La UE y Reino Unido sellan la paz en Irlanda del Norte con un nuevo acuerdo tras el Brexit
La Comisión Europea y el Gobierno británico han llegado a un nuevo acuerdo sobre el comercio en Irlanda del Norte para cerrar una de las disputas políticas y legales que arrastran desde el Brexit. Tras casi dos años de tensiones, la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, y el primer ministro británico, Rishi Sunak, sellaron el pacto este lunes en Windsor, a las afueras de Londres.
“El Reino Unido y la UE han tenido sus diferencias en el pasado. Pero somos aliados, socios comerciales y amigos. Este es el principio de un nuevo capítulo”, dijo Sunak en rueda de prensa en el anuncio del acuerdo junto a Von der Leyen en el castillo de Windsor. “Tenemos tanto en común... Estamos luchando por los mismos valores”, dijo la presidenta de la Comisión, que subrayó la actitud “constructiva” del Gobierno de Sunak, mencionó la coordinación también en relación a la invasión rusa de Ucrania y sugirió que pronto habrá un acuerdo para readmitir al Reino Unido en el programa de la UE que financia proyectos de investigación.
El nuevo arreglo implica la reforma del llamado protocolo de Irlanda del Norte, que Boris Johnson firmó en 2020 como parte del acuerdo de salida del Reino Unido de la UE, pero del que renegó cuando se empezó a aplicar por la crisis política en Belfast y las quejas de los más radicales de su partido. El protocolo suponía que Irlanda del Norte se quedaba a todos los efectos dentro del mercado común de la UE para cumplir con el objetivo prioritario de evitar la frontera física dentro de la isla de Irlanda que habría puesto en peligro el acuerdo de paz de Viernes Santo de abril de 1998. Una pieza esencial del protocolo es que los controles de los bienes se hacen en los puertos de Irlanda del Norte, pero eso hasta ahora también afectaba a los intercambios con el resto del Reino Unido (Inglaterra, Gales y Escocia, es decir, Gran Bretaña).
Según el nuevo acuerdo que aún necesita aprobación del lado europeo, los bienes, plantas y animales que se muevan entre Irlanda del Norte y Gran Bretaña y estén registrados no pasarán por los controles fronterizos -entrarán en una fila “verde” y la UE recibirá información electrónica para asegurarse de que ese es su destino-. El comercio con Irlanda u otros países de la UE que pase por Irlanda del Norte entrará en una fila “roja” y sí se someterá a los controles fronterizos habituales tras el Brexit, que suponen más papeleo para empresas y transportistas desde el Brexit, y esos controles se seguirán haciendo en los puertos norirlandeses para evitar la temida frontera dura entre Irlanda e Irlanda del Norte. El nuevo acuerdo también afectará al movimiento de animales domésticos, que ahora necesitaban papeleo extra para viajar entre Gran Bretaña e Irlanda del Norte.
Sunak insistió en que a partir de ahora no habrá “ninguna sensación de que haya una frontera en el mar de Irlanda”. Ahora lo tenían los británicos que tienen que hacer un papeleo de aduanas si compran online o no tienen los mismos productos en los supermercados de Irlanda del Norte que en los del resto del Reino Unido.
Uno de los puntos que más enerva a los conservadores partidarios de una ruptura total con la UE y a los unionistas radicales de Irlanda del Norte es la supervisión del Tribunal de Justicia de la UE para la aplicación correcta de la legislación comunitaria. Según el nuevo acuerdo, la supervisión de las reglas comerciales recaerá principalmente en la justicia de Irlanda del Norte y la corte europea sólo intervendrá en última instancia como árbitro para casos que afecten al comercio con la UE. La justicia europea también podrá seguir decidiendo sobre subvenciones británicas en Irlanda del Norte y otros asuntos fiscales, según ha adelantado el Financial Times.
En la rueda de prensa, Von der Leyen subrayó que los tribunales europeos seguirán siendo “árbitros” de la ley comunitaria y apuntó que habrá “consultas” entre la UE y el Reino Unido sobre nuevas regulaciones. La asamblea de Irlanda del Norte podrá invocar un “freno de emergencia” para que no se apliquen nuevas normas comunitarias en su territorio.
Los cambios requerirán la aprobación de los Veintisiete con el proceso habitual que requiere el acuerdo de los gobiernos, que ya han tenido que hacer algunos ajustes en la aplicación del protocolo desde que entró en vigor en 2021. Entretanto, el Gobierno británico tendrá que construir nuevas instalaciones para los chequeos en los puertos de Irlanda del Norte.
