“Voté sin ningún problema, me llegó todo con tiempo y mucha antelación y envié mi voto por correo”, afirma a elDiario.es María Almena, toledana que lleva viviendo en Francia 10 años. Almena explica que ha votado otros años en muchas elecciones con bastantes más dificultades en comparación con las elecciones autonómicas del 28M.
Las elecciones autonómicas del pasado mayo fueron las primeras en las que los españoles residentes en el extranjero votaron tras la derogación del voto rogado el año pasado, que venía lastrando el voto exterior desde que el PP y el PSOE implantaron la norma en 2011.
Almena recuerda especialmente los comicios generales de 2019, cuando votó en persona en el consulado español y luego viajó a España y pudo asistir en persona al recuento de la Junta Electoral Provincial: “Me di cuenta de que mi voto no llegó, no aparecí en la lista de electores. Era un voto perdido por una valija diplomática que no llegó a tiempo por los plazos tan estrictos y poco flexibles que había”.
Desde el colectivo Marea Granate, red transnacional de migrantes españoles, Berta Burguete explica a elDiario.es que el voto rogado generaba un “cuello de botella” que retrasaba mucho el proceso hasta que llegaban las papeletas, “muchas veces tarde o después de las elecciones”, como en el caso de Almena.
“Las personas que vivimos en el exterior teníamos que rogar el derecho fundamental al voto. En los últimos tiempos había una plataforma telemática para rogar el voto, pero antes teníamos que hacerlo por fax, que era complicado de encontrar, o por carta ordinaria. Esta solicitud iba al INE, que autorizaba o no el voto y, cuando las papeletas estaban disponibles, se enviaban a las personas autorizadas a votar”, detalla.
La primera vez sin rogar el voto
En las elecciones del 28M, “algunas voces dijeron que no había servido de nada (eliminar el voto rogado) porque la participación había sido muy baja. Lo que ocurre es que las elecciones autonómicas no tienen el mismo poder de convocatoria que las generales”, dice la portavoz de Marea Granate. Un informe realizado por la organización muestra que la participación alcanzó niveles superiores a los comicios de 2019 y “muy parecidos” a los niveles anteriores a la reforma de 2011, cuando se introdujo el voto rogado.
El número de españoles residentes en el extranjero que votaron en las elecciones autonómicas se duplicó en comparación con los anteriores comicios en las mismas comunidades. El pasado 28 de mayo, más de 71.609 papeletas llegaban desde el extranjero, correspondientes a un 6,7% de los 1.055.653 electores registrados en el Censo Electoral de Residentes Ausentes (CERA) en las comunidades donde se celebraron los comicios y las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla.
Esa cifra dobló la registrada en las anteriores elecciones autonómicas (en 2019, aunque en Madrid se celebraron en 2021), en las que votaron en el extranjero 35.843 personas de un total de 951.558 (el 3,7% de los electores). La mayoría de los territorios ha visto duplicado el número de votantes en el exterior, pero en las que más aumentó la participación son Asturias (de 2.623 a 7.329), Madrid (de 20.103 a 28.833), la Comunidad Valenciana (de 2.370 a 10.87) y Canarias (de 1.665 a 6.658), según los datos de la Junta Electoral Central.
Anteriormente, “nos llegaba una gran cantidad de consultas sobre cómo realizar el procedimiento”, afirma la portavoz de Marea Granate. “Esto se ha terminado porque es el Estado el que te escribe primero y te cuenta lo que tienes que hacer”.
Con la eliminación del ruego se tarda menos en recibir el primer envío con los sobres de votación, según el colectivo. Una vez están las listas resueltas, se envían las papeletas, que también se pueden descargar por si no llegan o llegan tarde (una de las novedades introducida por la reforma). Además, en caso de que llegue el primer envío, existe la posibilidad de acudir al consulado para descargar los certificados y recoger las papeletas.
“Hay una mejora y una voluntad”
La experiencia de Almena indica que, en los consulados de España, “hay una mejora y una voluntad de ayudar a los electores, de proporcionar la documentación”. “En las anteriores elecciones (del 28M) fue la primera vez que no tuve la sensación de estar persiguiendo al cartero, de estar pendiente de las papeletas, del seguimiento de los envíos en el INE...”.
Aun así, la mujer echa en falta un ejercicio de transparencia, que los electores puedan hacer un seguimiento de su voto y saber si ha llegado y ha sido incluido en el escrutinio. En definitiva, estar seguros de que su voto cuenta. “Hay muchas más facilidades ahora, aunque sigue habiendo limitaciones y gente que se queda sin votar”, lamenta Almena.
