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Análisis Call of Duty: Black Ops III; diferente ambientación, mismas armas

La serie de acción Call of Duty se ha convertido por méritos propios en el alpha y el omega de la sobreexplotación. Su editora, Activision, lleva bombardeándonos al ritmo de una entrega o más al año desde el nacimiento de la serie en 2003, y los estudios desarrolladores que se han ocupado de cada nuevo juego han intentado hacer lo posible para mantener el interés del consumidor sin salirse eso sí de unas líneas guía claramente marcadas: Call of Duty es sinónimo de espectáculo, de situaciones límite, de acción online absorbente y de nula libertad para el jugador. Todo lo demás sobra.

De esta forma la serie ha tratado de abarcar no pocas ambientaciones distintas, siempre aprovechando las modas pertinentes, aunque tampoco se puede negar que en ciertas ocasiones ha sido la propia Call of Duty la impulsora de dichas modas. Desde sus orígenes en la Segunda Guerra Mundial, nos ha llevado por la Guerra de Vietnam pasando por ese gran punto de inflexión que fue Modern Warfare con su ambientación contemporánea hasta llegar al futuro más o menos lejano con la subsaga Black Ops y la entrega del pasado año, CoD: Advanced Warfare.

Sí, ahora que tantos títulos han querido dejar atrás la ambientación contemporánea, ahora que nos vemos sumergidos constantemente en shooters de ciencia ficción como Titanfall, Destiny y el venidero Star Wars: Battlefront, los responsables de Call of Duty han querido centrarse al máximo en ese futuro tan chungo que nos espera. Ese futuro en el que el mundo es aún más turbio que ahora y el ser humano se encuentra dividido entre los ‘humanos reales’ y los ‘aumentados’ con prótesis cibernéticas (ya lo dijimos en su día, si esto no es calcar descaradamente a Deus Ex que baje Warren Spector y lo vea).

En fin, que el hecho de que Call of Duty: Black Ops 3 ya esté entre nosotros vendiéndose como rosquillas es algo absolutamente inevitable, algo que no sorprende y que ni siquiera parece intentarlo. Llega así sin más, sin esfuerzo, todos los años. Y de la misma manera que esperamos los titulares en plan ‘Call of Duty X vende chorrocientosmil juegos en sus primeros días a la venta’ nos toca esperar que, lo que encontramos dentro del disco, vuelva a ser un refrito ‘evolucionado’ de lo que vimos el año anterior. ¿Un mal videojuego? Casi seguro que no. ¿Lo mismo de siempre? Firmamos que sí.

La infructuosa búsqueda de la madurez argumental.

Ya hemos dicho qué es lo que se puede esperar de Call of Duty. Ahora bien, si nos centramos especialmente en la subsaga Black Ops podemos matizar un poquito más. Esperamos un modo zombies (que en otras subsagas son aliens y en otras ‘zombies con exoesqueletos’), un poderosísimo multijugador y una campaña que dé para entretenerte unas cuantas horas disfrutando de una historia que intenta ser madura y un guion repleto de urgencia. ¿Qué queremos decir con esto último? Pues que ya nada más empezar a jugar todo se va al carajo y nos vemos inmersos en una situación de esas súper límite en la que un tío, generalmente nuestro inseparable compañero de fatigas, nos va gritando por detrás a cada paso, casi como si fuera tu madre cuando se enfría la cena pero con más mala saña.

De esta forma, aunque quieras jugar de forma sosegada, que no por ello sin prestar atención, te acabas viendo inmerso en una retahíla testosteronizada, como si los guionistas se hubieran pillado un buen pedo con bebida energética mientras salían a disparar sus rifles a una llanura de Texas antes de escribir cada palabra. Los diálogos, aunque bien es cierto que Black Ops 3 quiere ser más profundo y oscuro, acaban siendo un clon de lo que puedes esperar de la peli más de Michael Bay, con no pocos machotes y ‘machotas’ midiéndose ese ego que no le cabe en los pantalones.