Crisis conservadora
Cerrar este capítulo del Brexit puede ser una buena noticia para Sunak, que se enfrenta a la depresión económica del país, la escasez de frutas y verduras en los supermercados británicos, los precios disparados de la electricidad y las huelgas de servicios esenciales cada semana. El primer ministro tiene también que apaciguar al grupo más anti-europeo de su propio partido en el Parlamento -que exige una votación en la Cámara de los Comunes- y asegurarse el respaldo del partido unionista de Irlanda del Norte más radical (DUP), que bloquea desde mayo del año pasado la formación de un nuevo Gobierno en Belfast como protesta por el protocolo. El líder del DUP, Jeffrey Donaldson, dijo este lunes que su partido necesita “tiempo” para mirar los detalles del acuerdo. Sunak aseguró que dará “tiempo” y “espacio” a los partidos de Irlanda del Norte para que examinen el documento legal.
En un intento de presentar una imagen de unidad institucional, el rey Carlos III invitó a Von der Leyen a tomar el té al castillo de Windsor después de consultar con el Gobierno para una cita descrita como “una apuesta” de Sunak y que enfadó a algunos conservadores partidarios de la ruptura total con la UE.
La presidenta de la Comisión también hizo gestos públicos para subrayar la buena relación con el primer ministro británico, a quien llamó “socio y amigo”. Sunak la recibió con cordialidad ante la puerta del hotel de lujo a las afueras de Windsor donde se celebró el encuentro que el primer ministro británico bautizó “el marco de Windsor”. La rueda de prensa se celebró en el castillo, a unos 15 minutos en coche del hotel, en una sala con paredes cubiertas de retratos de reyes y reinas.
Ni Sunak ni su partido tienen, en cualquier caso, un panorama favorable por delante. Según las encuestas de intención de voto, el Partido Laborista ganará las próximas elecciones nacionales, previstas para el año que viene. La mayoría de los sondeos muestran una ventaja de 20 puntos para los laboristas respecto a los conservadores.
El Brexit ya no es un asunto tan definitorio en la política británica, pero es una decisión impopular de la que la mayoría de los ciudadanos ahora reniega. El 56% dice que fue una mala decisión dejar la UE frente al 32% que la sigue apoyando, según una encuesta de YouGov del pasado noviembre (en junio de 2016, el 52% de los votantes respaldó el Brexit).
Las consecuencias del Brexit marcan la vida del país donde sigue viviendo millones de ciudadanos de la UE, desde la falta de tomates en los supermercados hasta la escasez de camareros, enfermeras, temporeros y transportistas o la imposibilidad de vender todos los billetes del tren Eurostar al continente por las largas colas en las estaciones británicas.
Tensión con Bruselas y Washington
La tensión con la Comisión Europea especialmente durante el Gobierno de Johnson era un obstáculo para la aplicación de los acuerdos o los ajustes en los flecos pendientes. En junio de 2022, Johnson presentó una legislación para saltarse el protocolo de Irlanda del Norte y la Comisión anunció un expediente para denunciar al Reino Unido en los tribunales por incumplir un acuerdo internacional. Según el nuevo pacto entre Londres y Bruselas, el Gobierno de Sunak retirará la legislación y la Comisión cerrará el expediente.
Se espera que el final de la disputa sobre Irlanda del Norte también abra paso a otros acuerdos pendientes, como el de Gibraltar y la participación del Reino Unido en programas de investigación financiados por la UE.
Además, Sunak quiere mejorar las relaciones con el Gobierno de Joe Biden, que es de origen irlandés y ha subrayado a menudo su preocupación por la tensión en Irlanda del Norte y la amenaza para el acuerdo de paz. Se espera que Biden viaje a Dublín y Belfast en abril para conmemorar los 25 años del acuerdo de Viernes Santo, en cuya negociación también participó el Gobierno de Bill Clinton.
Boris Johnson, que está intentando capitanear la rebelión de los tories contra Sunak, expresó hace unos días su malestar también con la atención prestada a Biden: “Que les jodan a los americanos”, dijo el ex primer ministro británico (que nació en Nueva York y renunció a su ciudadanía estadounidense en 2016 por motivos fiscales).
Peter Westmacott, ex embajador británico en Estados Unidos, le contestó que “desechar la buena voluntad y el apoyo de los estadounidenses en esta última y crítica fase para intentar que el Brexit funcione sería muy poco prudente”.
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