En un país más fracturado que nunca, el expresidente Donald Trump está a punto de convertirse, de forma oficial, en ganador de las elecciones de Estados Unidos de este martes. El escrutinio avanza despacio en el Medio Oeste, pero los caminos de Kamala Harris para la victoria se desvanecen.
El republicano ha logrado la victoria en Pensilvania, Georgia y Carolina del Norte, y tiene Arizona al alcance de la mano, mientras continúa la incertidumbre en Wisconsin y Michigan, donde las señales también sugieren una victoria de Trump. El escrutinio más completo en estos estados puede tardar varios días, pero Trump lo tiene al alcance de la mano –224 compromisarios de Harris frente a los 267 de Trump, a tres de la victoria–.
La campaña de Harris anunció que no hablaría este martes por la noche ante sus seguidores, cuando cundían las señales que apuntaban en dirección a Trump.
Por ejemplo, los primeros resultados mostraban más apoyo al republicano en algunos barrios de Dearborn, la ciudad con más concentración de árabe-estadounidenses de Estados Unidos y donde parte de los votantes demócratas estaban desmovilizados por la guerra de Gaza. La campaña de Harris también mostraba vulnerabilidades en la comunidad judía de Michigan, escéptica sobre su apoyo a Israel en comparación con Joe Biden.
Fiesta de Trump en Florida
El ex presidente ha convocado a algunos de sus amigos y aliados políticos a pasar el recuento electoral en su mansión de Mar-a-Lago, en Florida. Entre ellos, Eduardo Bolsonaro, hijo del ex-presidente brasileño Jair Bolsonaro; y el líder ultra británico, Nigel Farage, así como el dueño de Tesla y de X, Elon Musk; o el presentador de Fox News, Tucker Carlson.
Tucker Carson ha acompañado a Trump en varios actos electorales, como aquel en el que el ex presidente le dijo que Liz Cheney –republicana que ha pedido el voto para Harris– “debería sentir” lo que es tener “nueve fusiles disparando a la cabeza”.
Mientras Trump seguía el recuento con sus amigos en su mansión, a escasos kilómetros, en el Centro de Convenciones de Palm Beach, se congregaban algunos de sus seguidores con ganas de celebrar la victoria electoral.
“Es un movimiento inédito, el movimiento político más importante de la historia”, ha dicho Trump ante sus seguidores: “Vamos a ayudar a nuestro país. Vamos a arreglar nuestras fronteras, vamos a arreglar todo lo que está mal nuestro país. Hicimos historia por una razón, superamos todos los obstáculos y hemos conseguido algo increíble. Es una victoria que nos permite hacer América grande de nuevo”.
“Es una victoria política que nuestro país nunca ha visto antes, nada como esto”, ha dicho el expresidente: “Quiero agradecer al pueblo estadounidense por el extraordinario honor de ser elegido su 47º presidente y su 45º presidente”.
País dividido
La brecha en el país entre dos candidatos opuestos en estilo, sustancia, género y experiencia vital es todavía mayor, con una nueva fractura entre el Medio Oeste y el sur del país. La principal preocupación entre los estadounidenses, según las encuestas a pie de urna, se partía entre los preocupados por la democracia –los demócratas– y los movidos por la economía y la migración –los republicanos–, en un momento en el que el país puede volver a ser liderado por un político que promete perseguir a sus percibidos como enemigos, purgar la Administración y comportarse como un “dictador” (sus colaboradores más estrechos en su primer Gobierno le definen como “fascista”).
Las victorias más abultadas de Trump en Florida y Georgia, estados que estaban tradicionalmente más divididos, y en Kentucky y Virginia Occidental, bastiones republicanos, y el mayor giro hacia Harris en comparación con Biden hace cuatro años en estados tradicionalmente demócratas pintan un país cada vez más segregado geográficamente.
Más latinos pro-Trump
Algunas encuestas a pie de urna indican que en algunos estados la ventaja de los demócratas respecto a los republicanos entre la población que se identifica como latina o hispana ha mermado. Harris ganó entre estas comunidades, pero con menos margen respecto a la victoria de Biden hace cuatro años en una tendencia que se ha notado en la última década, especialmente entre los hombres.
Sin embargo, hay grandes diferencias según los estados, en particular por el efecto de la victoria de Trump entre los puerrtoriqueños en Florida, donde el republicano ha arrasado.
Participación alta
Desde los primeros datos locales se apuntaba a un nivel de participación inusualmente alto. “Hoy cuando salimos a abrir, había una fila alrededor de toda la manzana. Nunca habíamos visto eso antes”, explicaba este martes por la mañana Eileen Walker, una enfermera jubilada y representante del comité demócrata del distrito en el centro de Filadelfia. Ella lleva toda su vida involucrada en política y aseguraba que nunca había visto tanta movilización como en estas elecciones.
Las colas por todo el país se alargaban varias manzanas de votantes que apuraban el cierre de los colegios electorales, que tenían la obligación de dejar a votar a quien estuviera en la fila antes del final de la votación.