Después de meses de constantes desencuentros, el presidente estadounidense, Donald Trump, y la élite de la prensa política de Washington enterraron el hacha de guerra por unas horas durante la exclusiva cena del club Gridiron, en la que el mandatario bromeó sobre diversos temas de actualidad.
“No voy a descartar una conversación directa con Kim Jong-un; respecto al riesgo de tener que tratar con un loco, ese será su problema, no el mío”, señaló el presidente al dirigirse a los cerca de 660 invitados que acudieron al evento, entre los que había reporteros, políticos, empresarios y altos funcionarios.
Otro de sus históricos antagonistas, el ya fallecido líder cubano Fidel Castro, también se coló en la alocución presidencial cuando Trump afirmó que con sólo mentar su nombre habría conseguido que toda la bancada demócrata le hubiera ovacionado en pie durante el pasado discurso sobre el Estado de la Unión.
Uno de los chascarrillos de Trump mejor recibidos por los asistentes, sin embargo, no tuvo a un enemigo como blanco de sus chanzas, sino que hacía referencia directa a su yerno, Jared Kushner, quien esta semana vio rebajada su credencial de seguridad en la Casa Blanca de 'alto secreto' a 'secreto'.
“Antes de empezar me gustaría disculparme por llegar un poco tarde. Ya sabéis, llegamos tarde esta noche porque seguridad no dejaba pasar a Jared”, bromeó.
El presidente acudió a la gala acompañado por su esposa Melania y por el vicepresidente del país, Mike Pence, quien el año pasado ocupó el vacío dejado por Trump en la tribuna y que nuevamente asistió al evento acompañado por su mujer, Karen Pence.
También acudieron al evento, que tuvo lugar en el Renaissance, un céntrico hotel de la ciudad de Washington, la hija mayor del mandatario, Ivanka Trump, y su marido, Jared Kushner, ambos además asesores de la Casa Blanca.
Después de que el año pasado, Trump rechazara acudir tanto a esta gala como a la cena de corresponsales de la Casa Blanca, su participación de anoche fue interpretada por algunos expertos como una pequeña tregua con la industria de la información, a la que ha acusado en numerosas ocasiones de fabricar noticias falsas ('Fake News') con el fin de perjudicarle.
De hecho, apenas unas horas antes de acudir a la gala, el mandatario empleó su cuenta personal de Twitter, una vez más, para atacar a los grandes medios de comunicación estadounidenses, a los que acusó de haberse vuelto “locos” y de los que, según dijo, “se mofa todo el mundo”.