El avance de la ultraderecha empieza a preocupar en Argentina. Si algo mantenía a este país distanciado del fenómeno global de la emergencia de las derechas alternativas en el mundo era que los partidos tradicionales todavía representaban los intereses de las mayorías. Y así sigue siendo. Pero la confianza en la política y la eficacia de las grandes coaliciones para funcionar como barrera de contención frente al ascenso de los extremistas comenzó a mostrar sus fisuras.
El candidato Javier Milei, de Libertad Avanza, que se define como “libertario” y “anarcocapitalista”, alcanzó en las elecciones primarias del domingo pasado más del 13% de los votos en la ciudad de Buenos Aires e instaló a su fuerza como la tercera opción más votada en la capital del país. De repetirse el resultado en noviembre, sería la primera vez que un candidato de este nuevo tipo de extrema derecha llegue a tener representación en el Congreso.
Quiénes son los candidatos
Milei es economista y tiene dos títulos de posgrado. La mayor parte de su trayectoria profesional la ha desempeñado como asesor económico en diversos organismos y entidades financieras, un trabajo que combina con sus horas como profesor de Economía en distintas universidades argentinas. La Libertad Avanza es el nombre del sello político que creó a mitad de año para pelear en las próximas elecciones legislativas.
Desde una posición ultraliberal en lo económico y conservadora en lo político, con un discurso de tinte autoritario y violento que los distancia de los liberales clásicos, la extrema derecha argentina sueña con replicar a Vox y dice que su principal objetivo es reducir al mínimo el rol del Estado en Argentina.
El mes pasado, Javier Ortega Smith, secretario general de Vox, estuvo en Buenos Aires como invitado a una conferencia organizada por el Centro de Estudios Legales sobre el Terrorismo y sus Víctimas, dirigido por Victoria Villaruel, segunda candidata en la lista de Milei. En el encuentro, el dirigente español llamó a construir una alternativa a la izquierda radical en Argentina. “Les propongo, como hemos propuesto a nuestros compatriotas en España, que busquen una alternativa, pero no una alternativa electoral a corto plazo, sino generacional”, dijo Ortega Smith.
Por otra parte, en la provincia de Buenos Aires, el distrito de mayor peso electoral del país, José Luis Espert encarnó la opción libertaria con Avanza Libertad consiguiendo casi el 5% de los votos. Un porcentaje inferior al de Milei en la ciudad de Buenos Aires pero nada despreciable para un distrito con tradición peronista.
Sus rasgos clave
Uno de los principales méritos de estos candidatos es que han conseguido presentarse como lo “nuevo” en la política. Lo que no significa que no existieran fuerzas de extrema derecha antes que ellos.
“Milei encarna un liberalismo de derecha que no existía en Argentina. En él resuenan algunas cosas de las derechas alternativas globales, por eso su reivindicación de Trump, su vínculo con Bolsonaro y con Vox. Emerge como un outsider, un personaje excéntrico, estéticamente en las antípodas del los viejos liberales argentinos. Milei es mirado, hasta ahora, con aversión en las fundaciones liberales tradicionales”, explica a elDiario.es Pablo Stefanoni, historiador argentino y autor del libro '¿La rebeldía se volvió de derecha?'.
En segundo lugar, son candidatos con repercusión en los medios. Tanto Espert como Milei llegaron a ser candidatos porque previamente tuvieron presencia en los canales de televisión. No tanto en los programas políticos, sino más bien en los vespertinos que se alimentan del escándalo. Además, han hecho de las redes sociales su canal para generar cercanía con sus seguidores.
En tercer lugar, sus electores no están segmentados por clase social aunque sí por edad.
“En los actos de campaña de Milei, el grueso de sus seguidores son votantes jóvenes, de entre 16 y 35 años”, explica a este medio Facundo Cruz, politólogo argentino e investigador en sistemas electorales. Pero no solo llega con su discurso del libre mercado a las clases más altas sino también en los barrios más pobres.
