Ucranianos en Pensilvania: la otra guerra que puede decidir las elecciones en el estado clave

María Ramírez

Pittsburgh (Pensilvania) —
2 de noviembre de 2024 22:48 h

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Mila Rybtsova, una estudiante de cine de 22 años, llegó hace un año y medio a una pequeña universidad de artes liberales del norte del estado de Nueva York desde Dnipro, en el centro de Ucrania y ahora cerca del frente de guerra. Mila no puede votar en las elecciones presidenciales de Estados Unidos, pero hace unos días estuvo de puerta en puerta en Pittsburgh con la campaña de Kamala Harris para pedirle a quienes pueden votar que lo hagan. 

Si se repite la experiencia de 2016 y 2020, Pensilvania será el próximo martes el estado más decisivo.

“Soy ucraniana y quería hacer algo. Me sorprendió la experiencia para bien”, cuenta Rybtsova, que ya había estado implicada en causas cívicas y protestas en Ucrania, en particular sobre educación y cultura, los asuntos que más le interesan. Su familia sigue en Dnipro, y ella quiere volver a su país a construir su carrera como cineasta. Después de haber visto el activismo en Pittsburgh dice que se siente “optimista, esperanzada” y que seguirá haciendo vídeos sobre lo que se juega Ucrania hasta las elecciones.

En Pittsburgh, ciudad también del acero como Dnipro, hay varias iglesias ucranianas. Al otro lado del río, cerca del centro de la ciudad, la católica de San Juan Bautista luce sus cúpulas doradas e iconos en la ventana de aire bizantino. Como otras, ha recogido ayuda para enviar a Ucrania y es punto de encuentro de familias que emigraron hace ya generaciones.

Pensilvania es el estado con la segunda mayor comunidad ucraniana-estadounidense del país. Más de 120.000 personas se identifican como originarias de Ucrania en este lugar con una historia de inmigración de Europa central y del Este que se remonta a finales del siglo XIX. Otras 800.000 personas se consideran polaco-estadounidenses. Son votantes clave en un estado donde en las presidenciales de 2020 Joe Biden ganó por 80.000 votos y, en 2016, lo hizo Donald Trump por 44.000.

Las encuestas muestra ahora una intención de voto tan ajustada que es imposible predecir el resultado.

En el debate presidencial entre Harris y Trump que se celebró en Filadelfia en septiembre, la candidata demócrata se refirió expresamente a los votantes de origen polaco en Pensilvania: “Si Donald Trump fuera presidente, Putin estaría sentado en Kiev ahora mismo. Y entended lo que significa, porque la agenda de Putin no solo va de Ucrania”, dijo Harris para luego dirigirse a Trump: “¿Por qué no les dices a los 800.000 polaco-estadounidenses en Pensilvania cómo de rápido pasarías de todo por el favor de lo que piensas que es amistad con quien es conocido como un dictador, que se te merendaría”.

Elecciones diferentes

Parte de estas comunidades se han inclinado en el pasado por el Partido Republicano bien por la conexión con la oposición anti-comunista representada en particular por Ronald Reagan bien por otros factores prominentes para los más conservadores, como el derecho al aborto. Estas elecciones son diferentes. La amenaza de que Trump empuje a los ucranianos a claudicar ante el régimen de Putin y que se salga de la OTAN dejando desprotegidas a las repúblicas bálticas e incluso a Polonia se ha convertido en un asunto movilizador. 

Mary Kalyna, activista de origen ucraniano que lleva más de cuatro décadas viviendo en Filadelfia, es ahora una de las organizadoras del movimiento Stop Trump, Save Ukraine (“para a Trump, salva a Ucrania”).

Kalyna acaba de recibir un premio de la ciudad de Filadelfia por sus décadas de activismo social local. Empezó como activista en las protestas contra la guerra de Vietnam y durante años fue trabajadora social centrada en ayudar a las mujeres. En 2020, también fue una de las organizadoras de las protestas contra el racismo de Black Lives Matter. 

Ahora está entregada a hacer campaña a favor de Harris. Organizó una concentración en Filadelfia de ucranianos-estadounidenses, va de puerta en puerta y reparte postales pidiendo el voto, su última misión en las últimas horas, según cuenta a elDiario.es.

“Sabré que he hecho todo lo que he podido dentro de mis posibilidades para que ella gane. Los ucranianos están muriendo cada día para proteger la libertad y la democracia, así que lo mínimo que puedo hacer es pasar cada hora que esté despierta de cada día para ayudar a salvarlos”, dice.

Cuenta que su familia sufrió la ocupación nazi y sus padres fueron enviados a campos de trabajo forzado cuando eran adolescentes, y que, unos años después, su abuela murió en un campo de Siberia. Los padres de Kalyna se salvaron porque huyeron de Ucrania después de la guerra y lograron ser aceptados como refugiados en Estados Unidos, donde nació Mary. 

Nuevos y viejos migrantes

Los que llevan varias generaciones en Estados Unidos se mezclan ahora con los más jóvenes, algunos llegados durante la invasión rusa de Ucrania. 

