Donald Trump elegirá al senador hispano Marco Rubio para el cargo de secretario de Estado de su nuevo gobierno, según ha informado Reuters. El New York Times había avanzado la información, citando fuentes conocedoras del proceso, aunque también advierte que Trump podría cambiar de opinión a última hora. Ninguna de las dos partes aún han confirmado la información. De ser así, Rubio, de 53 años, será el primer latino en liderar la diplomacia estadounidense.
La decisión de poner a un latino al frente de la política exterior estadounidense también tiene un valor simbólico de cara a la comunidad hispana. El voto latino, especialmente el de los hombres, ha jugado un papel decisivo estas elecciones para que el magnate pueda volver a la Casa Blanca. A pesar de su retórica racista, la selección de Rubio para un cargo tan importante dentro de su administración también es una manera de granjearse la simpatía de uno de los grupos demográficos más grandes del país. Estas elecciones, los latinoamericanos representaron el 15% del total del electorado a nivel nacional.
Rubio, que es senador por Florida desde 2010, ha destacado por sus posiciones duras respecto a China e Irán. También ha apoyado sanciones a Venezuela, Cuba y Nicaragua. La visión de Rubio sobre Pekín y Teherán se alinea con las promesas que ha hecho Trump sobre una presidencia que sea temida por parte de los principales rivales a nivel internacional. La nueva administración entrante se enfrentará a un escenario internacional marcado por la guerra de Ucrania, la escalada en Oriente Medio y las aspiraciones anexionistas del gigante asiático en el Mar de la China Meridional. Un contexto donde Rusia, Irán y China están aliándose en pos de intereses comunes.
El futuro secretario de Estado fue uno de los senadores republicanos que siguió las directrices de Trump y votó en contra del paquete de ayuda militar de 95 mil millones de dólares para Ucrania, y que estuvo encallado hasta el pasado abril. En entrevistas recientes, Rubio ha asegurado que Ucrania necesita buscar un acuerdo negociado con Rusia para poner fin al conflicto y dejar de lado sus intentos por recuperar los territorios ocupados. “No estoy del lado de Rusia, pero desafortunadamente, la realidad es que la forma en que va a terminar la guerra en Ucrania es con un acuerdo negociado”, dijo Rubio a NBC en septiembre.
Por lo que respecta a la guerra de Gaza, el senador de Florida ha mostrado un marcado perfil proisraelí. El noviembre del año pasado, poco después de que estallara el conflicto, Rubio aseguró a un grupo de activistas propalestinos que no pediría un alto el fuego, sino “todo lo contrario”. “Quiero que entiendan esto: quiero que destruyan cada elemento de Hamás que puedan encontrar. Estas personas son animales despiadados que cometieron crímenes horribles, y espero que publiquen eso”, decía Rubio en el vídeo que fue colgado por uno de los activistas en la plataforma X.
La selección de Rubio, junto a la congresista proisraelí Elise Stefanik, confirma la voluntad de Trump de cerrar filas con Israel en medio de una comunidad internacional cada vez más crítica con la actuación de Tel-Aviv. El republicano parece apuntar maneras para superar la administración del actual presidente Joe Biden, quien ha liderado una de las presidencias más proisraelís de la historia de EEUU.
A pesar de compartir buena parte de las posiciones de Trump en política exterior, Rubio fue uno de los impulsores en 2023 de una legislación que hace más difícil para cualquier presidente ordenar que Estados Unidos abandone la OTAN. La norma, que Biden firmó como ley en 2024, establece que para retirarse de la Alianza es necesario tener apoyo de dos tercios del Senado o bien que el Congreso lo autorice mediante una ley. Trump siempre ha lamentado que Estados Unidos aporta más dinero que sus socios europeos a la Alianza y a principios de año aseguró que “animaría” Rusia a atacar aquellos aliados que no contribuyan suficiente en defensa.
A lo largo de la campaña, Trump ha asegurado que China, Rusia e Irán se estaba haciendo fuertes dentro del sistema internacional porque no sentían miedo por el actual presidente Joe Biden. Por lo que el ahora presidente electo prometió volver hacer que Estados Unidos fuera una potencia “temida” por sus rivales. Aunque Trump, más que generar temor, despierta la simpatía del presidente ruso Vladímir Putin, con quien siguió manteniendo el contacto después de dejar la Casa Blanca.
En verano, su nombre era uno de los que se barajaba como posible vicepresidente de Trump. A pesar de que compitió en las primarias de 2016 y su relación no empezó con buen pie, Rubio ha sido capaz de escalar posiciones y convertirse en una de las figuras que orbitan alrededor del ahora presidente electo.