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La vida en tiempos de guerra de los astronautas rusos y estadounidenses en la Estación Espacial Internacional

El astronauta estadounidense Mark T. Vande Hei y el cosmonauta ruso Anton Shkaplerov a bordo de la ISS el 10 de enero de 2022

Toño Fraguas

2 de marzo de 2022 12:11 h

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A unos 422 kilómetros sobre la Tierra la Estación Espacial Internacional (ISS, en sus siglas en inglés) no llega el sonido de los bombardeos rusos sobre Ucrania. A bordo, siete astronautas que componen la llamada Expedición 66: cuatro estadounidenses, uno alemán y dos rusos. La ISS es una estructura de módulos ensamblados que ofrecen unos 425 metros cúbicos habitables y casi 450 toneladas de peso. En ese pequeño espacio, no se sabe cómo están relacionándose estos días los cosmonautas rusos con el resto de la tripulación. La pregunta queda sin respuesta por parte de fuentes de uno de los organismos que participa en la ISS, la Agencia Europa del Espacio (ESA). “Por el momento no podemos hacer más comentarios sobre la crisis”, explican a elDiario.es.

El pasado día 26 de febrero, Dmitry Rogozin, director de la Agencia Espacial Federa Rusa (Roscosmos), lanzó una amenaza velada en la red social Twitter, donde es singularmente activo: “Si bloquean la cooperación con nosotros, ¿quién librará a la ISS de entrar en una órbita incontrolada y de caer sobre Estados Unidos o Europa?”.

Rogozin se refería al hecho de que es personal de Roscosmos en Moscú quien controla el segmento de la ISS encargado de la navegación. En el módulo de servicio Zvezdá (estrella, en ruso) está ubicado el sistema de gestión de datos, cuyo software es de fabricación rusa.

Este mismo día, Rusia retiró a todo su personal –en total 87 técnicos e ingenieros– de la base europea de lanzamiento de Kourou, en la Guayana Francesa. La decisión suponía suspender el lanzamiento de cohetes de carga rusos Soyuz, habituales para el envío de suministros a la ISS o la puesta en órbita de satélites.

“Alternativas a los lanzamientos”

Rogozin desde entonces ha deslizado algún tuit mofándose de la capacidad de europeos y estadounidenses para operar los lanzamientos sin la cooperación rusa. En un comunicado del día 28, el último hasta la fecha, la ESA afirmó que buscaría alternativas y que realizaría el “servicio de lanzamiento” con los cohetes Ariane 6 y Vega-C, ambos todavía en sus últimas fases de desarrollo. El primer lanzamiento de un Vega-C con carga está previsto para el próximo mes de mayo.

Sobre la situación en la ISS, la NASA respondió este martes por la noche por boca de Kathy Lueders, directora de vuelos espaciales tripulados. Dijo ser consciente de que “la situación es la que es”, pero que la colaboración se mantendrá como hasta ahora. Y añadió que, no obstante, la NASA está buscando cómo conseguir más “flexibilidad operativa” con los proveedores de carga y “añadir diferentes capacidades”, es decir: Estados Unidos está intentando no depender tanto de Rusia para gestionar la ISS.

Este jueves, Rogozin anunció que Roscosmos dejará de cooperar con Alemania en la realización de experimentos conjuntos en el segmento ruso de la ISS, y que los llevará a cabo de forma independiente. También señaló que dejarán de suministrar motores para cohetes a Estados Unidos. Ambas medidas son una respuesta de Rusia a las sanciones impuestas por Alemania y Estados Unidos.

Es personal de Roscosmos en Moscú quien controla el segmento de la ISS encargado de la navegación

Aunque las misiones en curso se mantienen, otras operaciones previstas han quedado en el aire. En especial, la misión ExoMars, que debía enviar a Marte en septiembre –a bordo de un cohete ruso– un vehículo todoterreno europeo de exploración. Rusia también ha descartado la participación estadounidense en su misión Venera-D de exploración de Venus.

Mañana viernes estaba previsto el lanzamiento desde el cosmódromo de Baikonur, en Kazajistán, de un cohete Soyuz con 36 satélites para la empresa de Internet OneWeb, que fue rescatada de la bancarrota con más de 480 millones de euros de Reino Unido. El lanzamiento estaba coordinado por Roscosmos y por eso el diputado laborista británico Darren Jones había preguntado a su Gobierno si consideraba “apropiado” seguir adelante con la operación.

Este miércoles Rogozin había difundido un vídeo de operarios en Baikonur retirando varias banderas –entre ellas la británica– del fuselaje del cohete. “Los operarios en Baikonur han decidido que nuestro cohete luce más hermoso sin las banderas de ciertos países”, rezaba el mensaje.

Hoy jueves, OneWeb ha anunciado que se suspende todos los lanzamientos desde Baikonur. Previamente Rogozin había puesto como condición para el despegue que los satélites de OneWeb no fuesen usados para fines militares y que Reino Unido se retirase del accionariado.

La vida cotidiana en la ISS

En el cuaderno de navegación que informa sobre la vida a bordo de la ISS, la entrada del 1 de marzo pretende trasladar una imagen de normalidad. Experimentos de ciencias naturales, con tejidos y sangre, a cargo de los astronautas estadounidenses Thomas H. Marshburn y Mark Vande Hei; el alemán Matthias Maurer participando en un experimento sobre acústica y pérdida de oído; el estadounidense Raja Chari preparando dos trajes para una próxima salida al exterior (el 15 de marzo); la también estadounidense Kayla Barron en labores de fontanería en los urinarios de la estación…

Los dos cosmonautas, el comandante Anton Shkaplerov y el ingeniero Pyotr Dubrov, habrían permanecido “en el segmento ruso de la ISS”, inspeccionando el módulo Zvezdá y preparando el desacoplamiento de una nave Soyuz para el próximo 30 de marzo. No hay datos sobre si están interactuando con sus compañeros o sobre cómo es el ambiente a bordo de la estación.

El comandante Shkaplerov, activo en redes sociales, ha publicado este miércoles un tuit con una sentencia que muy bien podría ser considerada un provocación pacifista por parte del Kremlin y que algunos usuarios de la red social consideran un ninguneo de la situación en Ucrania: sobre una foto de la Tierra, la frase “nuestro hermoso planeta azul”.

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