Tal y como apuntaban las encuestas, el balotaje presidencial —segunda vuelta— de Chile se disputará entre el candidato de la extrema derecha, José Antonio Kast, y el representante de la izquierda, Gabriel Boric. Kast se ha impuesto en la primera vuelta con un 27,9% de los votos, mientras que Boric quedó segundo con el 25,8%. Una sorpresa para muchos, ya que la mayoría de pronósticos apuntaban al triunfo de la izquierda en esta primera ronda. Solo dos puntos de diferencia separan ambos candidatos, la cifra más estrecha en los últimos 20 años entre las dos primeras mayorías que ganan en primera vuelta.
“Hemos dado el primer paso para que la esperanza sea una realidad. Vamos a recuperar la paz, el orden, el progreso y la libertad. Nos liberaremos del narcotráfico, el terrorismo, la delincuencia y la violencia […] La única candidatura que traerá la paz es la nuestra”, dijo Kast con una bandera chilena en sus manos, desde el escenario donde celebró su triunfo. Abogado de ultraderecha y negacionista de la dictadura, Kast ha recuperado la figura Augusto Pinochet (1973-1990) y de su régimen.
Boric, con 35 años, aspira a ser el presidente más joven de Chile. Procedente del movimiento estudiantil, dio el salto a la política y ha sido diputado durante dos legislaturas. Ahora disputará la segunda vuelta para llegar a La Moneda. En su comando, la noche se vivió con mucha incertidumbre e inquietud durante las primeras horas del recuento, cuando la diferencia entre ambos era de más de cuatro puntos. Su voto se concentró en la Región Metropolitana y fue aumentando a medida que avanzaba el escrutinio que llegaba desde la capital y alrededores.
“Los resultados dan cuenta de que Chile no ha cambiado del modo que parecía”, dice el académico de la Universidad Alberto Hurtado y especialista en Comunicación Política, Fernando García Naddaf. En su opinión, “la campaña de Kast logró sintonizar más con los temores que emergieron en el último tiempo: la delincuencia al alza, la violencia de las movilizaciones, la crisis migratoria y la violencia y complejidad con la zona mapuche”. Para María Cristina Escudero, académica del Instituto de Asuntos Públicos de la Universidad de Chile, Kast ha logrado convocar el voto de fuera de la Región Metropolitana, en zonas rurales, donde la mayoría no participó en las últimas elecciones de constituyentes, que dieron buenos resultados para las candidaturas independientes y de izquierda.
Fuerzas tradicionales en declive
Las dos coaliciones tradicionales de la política chilena –Chile Podemos Más, por la derecha, y Nuevo Trato, por la centro-izquierda– fueron las grandes perdedoras de la noche. Por primera vez desde el retorno a la democracia, en 1991, han quedado excluidas del balotaje que se celebrará el próximo 19 de diciembre.
“No nos fue bien, es bueno reconocerlo […] Los chilenos decidieron que otras personas pasaran a segunda vuelta”, dijo Sebastián Sichel, candidato por la derecha, quien sumó el 12% de votos. Por su parte, Yasna Provoste, abanderada de la centro-izquierda, con el 11,7%, lamentó: “Hicimos todo lo que estaba en nuestras manos”. La derrota de ambos ha sido tal que incluso el candidato Franco Parisi, que vive en Estados Unidos y no ha pisado el país en toda la campaña, ha logrado superar sus resultados y quedar en tercera posición.
Sin embargo, para la integrante de la Red de Politólogas, Julieta Suárez, estos malos resultados no se traducen en su extinción del mapa político: “El centro no ha desaparecido, porque en las elecciones legislativas le fue bien”. Este domingo también se renovaron los 155 diputados y diputadas y un tercio del Senado, donde la derecha obtuvo los mejores resultados. Sus diputados, además, pueden sumar una mayoría en la Cámara Baja si se articulan con los escaños que obtuvo la ultraderecha. “A pesar de la elección presidencial, en el Congreso a la derecha y centro-izquierda tradicional les fue bien y siguen siendo una fuerza importante para la toma de decisiones”, dice Escudero.
Hacia la segunda vuelta
“Se viene una segunda vuelta muy dura, muy polarizada”, dice Fernando García. Según él, Kast mantendrá la estrategia de asociar a Boric con Venezuela y Nicaragua, con la crisis migratoria y a la complejidad de la región mapuche, donde en los últimos meses el conflicto con el Estado chileno se ha intensificado. Boric, por su parte, debiera asociar a Kast con el dictador Augusto Pinochet (1973-1993), su legado y el fascismo. “Ese choque es muy violento y se notará en las próximas semanas”, anticipa. “Va a haber mucho mensaje de miedo de un lado hacia el otro”, añade María Cristina Escudero.
Desde las elecciones de 1990 hasta ahora, hay una dinámica electoral que se ha cumplido siempre: el candidato que gana las elecciones en primera vuelta, se proclama ganador de la segunda vuelta. Si Boric quiere convencer al resto de fuerzas de la oposición para que le entreguen su apoyo de cara al balotaje, tendrá que iniciar diálogos y, probablemente, modificar algunos puntos de su programa para acercarse más al centro. Por ahora ha recibido el apoyo público del Partido Socialista. “No caigamos en ninguneo ni desprecio por quienes optaron por otras alternativas, debemos escuchar y entender por qué las tomaron”, dijo durante su discurso como guiño a esta otra parte del electorado. También Kast ha dado señales de querer ampliar su mayoría: “Tenemos que empezar a convocar a muchas más personas, tenemos que ir por todos aquellos que por alguna razón no se atrevieron a votar por nosotros”, dijo.
“Para el balotaje veremos mensajes más conciliadores para atraer los votos que están al centro de ambos lados y para que la gente no se quede en su casa”, dice María Cristina Escudero. A pesar de la relevancia de la convocatoria, la participación fue del 47,3%, menos que en el plebiscito constitucional y la elección de constituyentes. La capacidad de movilizar a los electores será un factor clave para el resultado final del próximo 19 de diciembre.