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Tsipras pide el voto para que “los sacrificios no hayan sido en balde” ante los pronósticos de un vuelco a la derecha

Andrés Gil

Enviado especial a Atenas —

Alexis Tsipras llegó al colegio de siempre, a la hora de siempre. A las 10.15 –9.15, hora peninsular española– bajó de su coche oficial, subió la calle hasta las puertas del colegio arropado por militantes que coreaban su nombre y cantaban contra el líder de Nueva Democracia, Kyriakos Mitsotakis, previsible triunfador de la jornada de este 7 de julio, si no se equivocan las encuestas. 

Tsipras, con camisa blanca, como siempre, sonriente y unos claveles en la mano derecha, se dirigió a la urna sabiendo que podría ser el último día que lo hiciera como primer ministro. Han sido más de cuatro años desde que ganó por primera vez, en enero de 2015, frente a los partidos que habían llevado a Grecia a la bancarrota, PASOK y Nueva Democracia; en los que se erigió como esperanza e ilusión de una salida a la crisis sin las recetas de la troika de recortes y austeridad; personificó el pulso antagonista a una Bruselas que sólo veía números. 

Pero Tsipras, este domingo, votaba sabiendo que le esperaban menos simpatizantes en el colegio que hace cuatro años, menos periodistas nacionales e internacionales; que el mitin de cierre de campaña del viernes pasado, cuando se cumplían exactamente cuatro años del referéndum del Oxi, la plaza de Syntagma no estaba llena. Y también sabe que hace mes y medio, el 26 de mayo, Nueva Democracia le ganó las europeas y Syriza no conservó ningún gobierno municipal ni regional relevante. 

Tsipras apeló a los jóvenes, para “que no dejen una decisión crítica de sus vidas en manos de otros”, y añadió: “Es una batalla crucial, la damos con optimismo, la damos con decisión hasta el último minuto, para que los sacrificios y los esfuerzos de nuestra gente no se pierdan, para que nuestro país no se detenga”.

El secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, tuiteaba anoche en apoyo de Tsipras.

Iglesias estuvo en Atenas en el cierre de la campaña de enero de 2015, participó en el acto final con el líder de Syriza en la plaza de Omonia, cuando parecía que había margen para disputar el modelo hegemónico de construcción europea. 

Siete meses después, tras el sonoro oxi a la troika, el Gobierno de Syriza, derrotado, aplicó el tercer memorando, del que salió en agosto de 2018. Ahora, cuatro años después de aquello, los griegos eligen entre quien prometió un oxi y no fue capaz de dárselo y quien había dejado previamente el país en la ruina después de aplicar dos memorandos. A las 19.00 hora local –18.00 hora peninsular española– se cierran los colegios y comienza el recuento.