La violencia de las pandillas, con tiroteos, ataques con explosivos y apuñalamientos, ha dejado de ser un problema exclusivo de Suecia. Las alarmas han saltado después de que en las calles de Copenhague ocurrieran una serie de incidentes inusualmente violentos, todos cometidos por personas de nacionalidad sueca.
El ministro de Justicia de Dinamarca, Peter Hummelgaard, ha asegurado que desde el mes de abril la Policía danesa ha registrado 25 casos en que los autores de actos criminales son de nacionalidad sueca. En cinco meses han sido detenidas 15 personas –la mayoría de ellas, menores de edad–, acusadas de delitos tan graves como intento de homicidio y tenencia de armas y explosivos.
En la noche del 31 de julio tuvo lugar un tiroteo en una popular plaza del barrio de Nørrebro de la capital danesa, por el cual fue detenido un joven sueco de 16 años. Dos días después se produjo un apuñalamiento en la entrada de una joyería y un quiosco prendió en llamas tras ser atacado con granadas de mano en el barrio de Østerbro. La última detención se produjo el 14 de agosto, cuando un hombre de 25 años fue encontrado con dos granadas de mano en un suburbio de Copenhague.
Criminales suecos a sueldo
Las autoridades policiales danesas han relacionado estos incidentes con una nueva tendencia en el entorno criminal de Dinamarca. Según los investigadores, los criminales suecos son contratados por las redes delictivas danesas “para realizar el trabajo sucio” y cometer ataques, asesinatos y explosiones, según explicó el inspector de policía Torben Svarrer.
Para hacer frente a la creciente espiral de incidentes violentos, los ministros de Justicia de Suecia y Dinamarca se reunieron la semana pasada en Copenhague para mejorar la cooperación y las estrategias para afrontar la expansión de las bandas. “Lamentablemente, somos conscientes de que la violencia de las pandillas no conoce fronteras. Por ello, nuestra respuesta debe ser contundente y coordinada”, afirmó el danés, Peter Hummelgaard.
El ministro destacó que el crimen de las bandas “no había sido abordado lo suficiente en Suecia en los últimos años” y calificó a los criminales de “niños soldado”, que viven en Suecia en una cultura de la violencia “enferma”, que no desea de ningún modo ver en Dinamarca.
Su homólogo sueco, Gunnar Strömmer, contestó que “Dinamarca también tenía cierta responsabilidad con sus propias redes de criminales”, pero aceptó muchas de las críticas de Hummelgaard al “problema” de las pandillas en su país. Strömer también comunicó que Suecia tomará medidas drásticas contra la violencia, adaptando su legislación a la de Dinamarca, que prevé penas más duras de cárcel, incluso si los acusados son menores de edad.
Como parte del acuerdo para frenar la expansión de las pandillas, los ministros anunciaron que aumentarán el intercambio de información y los esfuerzos para prevenir el reclutamiento de jóvenes a través de las redes sociales.
Antes de esa reunión, el Gobierno de Suecia anunció la creación de un centro de Policía nórdico, en colaboración con Noruega, Dinamarca y Finlandia, con el objetivo de frenar la expansión de las redes criminales. Suecia registra la tasa de violencia armada per cápita más alta de la Unión Europea, con 55 personas asesinadas a tiros el año pasado y 363 incidentes con armas de fuego. En los otros tres países nórdicos juntos, apenas hubo seis tiroteos con muertos en 2023.
26.000 euros por cometer un asesinato
La oleada de incidentes violentos y de detenciones en Dinamarca ha destapado un fenómeno en las redes sociales que representa un nuevo reto para los cuerpos policiales. Según las autoridades danesas, se han localizado mensajes escritos en sueco para reclutar a sicarios: “Se busca gente para Dinamarca”, se lee en unos mensajes, con el emoticono de una manzana, que simboliza una granada de mano. El precio que se paga es de 100.000 coronas danesas (13.400 euros). Otros mensajes con el emoticono de una pistola de agua y la cifra de 200.000 coronas danesas (26.000 euros) se dirigen a potenciales asesinos.
Los mensajes enviados desde cuentas anónimas van dirigidos s “jóvenes vulnerables en Suecia que acceden a cometer los crímenes no solamente por el dinero, sino también en busca de reconocimiento en el entorno criminal”, explicaba el inspector de policía danés Torben Svarrer.
El ministro de Justicia danés mencionó las redes sociales TikTok e Instagram y aseguró que, si fuera por él, los mensajes serían geolocalizados y bloqueados, aunque admitió que eso “no es legalmente posible hoy en día”. “Estamos tratando de encontrar las vías para hacerlo”, agregó. Su homólogo sueco dijo que las autoridades requerirán a las empresas dueñas de las plataformas que hagan “suficientes esfuerzos” para prevenir la publicación de este tipo de mensajes.
Noruega, también en el punto de mira
Más allá de Dinamarca, la policía en Noruega también teme que las pandillas suecas hayan puesto el país en el punto de mira, atraídos por el dinero y las nuevas rutas del tráfico de drogas en el norte de Europa. “Es serio, tenemos miedo de que los acontecimientos que hemos visto en Suecia nos puedan afectar también a nosotros”, dijo el jefe de la División contra el Crimen Organizado de Noruega, Kjetil Tunold, en la emisora pública SVT.
Según los informes oficiales, las pandillas suecas se han establecido ya en los 12 distritos policiales de Noruega, tratando de controlar la importación y distribución de drogas en el país. Las autoridades temen que, por sus sistemas de vigilancia más bien laxos, el puerto de Oslo se haya convertido en un nuevo punto de entrada para la cocaína en el norte de Europa –el año pasado se realizaron 1.847 incautaciones, una cifra más alta que en los últimos diez años juntos–.
La Policía noruega ya ha pedido al Ejecutivo poder realizar patrullas conjuntas con los agentes suecos en las regiones fronterizas que están más expuestas a la actividad de las pandillas, temiendo una escalada de los actos violentos.
Para el sociólogo danés Aydin Soei, en los últimos años los esfuerzos de Dinamarca para frenar la delincuencia y el crimen organizado han hecho que hoy el país no tenga el mismo problema que Suecia con las pandillas.
En una entrevista con el periódico sueco Dagens Nyheter, Soei menciona que desde el año 2018 las autoridades de Copenhague han puesto el cerco sobre las principales redes criminales, como la pandilla 'Loyal to Familia', “lo que ha dificultado mucho su actividad, se han requisado armas y se han reducido mucho los delitos”.
En contraste, Soei explica que en Suecia “existe una subcultura donde los jóvenes romantizan la vida de gangsters, expuesta en perfiles de redes sociales con miles de seguidores”. El sociólogo añade que en Suecia los criminales pueden decirle a los chicos que “si cumplen con cuatro años de cárcel serán 100% gangsters”. Sin embargo, en Dinamarca “no suena tan bien cuando le dices a un joven de 15 años que se pasará 20 años en prisión por cometer un delito”.
Más allá del endurecimiento de las penas y de la presión policial, Soei critica que Suecia esté ignorando el aspecto que ha sido más importante en Dinamarca para atajar la violencia: “A largo plazo, lo único que tenemos certeza de que funciona es el trabajo social de prevención”. “En los barrios vulnerables de Copenhague, si un joven lleva media hora en la calle sin hacer nada alguien se le acerca y le pregunta: '¿No deberías tener un trabajo a media jornada o empezar a jugar en el equipo de futbol local?'. Hemos hecho un buen trabajo de prevención”, concluye.