Valérie Pécresse, conservadora, “moderna” y la favorita para enfrentarse a Macron
Las cámaras de la televisión francesa, que acompañaban a Valérie Pécresse en un desplazamiento de campaña a Grecia, captaron la extraña secuencia. La candidata del partido Les Républicains (derecha gaullista) a la presidencia de la República visitaba un centro de refugiados en Samos para comunicar in situ su mensaje de “firmeza y humanidad” frente a la inmigración. Allí, su equipo había acordado una conversación informal ante los periodistas con uno de los residentes.
Él le explica que es originario de la República Democrática del Congo y que hace ya cinco meses que vive en el centro. “¿Y hacia dónde va?”, pregunta Pécresse. “Me gustaría quedarme en Grecia e integrarme”, responde su interlocutor. En un momento dado, el excomisario europeo Michel Barnier, presente en el viaje, se interesa por la forma en la que llegó a Europa. “En lancha neumática”, aclara el migrante. Una respuesta que enciende las alarmas de la candidata. “¡Pero no desde el Congo!”, exclama. “El Congo no tiene frontera con el Mediterráneo”.
A partir de ahí, la candidata decide no aceptar las explicaciones de su interlocutor. “No está claro”, repite varias veces, e insinúa que vino a Europa en avión. Él intenta explicarle que no, que pasó por Turquía, pero el itinerario completo desde su país es largo y prefiere detallarlo en una reunión posterior entre los políticos y una delegación de migrantes. Pécresse no se da por convencida y, tras despedirse, improvisa una declaración ante las cámaras. “Defiendo una Europa de fronteras que sea humana, que reciba en condiciones dignas, y que sea firme, porque cuando no se dice toda la verdad –y este señor no dice toda la verdad– eso quiere decir que se busca infringir la ley”.
El episodio es representativo de una candidata que avanza en zigzag, intentando atraer a los votantes de extrema derecha y no asustar a los moderados. O viceversa. “Dos tercios Angela Merkel y uno Margaret Thatcher”, en sus propias palabras. Conservadora y “moderna”, contraria a la “nostalgia” pero defensora de “nuestras raíces cristianas”, “humana” pero “firme”. Ganadora de unas primarias reñidas en su partido, repite a menudo que es la persona mejor situada para agrupar a toda la derecha francesa. “Tengo la capacidad de reunir a todas las sensibilidades y por eso creo que puedo ganar a Emmanuel Macron”, defendía hace unas semanas.
Ministra y presidenta regional
De todos los candidatos actualmente en liza, es la que más opciones tendría en un hipotético duelo con el actual presidente en las elecciones presidenciales de abril. Pero el duelo con Macron está condicionado a que ambos se clasifiquen para la segunda vuelta. Para ello, el gran obstáculo de Pécresse es Marine Le Pen. Según la encuesta realizada por Ipsos-Sopra Steria las dos empatan en segundo lugar, con un 15,5% de las intenciones de voto cada una, por detrás del actual jefe de estado (25%). El primer candidato de la izquierda en este escenario sería Jean-Luc Mélenchon (La France insoumise), en quinta plaza con un 8% de las intenciones de voto.
En realidad, Valérie Pécresse (Neuilly-sur-Seine, 1967) tiene bastantes puntos en común con el actual presidente. Ambos son producto de las grandes instituciones de la élite política parisina: Pécresse pasó por l’École des Hautes Études Commerciales (HEC) y después por l’École Nationale d' Administration (ENA), de donde salió con una plaza de alta funcionaria en el prestigioso Consejo de Estado. También como Macron comenzó en política como asesora del presidente de la República, de la mano de Jacques Chirac en 1998.
Cuenta el diario Libération que en el Elíseo fue la encargada de iniciar al presidente –con quien compartía el gusto por la literatura rusa y japonesa– en las tecnologías digitales, para pasar después a misiones más políticas. Ya bajo la presidencia de Nicolas Sarkozy, ocupó varios cargos de gobierno: primero la cartera de Educación Superior e Investigación, después la de Presupuesto y, por último, la portavocía. En las elecciones regionales de 2015 arrebató la región de Isla de Francia a los socialistas (fue reelegida para un segundo mandato el pasado junio) y ha hecho de la gestión de la región parisina una de sus principales bazas electorales.
