Trump cree que las elecciones presidenciales de noviembre serán “la mayor estafa de todos los tiempos” si se utiliza el voto por correo universal, al que ha declarado la guerra en varias ocasiones. En este tipo de votación hay una herramienta fundamental que garantiza el derecho a voto de muchos estadounidenses, el servicio postal (USPS). El pasado mayo, el presidente nombró a un aliado y donante de su campaña, Louis DeJoy, como nuevo director general del USPS. DeJoy puso en marcha una serie de recortes que muchos vieron como un intento deliberado de minar la capacidad del servicio postal de cara a las elecciones. Tras semanas de controversia y acusaciones cruzadas por ambas partes, DeJoy ha dado marcha atrás este martes posponiendo la “reforma” del USPS hasta después de las elecciones.
Por otro lado, Trump amenazó la semana pasada con bloquear un paquete de ayuda por la COVID-19 que incluía 25.000 millones de ayudas al Servicio Postal y 3.500 millones de dólares para costear las elecciones. “Necesitan ese dinero para que la oficina postal funcione y así pueda llevar esos millones y millones de papeletas”, afirmó Trump en una entrevista con Fox. “Si no consiguen esas dos cosas, eso significa que no puedes tener voto por correo universal porque no están equipados para tenerlo”, añadió. Poco después retiró su amenaza, pero volvió a repetir acusaciones infundadas sobre el fraude en el voto por correo: “Una de las razones por las que el Servicio Postal necesita tanto dinero es porque recibe millones de papeletas que vienen de ningún lado y que nadie sabe a dónde van”.
Desde su llegada, DeJoy ha propuesto recortes que han contribuido a un aumento del trabajo pendiente de los empleados del Servicio Postal, lo que ha alarmado a los demócratas y a activistas, que lo consideran un ataque contra el derecho al voto, agravado además por la situación del coronavirus, que dificulta que la gente pueda ir a votar en persona. Entre las reformas en cuestión: retirada del 10% de las máquinas de clasificación y almacenamiento del servicio postal, retirar buzones, reducir horarios de las oficinas de correos y evitar viajes extra para entregar paquetes a tiempo, entre otras. Ante la presión, DeJoy anunció este martes que suspendía los cambios hasta después de las elecciones “para evitar incluso la apariencia de cualquier tipo de impacto en el voto por coreo”.
Durante el fin de semana circularon por redes sociales imágenes de operarios retirando buzones en Oregon, causando indignación y preocupación entre los usuarios. “Están literalmente quitando los buzones de la calle. Trampas 101”, advirtió Isaac Hayes, Oregon. El oponente demócrata de Trump en las elecciones de noviembre, Joe Biden, también hizo referencia al asunto: “Estaba bromeando antes con una pareja y les dije que si estaban fuera agarrando sus buzones. Están pasando por ahí con camiones llevándose los buzones”.
DeJoy ha garantizado que, hasta las elecciones del próximo 3 de noviembre, “las máquinas para procesar el correo y las cajas azules para recolectarlo se quedarán donde están” y que no se cerrará ninguna instalación para procesar el correo ni cambiarán los horarios de las oficinas postales. El anuncio de DeJoy llegó después de que al menos 21 estados asegurasen que planeaban demandar al Servicio Postal y a su administrador, buscando revertir los cambios en el servicio que consideraban estas acciones como un “ataque directo de la democracia”.
“Estamos viendo en todo el país los efectos devastadores de la campaña del presidente para sabotear las elecciones al manipular el Servicio Postal para privar del voto”, escribió el domingo pasado la demócrata Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes. Pelosi envió una carta a todos los congresistas pidiendo que el hemiciclo “retome su sesión” para votar sobre un proyecto de ley que impida al presidente hacer nuevos cambios en las operaciones del Servicio Postal.
El expresidente de Estados Unidos Barack Obama también mostró su preocupación en Twitter: “Todo el mundo depende del USPS. Ancianos por su Seguridad Social, veteranos por sus recetas, pequeños negocios tratando de mantener sus puertas abiertas. No pueden ser un daño colateral para una administración más preocupada por suprimir el voto que por suprimir un virus”.
