'El rey del curry' no puede votar en Brick Lane

Una chica con flequillo y gafas de pasta camina por Brick Lane. En la mano lleva un móvil y el papel blanco que le indica la ubicación de su colegio electoral. Son más de las 9 de la mañana y los centros llevan más de dos horas abiertos.

–Perdona, ¿vas a votar?

–Vengo de allí.

–¿Te puedo preguntar a quién?

–Sí, he votado a los verdes. Son el único partido con el que coincido en todos los puntos del programa. Se que no tienen posibilidades de salir en esta circunscripción pero espero que dentro de 15 años se note su influencia.

Los verdes cuentan actualmente con un único escaño en el Parlamento.

Al fondo de esta famosa calle del este de Londres, que los fines de semana se convierte en el epicentro de la modernidad y el consumismo hipster, está Christ Church Primary School. Es uno de los 56 centros electorales de la circunscripción de Bethnal Green and Bow. Cada una de los 650 distritos electorales del país eligen a un parlamentario para cada uno de los 650 escaños. Este barrio eligió en 2010 a una diputada laborista, Rushanara Ali, nacida en Bangladesh en 1975.

Hoy es el día en que hablan los votantes y quizá el único en que los medios y los políticos callan. En BBC todo son charlas sobre el tiempo y cándidas conversaciones con votantes porque la ley prohíbe a los medios hacer comentarios políticos durante la votación o hacer campaña.

A 15 minutos de aquí, Ripon Showdhoury, se frota las manos para calentarse. Hace sol pero lleva parado frente al colegio electoral Virginia Primary School desde las 7 de la mañana. Lleva una insignia laborista en la solapa. Como representante de un partido político, es el único a quien le está permitido pronunciarse a favor de un partido dentro del colegio. “En realidad, no mucha gente se acerca a preguntarme. Creo que la mayoría vienen con el voto decidido de casa”.

“Las normas dicen que cualquier persona que se pronuncie políticamente en un colegio electoral deberá ser expulsada”, nos dice el policía que custodia el orden en este centro. Hay un agente en cada uno de los 50.000 centros de votación del país. Todo está pensado para que el proceso sea lo más neutro posible. La comisión electoral ha dado indicaciones de que no se permitan selfies ni ningún otro tipo de fotografía dentro de los colegios electorales.

Tampoco permite llevar atuendos políticos “aunque una camiseta del Che, por ejemplo no tendría por qué causar problemas”, nos dice el policía de Virginia Primary School que no quiere ser identificado. La comisión ha pensado sus normas al detalle, después de que en 2010 la libre interpretación en cada centro diera pie a algunos enfados.

“Por ejemplo, hay instrucciones precisas de que hoy a las 22.00 un responsable del colegio electoral salga e indique que sólo las personas que estén en la fila en ese momento, podrán votar”, nos comenta Craig Workeford, un trabajador de la comisión electoral encargado de supervisar que todo transcurra con normalidad en los colegios de esta circunscripción. Le encontramos en el colegio St Matthias pero durante el día de hoy su trabajo será visitar todos los centros electorales del barrio.

Los colegios electorales permitirán, por ejemplo, que la gente entre con sus mascotas a los colegios y que los padres enseñen a sus hijos cómo funciona el proceso “siempre que el niño no marque la papeleta”, nos dice Workeford. La única persona que lo puede hacer es el propio votante. También una persona borracha o drogada podrá votar, “siempre que su actitud no cause molestias al resto de votantes”.

De vuelta al colegio electoral de Brik Lane, encontramos en la puerta a Azmal Hussain, de 63 años, conocido en el barrio como 'el rey del curry'. Es el presidente de la asociación de restaurantes de la calle y todo el mundo le saluda. Pese a llevar 16 años en el país él no puede votar pero le gusta pasearse por el colegio, donde muchos le saludan.

Su implicación política es innegable. Hussain consiguió hace meses que dimitiera el anterior alcalde de este barrio, Luftur Rahman, por múltiples delitos de corrupción, entre otros, la compra de votos. El escándalo fue cubierto por los principales medios del país y Hussain se convirtió en la cara visible de esta lucha.

“No puedo votar porque no quiero renunciar a mi nacionalidad pero soy miembro del partido laborista hace tiempo”, nos cuenta.

Son las 10.30 de la mañana y el colegio de Brick Lane está tranquilo. Ya ha pasado la primera hora punta de la votación. A partir de las 18.00 cuando la gente salga del trabajo se espera que vuelva a haber colas hasta pasadas las 22.00. Entonces, el último votante de alguna fila emitirá el último voto de estos comicios y comenzará una larga noche de recuento. El resultado definitivo no se conocerá hasta el viernes por la mañana pero las negociaciones para formar gobierno si no hay mayoría pueden durar varios días.