La luna de miel entre Israel y Estados Unidos vive anualmente su punto dulce con la celebración de la conferencia de AIPAC (American Israel Public Affairs Committee), el poderoso lobby proisraelí de EEUU. Reivindicado como un evento bipartidista, este año, en cambio, ha servido para agravar la polarización en EEUU.
“Los demócratas han demostrado ser anti-Israel. No hay duda y es una desgracia. No sé lo que les ha pasado, pero están totalmente contra Israel y, honestamente, creo que son antijudíos”, afirmó Donald Trump el viernes de cara a la conferencia (24-26 de mayo) y la negativa de varios candidatos demócratas a acudir.
Los candidatos demócratas a la presidencia buscan distanciarse de Israel y de la política de Trump hacia su aliado de Oriente Medio. Siete candidatos a las primarias anunciaron públicamente que no asistirían al evento de este año, entre ellos los senadores Elizabeth Warren, Bernie Sanders y Kamala Harris, además de Beto O'Rourke y Julián Castro, entre otros. Sin embargo, en el evento sí que ha habido presencia demócrata. Nancy Pelosi, portavoz de la Cámara de Representantes, y Charles Schumer, líder de su formación en el Senado, son parte del programa.
“Sanders no tiene intención de ir a la conferencia de AIPAC. Le preocupa la plataforma que AIPAC está dando a líderes que han expresado fanatismo y que se oponen a una solución de dos Estados”, afirmó su asesor, Josh Orton.
La presión que sienten los candidatos demócratas por distanciarse del lobby proisraelí ha llevado incluso a Kamala Harris, que participó en la conferencia de 2017 y 2018, a hacer pública su intervención 'off the record' del año pasado.
O'Rourke, por su parte, ha criticado abiertamente a Netanyahu en varios mítines y encuentros con votantes. “Tenemos un primer ministro en Israel situado abiertamente junto a racistas y que en elecciones previas ha advertido de que los árabes estaban yendo a votar”, afirmó el candidato demócrata la semana pasada cuando se le preguntó si las donaciones que había recibido de defensores de Israel habían influido en sus políticas. O'Rourke ya fue víctima de una campaña crítica de AIPAC en 2014 tras votar en contra de enviar más ayuda a Israel durante la ofensiva de Gaza.
“Primero abrazando el extremismo de derechas. Ahora manipulando a la prensa libre, aceptando sobornos y comerciando con favores gubernamentales. Las acusaciones contra el primer ministro Netanyahu son graves”, afirmó Elizabeth Warren a principios de mes en lo que es una inusual ola de críticas hacia el gobernante israelí.
Las dudas respecto a la conferencia, en la que participa el secretario de Estado de EEUU, Mike Pompeo; el vicepresidente, Mike Pence; y la antigua embajadora de EEUU ante la ONU, Nikki Haley, entre otros muchos, han aumentado por la radicalización del primer ministro israelí y el apoyo incondicional que recibe del gobierno de Trump.
Netanyahu se presenta a la reelección en los comicios del 9 de abril con un discurso muy duro en el que incluso ha abogado por un pacto con el partido de extrema derecha Otzma Yehudit (Poder Judío), involucrado en ataques violentos contra palestinos y cuyos miembros celebran un atentado que mató a 29 palestinos en Hebrón en 1994. Hasta AIPAC ha criticado la aproximación de Netanyahu a esta formación. “AIPAC tiene la política de no reunirse con miembros de este partido racista y reprochable”, señaló el lobby en sus redes sociales.
En el Congreso también se están produciendo cambios: la congresista demócrata Ilhan Omar ha sido muy criticada y acusada de antisemita por cuestionar la influencia de Israel en EEUU, así como el nivel de influencia de AIPAC sobre los congresistas. Otra congresista, Rashida Tlaib, de origen palestino, propuso tras ser elegida un viaje a Cisjordania para una delegación del Congreso, mostrando así su rechazo al tradicional viaje pagado organizado por AIPAC para los nuevos congresistas.
La semana pasada, el secretario de Estado, Mike Pompeo, visitó Israel a menos de un mes de las elecciones generales. La visita se percibió como una clara muestra de apoyo a Netanyahu de cara a los comicios. “[El viaje] no envía ningún mensaje. Israel es un aliado. No nos vamos a meter en la política doméstica de otro país”, afirmó el portavoz del Departamento de Estado. Con Pompeo allí, Trump anunció el reconocimiento de la soberanía israelí sobre los Altos del Golán, territorio ocupado a Siria tras la guerra de 1967. Esta decisión supone una alteración de la política de no reconocer cambios territoriales logrados por la fuerza.
“Trump acaba de hacer historia. Lo ha vuelto a hacer. Primero reconoció Jerusalén como la capital de Israel y trasladó la embajada de EEUU. Después se retiró del desastroso tratado con Irán y volvió a imponer sanciones. Pero ahora ha hecho un acto de igual importancia histórica: ha reconocido la soberanía de Israel en los Altos del Golán”, afirmó Netanyahu delante de Pompeo.
Desde AIPAC, restan importancia a la ausencia de los candidatos demócratas: “Desde 2008 solo hemos tenido candidatos a la presidencia en años de elecciones”. Sin embargo, la ausencia de estos candidatos en la conferencia y sus críticas abiertas a la política del Gobierno de Israel sí plantean una posible ruptura futura en el tradicional consenso bipartidista a favor de Israel.