), Trump sigue siendo el único candidato oficial de su partido y, entre los nombres que suenan para confrontarlo, es el mejor posicionado. Pero esto no significa que no haya alternativas firmes, como el gobernador de Florida, Ron DeSantis, o tres exmiembros de la Administración Trump: Nicki Haley, Mike Pence y Mike Pompeo. 

Según una reciente encuesta del Emerson College, Trump tiene el apoyo del 55% de los votantes para ganar las primarias, aproximadamente el doble de su principal competidor, DeSantis. Durante su comparecencia, Trump se ha referido a la posibilidad de que el gobernador se postulara como su rival para las presidenciales, afirmando que sería “un gran acto de deslealtad”. Ninguno de los nombres que suenan para enfrentarse a Trump ha dado todavía el paso definitivo. En parte, con un sentido estratégico: esperar que otro candidato se presente y se convierta en la diana del aparato mediático trumpista; pero también, por miedo a no poder sostener a nivel económico una campaña contra Trump durando tanto de tiempo. Así lo han asegurado varios estrategas republicanos al medio estadounidense Politico, que prevén la presentación de nuevos candidatos a partir de la primavera.

Además de su popularidad, también está en decadencia el apoyo económico para financiar la campaña de Trump. En las últimas semanas se ha sabido que dos grandes donantes republicanos, Bernie Marcus, fundador de Hombre Depot, y Miriam Adelson, médica y filàntropa, y viuda de Sheldon Adelson, un magnate de casinos, han retirado su compromiso a Trump, según han publicado varios medios norteamericanos.