Guillermo Díaz no ha querido votar en las dos citas de este año: “No he votado por decisión propia, pero las papeletas me llegaron al límite de tiempo”, dice este cántabro residente en Reino Unido. Asegura a elDiario.es que no ha notado “ninguna diferencia” con las elecciones generales y autonómicas de 2019 y que este año sabía que el consulado ofrecía la posibilidad de imprimir las papeletas, por el “boca a boca” y no porque esa información se publicitara.
Por su parte, Ana Zieleman, que lleva viviendo toda la vida en Holanda junto a su familia, afirma e este periódico haber podido votar en esta ocasión con normalidad, al igual que en las anteriores elecciones generales, cuando aún estaba en vigor el voto rogado: “Siempre nos han llegado los sobres a casa y ahí pone las instrucciones de cómo votar”.
Depender del servicio postal
El proceso ha mejorado con la derogación del voto rogado, pero los españoles residentes fuera siguen enfrentándose a dificultades a la hora de ejercer su derecho. La dependencia del servicio postal, en países donde es más deficiente, hace que las papeletas lleguen tarde o no lleguen.
Silvia Aijón, que actualmente está haciendo un voluntariado de la Unión Europea en Rumanía, cuenta que no se informó bien y expiró el plazo para votar en las elecciones de mayo. De cara a las generales de este domingo, llamó a la Embajada de España en Bucarest y “todo fue más sencillo”. Tras casi cuatro semanas de espera, las papeletas llegaron el jueves 13 de julio y este lunes, 17 de julio, las mandó por correo desde una oficina postal en SighiÈoara.
Sin embargo, en la oficina postal le dijeron que no le podían asegurar que llegue a tiempo: “Aun siendo certificado y prioritario, nadie nos asegura que vayan a llegar”.
Entre los principales problemas citados por los electores, aparecen las distancias hasta el consulado o el proceso para los residentes temporales. También la barrera de la inscripción consular, el primer paso para poder votar en el exterior, que requiere presentarse de manera física en el consulado de España.
Desde Marea Granate denuncian que no se ha modificado el decreto que regula el procedimiento de las personas que están de manera temporal en el extranjero: “Es algo urgente que hay que resolver”. Asimismo, hay personas que llevan un tiempo en el extranjero y no saben que deben registrarse en el consulado, y “se quedan en un limbo ya que no pueden votar ni como residentes temporales ni como permanentes”, según Burguete.
Distancias y costes adicionales
El caso de Antonio Guillén es singular, porque le fue denegado el voto el 28M. “Solicité a tiempo el voto, con un mes y medio de antelación, y me llegó una carta después de un mes, a falta de un par de semanas de las elecciones, diciéndome que no podía votar”, explica el español que se encontraba en Londres realizando una estancia del doctorado. En la carta no le indicaban qué procedimiento debía seguir, simplemente le informaban de que el voto le había sido denegado.
“No he votado, no porque yo no quisiera”, lamenta, aunque admite que si hubiera ido a la Embajada española en Londres, podría haber solucionado el problema y haber votado, pero no lo hizo por falta de tiempo y por lo lejos que se encuentra la legación diplomática en la capital de Reino Unido.
Inés Jiménez, que estudió en Ámsterdam y ahora trabaja en esa ciudad holandesa, dice a elDiario.es que la Embajada española está en La Haya, mientras que en Ámsterdam sólo hay un consulado “muy pequeño que abre de 09.00 a 14.00” hora local. “Coincide con mi jornada laboral, pero tengo el privilegio de tener flexibilidad horaria”, agrega. Explica que se ha habilitado una cabina para solicitar el voto para las elecciones generales, pero en las autonómicas, no.
Una vez que se registró en el Consulado, cuando le llegaron las papeletas, Jiménez tuvo que enviarlas por correo certificado: “Es cierto que hay un recibo de reembolso, pero cuando fui a solicitar el voto para el 23J pregunté a los funcionarios cómo se pedía el reembolso. Uno de ellos me dijo que llevaba votando varias veces desde el extranjero y nunca había recibido el dinero”.
“El coste son nueve euros, pero aunque fueran dos euros. El hecho de que tengas que pagar por votar...”, lamenta. A los gastos de envío se suma el transporte para aquellas personas que no vivan en Ámsterdam ni en La Haya y que asegura que es “muy alto”. “Por ejemplo, de Ámsterdam a La Haya pueden ser 16 euros ida y vuelta en tren”, lo cual puede desalentar a más de un elector.