Mila Rybtsova es una de las estudiantes de Maria Sonevytsky en Bard College. La profesora cuenta que el año pasado admitieron a 23 estudiantes refugiados ucranianos desplazados por la guerra, y le empezaron a compartir su “profunda preocupación” por las elecciones estadounidenses y su impacto en Ucrania. Querían participar, pero no tienen derecho de voto, y “no querían que pareciera que se estaban entrometiendo”. 

Así crearon el grupo no partidista para hablar de Ucrania, organizar charlas y hacer vídeos. Algunos estudiantes han conectado también con la campaña de Harris, como en el caso del puerta a puerta en Pittsburgh. Hace unos días, el grupo organizó una charla con el historiador Timothy Snyder y el actor, de origen ucraniano, Liev Schreiber. 

“Ucrania no es solo una cuestión electoral para los ucraniano-estadounidenses”, explica a elDiario.es Sonevytsky, que se dice conmovida por haber visto a tantas personas participar en el chat de la conversación online que no eran de ascendencia ucraniana. 

El mensaje de Snyder

El grupo está centrado en hablar de Ucrania sin pedir directamente el voto para nadie. Pero en esa conversación Snyder hizo una apelación directa a los votantes en particular de las comunidades ucraniano-estadounidenses y polaco-estadounidenses que se consideren republicanos. 

“Como historiador, como alguien que ha estudiado la difícil historia de Ucrania y ha escrito un libro sobre Rusia, Ucrania y Estados Unidos en el siglo XX, opino que nunca ha habido una oportunidad tan fácil para la diáspora ucraniana de salvar a Ucrania como ahora. Y no creo que nunca la vuelva a haber”, dijo en un apasionado discurso.

El historiador se dirigió especialmente a los republicanos más conservadores que no quieran votar a Harris por otros asuntos: “No votéis por Trump. Si os importa Ucrania, no votéis por Trump. Si lo hacéis, os vais a arrepentir cuando veáis lo que Trump y Putin van a hacerle a Ucrania”. Muy serio, desgranó la “larga y documentada historia” de Trump “como amigo del régimen ruso”, sus deudas y su relación con Putin. “Es una persona que en general tristemente es muy pasivo en relación a los dictadores”, dijo Snyder, que recordó que JD Vance, el candidato a vicepresidente, difunde continuamente mensajes contra Ucrania y presume de que no le importa lo que pase en ese país.  

Algunos republicanos ya han cambiado, como Vera Andryczyk, activista republicana de una pequeña ciudad a las afueras de Filadelfia y una de las líderes de la liga de mujeres ucranianas de Estados Unidos. Después del asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021, dimitió de todos sus cargos de organizaciones republicanas locales y ahora hace campaña contra Trump. “Todavía soy republicana, pero este no es el Partido Republicano al que le he dedicado mi vida”, decía hace unos días al Washington Post.

Republicanos de Reagan

La experiencia de otras generaciones más ligadas a los republicanos es familiar para Sonevytsky. Sus padres emigraron después de la Segunda Guerra Mundial a Estados Unidos y hasta los años 90 no consiguieron volver a reconectar con su familia, que vive en varias regiones del oeste de Ucrania y en Kiev. Algunos fueron enviados a Siberia durante la guerra y no se les permitió volver a su país hasta 1972.

Maria visitó por primera vez Ucrania el Día de la Independencia, con el referéndum de 1991. “Solo recuerdo a mi padre abrazando a su primo, que quizás había conocido cuando era muy niño pequeño. Y mi padre nunca lloraba... Es la clásica experiencia de los estadounidenses emigrantes ucranianos”.

Su familia sigue en el oeste de Ucrania. “Todavía no han muerto a causa de los misiles, pero escuchan sirenas de ataque aéreo con regularidad. Y la economía es difícil para ellos. Ya estaban pasando apuros económicos y ahora se ha vuelto aún más difícil”, dice. “La vida diaria en tiempos de guerra es una experiencia diferente”.

Su padre murió hace tiempo, pero su madre es un ejemplo del cambio: era lo que se podría definir “una republicana de Reagan”, pero lleva varias elecciones en las que no ha votado a los republicanos y definitivamente no es partidaria de Trump, a diferencia de otros a los que les cuesta más dar la espalda a su antiguo partido.

“A veces son esos republicanos de Reagan de mayor edad los que están tan dedicados al Partido Republicano de una manera casi tribal… Pero no siempre es generacional”, explica. Algunos inmigrantes más recientes, en particular hombres, se sienten atraídos por la “idea de hombre fuerte” que intenta proyectar Trump.

Ella insiste en que el grupo sea no partidista: “No estamos respaldando específicamente a un candidato. Creemos que a través de la educación, la gente llegará a sus propias conclusiones... Pedimos a expertos como Tim Snyder que den su opinión. Y la ha dado alto y claro”. 

Cuenta en todo caso que la campaña de Trump no ha hecho ningún esfuerzo por llegar a estas comunidades. “El equipo de Harris ha estado cortejando a los grupos ucranianos y polacos y otros de Europa del Este en estados indecisos en las últimas semanas”, explica Sonevytsky. “Puede que parte de la explicación sea que Harris tiene un equipo sobre el terreno más fuerte que Trump. La otra cosa es que Trump y Vance han dicho cosas que son muy anti-ucranianas. No estoy segura de que sea un tema tan importante para ellos”.