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La UE pisa el acelerador para su ampliación y cifra el ingreso de Ucrania en 186.000 millones

Pedro Sánchez preside la reunión de la Comunidad Política Europea en Granada.

Irene Castro

Granada —

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¿Qué? ¿Cómo? ¿Cuánto? Son algunas de las preguntas básicas del periodismo, las conocidas como W. También las cuestiones que te formulas cuando quieres rehabilitar tu vivienda. Y son las que se están planteando los 27 cuando piensan en sus propias obras: las de la ampliación de la UE. El compromiso es inequívoco desde que Rusia invadió Ucrania y la UE, que había sumido en el letargo las aspiraciones de varios candidatos, se ha puesto las pilas tras la invasión rusa de Ucrania. La incorporación de nuevos miembros es uno de los temas que ha estado sobre la mesa de los líderes en Granada este viernes y ya tienen una primera estimación de lo que supondría en términos económicos para los actuales miembros: 250.000 millones en siete años. Sólo Ucrania se llevaría 186.000 millones del Marco Financiero Plurianual para ese periodo, según la estimación realizada por la Secretaría General del Consejo de la UE adelantada por Financial Times.

“La ampliación constituye una inversión geoestratégica en la paz, la seguridad, la estabilidad y la prosperidad. Es un motor para la mejora de las condiciones económicas y sociales de la ciudadanía europea y la reducción de las disparidades entre países, que debe fomentar los valores en los que se fundamenta la Unión. Tanto la UE como los futuros Estados miembros deben estar preparados ante la perspectiva de la futura ampliación de la Unión”, recoge la denominada 'Declaración de Granada': “Fijaremos nuestras aspiraciones a largo plazo y las vías para alcanzarlas”. La idea es que la Comisión Europea haga un primer planteamiento de reforma para la ampliación el próximo semestre. La presidenta, Ursula von der Leyen, evitó, de hecho, dar por buenas las estimaciones económicas actuales: “No se puede hacer una extrapolación de las políticas de hoy a las de dentro de una década”.

Crecer de 27 a más de 30 (actualmente hay ocho países candidatos) tiene ventajas desde el punto de vista geopolítico y competitivo. Por un lado, al club comunitario le interesa tener bajo su órbita a esos países (Albania, Bosnia y Herzegovina, Moldavia, Montenegro, Macedonia del Norte, Serbia, Ucrania y Turquía) frente a competidores como Rusia o China. Por otro lado, el tamaño importa a la hora de agrandar el mercado común, por ejemplo.

Esos son los argumentos que esgrimen desde Bruselas y las capitales para defender la ampliación. Pero la preparación es complicada. Más allá de que esos países tienen que cumplir una serie de estándares de los que aún están lejos (relativos al estado de derecho, por ejemplo), la propia UE tiene que acomodar su estructura. Por un lado, está la modificación de su arquitectura institucional.

¿Puede funcionar un club de más de 30 socios con capacidad de veto? Reformar la unanimidad es uno de los temas que está sobre la mesa. Otro es si la integración de los países se debe producir de golpe o puede ser gradual, como plantea el documento de trabajo elaborado por doce expertos a instancias de los gobiernos francés y alemán.

Con 27 gobiernos enfrascados ahora mismo en la revisión del Marco Financiero Plurianual en el que la posibilidad de aumentar los fondos para migración, por ejemplo, está en disputa o en la negociación de las futuras reglas fiscales en las que las diferencias norte-sur son patentes, está claro que la cuestión del dinero será uno de los temas peliagudos a la hora de plantear la anexión de nuevos estados miembros. De hecho, el húngaro Viktor Orbán ya ha anticipado una batalla para ese acuerdo y amenaza con bloquearlo oponiéndose a que “los tecnócratas” de Bruselas pidan “más dinero” para armamento para Ucrania y “para los migrantes”.

“Todos los Estados miembros tendrán que pagar más y recibir menos del presupuesto de la UE; muchos Estados miembros que actualmente son receptores netos pasarán a ser contribuyentes netos”, recoge el documento del Consejo, según el diario británico. Con nueve países más (Ucrania, Moldavia, los Balcanes Occidentales, además de Georgia y Kosovo -algo impensable actualmente dado que cinco estados miembros, entre ellos España, no lo reconocen-), el presupuesto comunitario se incrementaría un 21%, pero sólo Ucrania, el granero del mundo, se llevaría 96.500 millones de la PAC en siete años.

Las fricciones están aseguradas. Los países del este ya se revolvieron contra una de las medidas estrella para ayudar a Ucrania por la guerra: la retirada de los aranceles para el grano, que en la práctica supone su entrada en el mercado interior. De hecho, la tensión ha llevado a Polonia, que hasta ahora era uno de sus principales sustentos, a 'cortar' con Volodímir Zelenski en plena precampaña electoral.

El documento también apunta a que Ucrania sería receptor de 61.000 millones de euros de los fondos de cohesión haciendo que otros estados, como República Checa, Estonia, Lituania, Eslovenia, Chipre o Malta dejaran de acceder a ellos.

España, que actualmente recibe el 9,6% de la ayuda financiera comunitaria, pasaría al 0%, según señala el analista Carlo Bastasin en un informe publicado por el Instituto Brookings. “Somos un país siempre abierto a las ampliaciones. Hemos sido hace unos cuantos años beneficiarios de esa ampliación, en la década de 80 del siglo XX, siempre vamos a ser empáticos y abiertos a que esos debates a la ampliación a otras partes de Europa se puedan desarrollar”, afirmó Sánchez.

El mensaje que envían, no obstante, los socios europeos es que habrá ampliación y tratan de limar las asperezas sobre los costes que supondrá. “Somos favorables a la ampliación. A partir de ahí, van a tener que responderse preguntas complejas, difíciles, de voluntad política, como qué va a pasar con los fondos, se van a decidir cuestiones importantes de política exterior, política fiscal… Estamos en una fase prematura pero hoy hemos empezado el debate”, respondió Sánchez a la pregunta de cómo convencería a los españoles de la adhesión de países como Ucrania si saldrían perdiendo en términos económicos.

Pero, más allá del compromiso, hay muchas incógnitas. ¿Será un proceso gradual por fases (como ha defendido el presidente de Estonia, por ejemplo) o tiene que ser completo (como sostiene Borrell)? ¿Y la ampliación para cuándo? Aunque el presidente del Consejo, Charles Michel, marcó 2030 como fecha objetivo, nada figura en el primer texto de los 27. “Si me permite la broma, esta semana hemos conocido que en 2030 España, junto con Marruecos y Portugal, vamos a albergar el mundial, es una buena fecha para poder celebrarlo”, ironizó Sánchez. Más seria, Von der Leyen recordó que el proceso está basado en los méritos de los aspirantes, que tienen que cumplir con las estrictas normas de la UE. Por el momento, el examen sobre los avances de Ucrania se publicará el 8 de noviembre y los líderes tendrán que decidir si abren formalmente las negociaciones de adhesión en diciembre, bajo la batuta de la presidencia española, que apuesta por ese camino.

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