El resultado ha sido homogéneo en todo el mapa electoral de la ciudad de Buenos Aires: el partido ha conseguido buenos resultados tanto en los barrios de mayor poder adquisitivo –Recoleta o Palermo– como en los barrios más pobres de la ciudad –la Villa 31– y con resultados por encima de los 15 puntos en la zona sur de la ciudad. “Esto demuestra que Milei posiblemente no represente solo el enojo de los incluidos del sistema sino de una parte de los excluidos que apostaron por él”, sostiene Cruz.
Además, no representan proyectos colectivos sino personales. “Esa es su potencia y su límite”, dice Stefanoni. Por eso, necesitan del carisma y una construcción del mito en torno a su persona como pasó con Jair Bolsonaro en Brasil. Tienen un discurso de corte populista, centrado en las diferencias entre los de arriba y los de abajo, en donde importan desde el exterior la palabra “casta”, no tan usual en el vocabulario político argentino.
Para la politóloga María Esperanza Casullo, autora del libro 'Por qué funciona el populismo', Milei no es todavía un candidato que pueda definirse como “populista” porque su papel aún está limitado a un público específico. “No creo que Milei sea hoy un candidato populista porque no llega todavía a ser un fenómeno masivo. Puede llegar a serlo si desarrolla un discurso que pueda convocar a más sectores y así ampliar su base de apoyo”, dice a elDiario.es.
Por qué avanzaron
Los motivos son similares al desembarco de partidos de extrema derecha en otras partes del mundo. En primer lugar, consiguieron ser una propuesta atractiva ante el desencanto. Los votaron aquellos que están enojados. Es por eso que los buenos resultados de estos candidatos no se pueden entender sin la pandemia y sin la crítica situación económica que vive Argentina. Los “libertarios” nacieron como reacción a la presencia de un Estado que, durante los primeros meses de pandemia, definió si era posible circular o no, hasta qué hora, para qué y cuándo.
Para Facundo Cruz, la mayor cantidad de votos de Milei vienen de Juntos por el Cambio (JxC), el espacio político del expresidente Mauricio Macri. “En esta última elección comparada con la de 2019 JxC perdió casi 200.000 votos. Javier Milei sacó el domingo 220.000 votos. Por lo cual, uno puede pensar que si no hubiera habido una propuesta liberal a la derecha de la antigua coalición gobernante, ese voto podría haber ido a ese espacio político”, argumenta el politólogo argentino.
Pero también, en momentos en que pocos candidatos pueden ofrecer una idea de futuro, Milei logró instalar la única “candidatura verdaderamente ideológica que incluye una dosis de programa y utopía”, describe Pablo Stefanoni, que ha apodado a este movimiento “paleolibertarismo”.
Además, no hay que olvidar las conexiones con otros países. Si bien Argentina parecía quedar ajena a este fenómeno global, Milei se arrimó al paquete de ideas de las derechas alternativas que crecieron al calor de la victoria de Donald Trump, según explica Stefanoni.
También se acercó a Vox para constituir el Foro de Madrid, una instancia de coordinación de la ultraderecha que, según sus organizadores, se forma “para hacer frente a la amenaza que supone el crecimiento del comunismo a ambos lados del Atlántico amparado por el Foro de Sao Paulo y el Grupo de Puebla”.
El futuro de estas expresiones políticas
Todavía no está claro cuál será el futuro político de candidatos como estos en Argentina. Un país que tiene una fuerte cultura y tradición de participación política. Existen muchas preguntas acerca de cuál será su vínculo con la política tradicional, si estos candidatos se sumarán a la coalición de derecha de Juntos por el Cambio, tomando como puerta de entrada a su ala más dura de ese espacio político representada por la exministra de Seguridad de Mauricio Macri, Patricia Bullrich, o si se mantendrán aislados del resto de la política.
Tampoco queda claro si buscarán ampliar su alcance territorial más allá de la ciudad y la provincia de Buenos Aires o si quedarán contenidos en los límites de estos distritos. Ni si podrán armar, en los próximos años, una estructura de partido más allá de las personalidades.
Pero el domingo pasado, con el respaldo de más del 13% en la ciudad y el 5% en la provincia de Buenos Aires, terminaron por dar un primer paso consiguiendo quitarse así la etiqueta de los “marginales” de la política argentina.