Se agradece por supuesto que la narrativa de Black Ops 3 plantee ciertos dilemas más o menos complejos. Qué si a dónde va la humanidad con la tecnología y temas así. Pero el caso es que su trasfondo no resulta original, ya lo hemos visto antes en licencias mucho más profundas e inmersivas como Deus Ex, y casi suena a excusa para meter ahí toda esa movida de los implantes cibernéticos que a su vez sirven de excusa para sumar mecánicas jugables ya vistas en títulos como Titanfall. Además, quizás por el hecho de ir dirigido a un público amplio, se esfuerza demasiado en explicar conceptos que no son tan complejos como aparentan, sumergiéndose en una espiral de ‘ey, mirad qué chulo y profundo es esto que hemos hecho, os lo vamos a explicar como si tuvieseis cinco años’ que juega totalmente en su contra.

Pero lo peor de todo, el gran error de Call of Duty teniendo en cuenta los tiempos que corren, es que este ‘complejo universo’ de ciencia ficción no pude ser descubierto de forma libre por el jugador. Sumergirnos en él en el grado que deseemos mediante la lectura de textos, audios o el diálogo con otros personajes es sencillamente imposible, por lo que es el propio juego quien nos mete la trama a la fuerza como si fuéramos un hígado de pato destinado a convertirse en foie. Es decir, no dejan de bombardearnos con cinemáticas no ya sólo al comienzo y final de cada misión, si no incluso entre medias, rompiendo absolutamente el ritmo trepidante característico de la franquicia.

Al final de todo nos encontramos con que el modo campaña da para unas 8 horas o menos dependiendo de nuestra habilidad. Si bien es cierto que no esperábamos más, frente a ese ritmo que nos dejaba agotados de anteriores entregas, con sus ciertos giros trepidantes y algún que otro personaje digno de pasar a la historia de los videojuegos, en Black Ops 3 nos encontramos con una historia más oscura, sí, algo que se agradece, pero también más tediosa y peor hilvanada, menos orgánica y, lo que resulta aún más incomprensible, con muchos más aires de superioridad.

¿Evolución jugable o copia de una copia?

Ya hemos mencionado por encima las similitudes jugables de Black Ops 3 con títulos como Titanfall, Deus Ex e incluso Mirror’s Edge. Pues bien, dichas similitudes se vieron ya el año pasado en Cod: Advanced Warfare y han sido explotadas en Black Ops 3, permitiéndonos realizar grandes saltos, correr por las paredes, piratear mechas de combate, ocultarnos del enemigo, obtener ayudas visuales… En fin, todo un repertorio de habilidades que nos hacen ser mucho más letales en el campo de batalla.

Resulta un acierto que cada jugador pueda evolucionar por cada una de las tres ramas de habilidad disponible. Ciertamente no es que se trate de algo rompedor, puesto que decenas de juegos hacen uso hoy en día de sistemas similares bastante más profundos, pero al menos le da ese toque de ‘frescura’ a un Call of Duty que, de otro modo, hubiera sufrido una profunda lapidación por parte de la prensa especializada y no pocos jugadores. Claro, diréis que todo esto puede facilitar en exceso el combate de no contar con una serie de enemigos a la altura, y es ahí donde entran en acción los robots.

Sinceramente, durante los primeros compases de Black Ops 3 tenemos la sensación de matar soldados enemigos como si fueran monos armados con panderetas. Es decir, llegamos a sentir que resulta absurdo seguir avanzando mientras dejamos atrás un reguero de centenares de cadáveres, sensación que se agudiza aún más teniendo en cuenta que los soldados que liquidamos no son precisamente Honoris Causa. Por eso se agradece la implementación de robots que liquidar, sobre todo porque alguno que otro cuenta con ese punto débil que debemos aprovechar para liquidarlo. Aunque estáis avisados; tampoco podéis esperar una revolución, puesto que en la mayor parte de los casos la única dificultad para eliminar a estos enemigos cibernéticos radica en que tienen mejor blindaje que los infelices soldados humanos que han osado enfrentarse a nuestra supremacía bélica.