Pécresse se reivindica como heredera de Chirac, más que de Sarkozy. Una precaución importante teniendo en cuenta que éste último ha decidido no apoyar públicamente –al menos de momento– a ningún candidato. Desde su antiguo partido esperaban una bendición para la candidatura de su exministra pero el expresidente guarda silencio.
Desde la llegada al poder de Emmanuel Macron, el actual inquilino del Elíseo ha mostrado una muy buena sintonía con su predecesor, tanto personal como ideológica. Macron ha recuperado varios de los grandes temas del quinquenio Sarkozy (horas extras exentas de impuestos, discursos sobre el valor del trabajo...). En un reciente libro que aborda la relación entre los dos presidentes, los periodistas Nathalie Schuck y Olivier Beaumont van más allá y sostienen que Macron cuenta con que Sarkozy sea un aliado para dividir a la derecha. Evocan incluso la posibilidad de que Sarko apoye a Macron a cambio del compromiso de “un gobierno de coalición”, que estaría dirigido por un primer ministro de su antiguo partido.
Voto liberal y católico
Pero lo cierto es que, más allá de las herencias políticas, lo que persigue Pécresse es recomponer el electorado de François Fillon en 2017. El candidato de Les Républicains dominaba en los sondeos antes de que los casos de corrupción llevasen a su eliminación en la primera vuelta. Liberal en lo económico, conservador en lo social, gran parte de sus votantes se repartieron entre Macron y Le Pen. Por eso Pécresse ha construido una campaña que promete “restaurar el orgullo francés” y “poner orden en el país”, tanto en las finanzas como en la calle, centrada en temas de seguridad, justicia, educación, inmigración y familia. Ha retomado directamente varias propuestas de Fillon, como la supresión de 200.000 puestos de funcionarios.
Un reciente análisis electoral realizado por Ipsos-Sopra Steria, en colaboración con Cevipof y la Fundación Jean Jaurès confirmaba “una reconstitución del Fillonismo” entre los votantes potenciales de Pécresse: de edad avanzada, con un poder adquisitivo elevado y, en un gran porcentaje, católicos. “Aunque los nuevos votantes comparten la mayor parte del perfil de los antiguos, hay varias diferencias”, aclara Gilles Finchelstein, director de la Fundación Jean Jaurès, “la primera es sociológica: los nuevos votantes son más jóvenes, con menos estudios, menos acomodados y, sobre todo, un voto mucho más femenino”.
“Tened la audacia de elegir a una mujer libre”, pedía Valérie Pécresse a los afiliados de su partido antes de unas elecciones primarias en las que no partía como favorita. En este proceso de reconstrucción de la derecha una figura clave es la de Patrick Stefanini, gran estratega del partido gaullista en las últimas décadas y que trabaja con Pécresse desde antes de las primarias. Stefanini gestionó la campaña victoriosa de Jacques Chirac hacia la presidencia de la República en 1995, cuando todos le daban por derrotado ante Edouard Balladour. Consiguió también que Fillon batiese en las primarias de 2016 a Juppé y Sarkozy. Siguiendo sus consejos Pécresse se movió con rapidez el día después de las primarias para integrar con éxito los apoyos de los otros candidatos; tanto los moderados, como Michel Barnier, como los más radicales.
Así, ese mismo día viajaba a los Alpes Marítimos para visitar a Eric Ciotti (segundo en las votaciones de la primaria), un diputado que ha dicho varias veces que preferiría votar a Eric Zemmour que a Emmanuel Macron en caso de una segunda vuelta, y también es partidario de un “Guantánamo a la francesa” para luchar contra el terrorismo. Pero después de la debacle en las elecciones presidenciales de 2017 y en las europeas de 2019, en el partido saben que la próxima cita electoral es crucial para su futuro. La actual situación del Partido Socialista francés sirve de recordatorio constante. Y ningún apoyo está de más.
Cuenta la periodista Marion Van Renterghem (coautora de un libro con Pécresse en 2019) que la candidata compara a menudo a Macron con Tony Blair, un político que viene de la izquierda y que seduce a votantes de derecha con cuestiones económicas. “Hasta el punto que Pécresse fue a ver a David Cameron en Londres para preguntarle cómo vencer a un candidato como Blair. A lo que Cameron le contestó: 'no cometas el mismo error que nosotros, no intentes ganar yendo demasiado a la derecha’”.
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