Las protestas llegaron a las calles el fin de semana pasado en varias ciudades estadounidenses. Alrededor de 100 personas se manifestaron delante de una de las casas de Louis DeJoy, presidente del USPS, al grito de “sabotaje al USPS” y “salvemos el USPS”. Además, dejaron papeletas en blanco en su puerta en señal de protesta.
El Servicio Postal advirtió el pasado 29 de julio a 46 de los 50 estados del país que las papeletas pueden no llegar a tiempo para el recuento, lo que dejaría a sus votantes sin su derecho al voto por correo en las elecciones del 3 de noviembre, según informó The Washington Post. “Los votantes nacionales deben enviar sus papeletas al menos una semana antes” de la fecha límite marcada por el estado para contar los votos, aconsejaba el consejero general del Servicio Postal en la carta.
Apenas una semana antes de que se enviase esa carta, DeJoy había afirmado en una junta de gobernadores del USPS que “el Servicio Postal tiene una amplia capacidad para entregar todo el correo electoral de forma segura y puntual de acuerdo con nuestras normas de entrega, y así lo haremos. Sin embargo, como se discutió, no podemos corregir los errores de las Juntas Electorales si no despliegan procesos que tomen en cuenta nuestros estándares normales de procesamiento y entrega”.
Cómo funciona el voto por correo
En Estados Unidos hay dos tipos de sistemas de votación por correo: el voto por correo universal, criticado por el presidente, y el voto ausente, calificado por Trump como “genial”. Algunos estados tienen voto por correo universal, donde se envían papeletas por correo a todos los votantes. Sin embargo, en la mayoría de los estados el voto por correo es a través del “voto ausente”, en el que el votante debe solicitar un voto en ausencia. En 2016, casi una cuarta parte de los votos de los Estados Unidos (33 millones) se emitieron por correo universal o por votos ausentes.
Según un estudio del Centro Brennan de Justicia de la Universidad de Nueva York, la tasa de fraude electoral en los EE.UU. está entre el 0,00004% y el 0,0009% y no hay pruebas de que la votación por correo aumente ese porcentaje.
Para evitarlo, hay varias protecciones antifraude que dificultan la suplantación de los votantes o el robo de papeletas. Entre ellas, figuran la exigencia de que las personas que soliciten papeletas para votar en ausencia sean votantes inscritos, el envío de papeletas por correo a la dirección oficial que figura en las listas de inscripción de votantes, la exigencia de firmas de los votantes en el sobre externo y la exigencia de que las autoridades electorales se aseguren de que las papeletas provengan de la dirección de un votante real. Si una parece dudosa, algunos estados utilizan una técnica de cotejo de firmas para verificar la firma del votante.
Aun así, Trump sigue difundiendo sus teorías por las redes. “Algunos estados usan ”buzones“ para la recolección de votos por correo universal. Entonces, ¿quién va a ”recoger“ las papeletas, y qué se puede hacer con ellas antes de la tabulación? ¿Una elección amañada? Muy malo para nuestro país. ¡Sólo el voto ausente es aceptable!”, publicó el presidente en Twitter esta semana.
“Tengo que decirte, que si vas con este correo universal... Decenas de millones de papeletas se envían a todo el mundo. Y a sus perros. Los perros las reciben, la gente que lleva muerta 25 años las recibe... Hay que ver lo que está pasando. Entonces nunca vas a tener una elección justa”, aseguró el presidente en una entrevista con Fox&Friends este lunes.
La guerra de Trump contra el voto por correo cobró fuerza cuando Twitter censuró uno de sus mensajes por difundir desinformación. “Los buzones serán robados, las papeletas serán falsificadas e incluso impresas ilegalmente y firmadas fraudulentamente”, aseguraba Trump en la red social. Twitter enlazó su publicación a un enlace con información verificada sobre el asunto. A finales de julio, Trump llegó a sugerir un posible aplazamiento de las elecciones alegando que con el voto por correo serán las elecciones más “inexactas y fraudulentas de la historia”.