Un multijugador a la altura de las expectativas.

Desde el primer Modern Warfare el modo multijugador viene siendo lo mejor de cada nueva entrega de Call of Duty, lo cual no quiere decir que, como jugadores, sea necesario dar el salto de una entrega a otra, más aún teniendo en cuenta la rigurosa política de DLCs con la que sus respectivos responsables amplían y mejoran el online cada pocos meses. Es decir, ¿merece la pena saltar desde Advanced Warfare a Black Ops 3 sólo por el online? ¿Podré disfrutar de una experiencia revolucionaria que ya no está en el título de Sledgehammer Games? La respuesta es no y no.

Ahora bien, en un hipotético mundo en el que Call of Duty no contara con una entrega cada año (si no es imaginar demasiado) no podríamos dejar de admirar el poderoso multijugador de Black Ops 3, un multijugador que se sustenta sobre los dos pilares básicos de la acción competitiva que caracterizan a la serie: conocimiento del terreno y premiar los reflejos felinos.

Por supuesto tenemos todo un tropel de modos de juego, incluidos los más clásicos como el enfrentamiento por equipos, captura la bandera y demás, por lo que vamos a centrarnos en las novedades. Ahí está el modo Safeguard, que básicamente consiste en tener que escoltar junto a nuestros compañeros a un robot mientras el equipo enemigo intenta destruirlo. Si el robot recibe daño se para, mientras que avanza más deprisa si se ve rodeado por los jugadores aliados. Desde luego no se trata de una modalidad que vaya a cambiar nuestra forma de entender el multijugador online, pero resulta fresca y bastante divertida al potenciar las emboscadas y los tiroteos intensos.

La otra gran novedad dentro del modo multijugador es que cada usuario puede especializarse dentro de una de las nueve ramas disponibles, pudiendo como en entregas anteriores personalizar a su personaje con diferentes skins. Cada rama tiene sus habilidades propias, si bien es cierto que no llega al nivel de profundidad y posibilidades de otros títulos actuales como Evolve y Overwatch. Es decir, no potencia la colaboración entre jugadores ni nos da una ventaja clara en ciertas situaciones, como si desde Treyarch se hubieran achantado ante la posibilidad de desequilibrar un multijugador que lleva años y años y años funcionando de perlas.

Jugando con colegas, matando zombies.

Más allá del modo campaña en solitario y del poderoso multijugador nos encontramos con dos modalidades que están ahí para expandir la diversión y poco más. Empecemos por el modo zombies, el cual está protagonizado por cuatro actores tan reconocibles como Ron Perlman, Jeff Goldblum, Neal McDonough y Heater Graham quizás por aquello de que Black Ops 3 es una superproducción y hay que demostrarlo, porque sinceramente, ¿qué importa que el modo zombies lo hubiera protagonizado… Mario Casas y Rita Barberá? Pues nada en absoluto, hubiera sido lo mismo solo que aún más absurdo.

Frente a la ciencia ficción de implantes cibernéticos, nanorobots y androides del modo campaña y el multiplayer, el modo zombies nos sumerge en una ambientación sacada de los años cincuenta. Con callejones oscuros, máquinas toca discos y botellas de bourbon. Nuevamente estamos ante una propuesta que no inventa la rueda, aunque no se puede negar que resulta divertida, que consigue picar al jugador y que cuenta con ciertos guiños reseñables y alguna que otra sorpresilla. No diremos más.

Por otro lado tenemos la posibilidad de disfrutar de la campaña en cooperativo a cuatro jugadores. Normalmente después de esta frase viene un ‘¡Hurra!’ y un ‘¡Bravo!’, pero en esta ocasión no podemos permitirnos soltar vítores gratuitamente, puesto que lo que podría ser un aliciente tremendo para disparar la diversión se convierte en un añadido más por no estar bien implementado.

Frente al cooperativo de Black Ops 3 pongamos un ejemplo reciente, el de Halo 5: Guardians. En la obra de 343 Industries puedes jugar en solitario, por supuesto, pero se nota que hay un interés total por parte de sus responsables por potenciar el cooperativo haciendo no sólo que resulte orgánico y coherente en términos narrativos, si no tremendamente recomendable en ciertas fases. Estos dos ingredientes tan necesarios brillan por su ausencia en el juego de Treyarch, como si hubieran añadido el cooperativo a cuatro a última hora y casi a regañadientes.

Superproducción audiovisual.

No pocas entregas de Call of Duty han sido duramente criticadas por estancarse a nivel tecnológico. Los jugadores no entendían cómo podía ser que la editora responsable de una de las licencias comercialmente más exitosas de todos los tiempos no se gastara un duro en mejorar cada nueva producción a nivel gráfico, hasta que por fin llegaron los chicos de Sledgehammer Games y subieron el listón, aunque sin dejarse los riñones en ello.

Y así llegamos a Black Ops 3, un título que resulta espectacular sin llegar a sorprender. Es decir, todo está medido al milímetro para que lo flipes, para que tu adrenalina se dispare, para que digas ‘¡Jo*** cómo mola ese robot!’, ‘¡Qué guapa esa cinemática!’. Pero nadie podrá decir que se trata del título tecnológicamente más puntero del mercado, estando lejos de lo que podemos encontrar en no pocas producciones de igual o menor presupuesto, y eso teniendo en cuenta que Call of Duty siempre apuesta por los entornos cerrados y los eventos scriptados, dos cosas que favorecen el no tener que tirar de amplios recursos de hardware.

Eso sí, como decimos todo funciona, lo bueno brilla o lo malo sencillamente se deja ver lo menos posible. A nivel sonoro estamos en las mismas, contando con el correspondiente doblaje al castellano.

Lo mejor:

  • Su modo multijugador, tan pulido y potente como siempre, puede dar para años de diversión. Lástima que para muchos tenga fecha de caducidad: noviembre de 2016.
  • El modo zombie y algún que otro extra completan una oferta de contenidos bastante notable.
  • Cuenta con unos altos valores de producción. Las cinemáticas son espectaculares y todo está medido para generar impacto… aunque no siempre lo consigue.

Lo peor:

  • La historia, pese a querer ser más profunda, adulta y oscura que nunca, peca de tratarnos en ocasiones como a tontos, sintiéndose hinchada y sobrevalorada. Además el ritmo no resulta tan trepidante como debería.
  • Misma falta de libertad de siempre. Estaría bien poder sumergirse en la historia de forma autónoma, en la medida que cada uno desee, contando con algún aliciente para explorar, con alguna vía alternativa para superar los escenarios que no fuera disparar a enemigos como si fueran pollos en un corral.
  • Una vez más estamos ante un ‘quiero innovar pero no quiero romper nada’. Esto impide que la franquicia evolucione.

Conclusiones

ConclusionesAnálisis Call of Duty: Black Ops III; diferente ambientación, mismas armas

La guerra nunca cambia, y Call of Duty tampoco.

En conclusión nos encontramos con aquello que cabe esperar de cualquier Call of Duty, por ello lo primero que hay que preguntarse es si existe innovación alguna respecto a anteriores entregas. La respuesta es un sí, pero se trata de una innovación muy contenida y medida al milímetro, no vaya a ser que descuadre esa fórmula que lleva con nosotros tantos años y que de ahí acabe saliendo un juego realmente rompedor y atrevido. Estaríamos entonces ante una osadía impropia de Activision, ante un movimiento que sinceramente ya hemos perdido la esperanza de llegar a contemplar algún día.

La siguiente pregunta sería la siguiente, ¿es entonces Call of Duty: Black Ops 3 un mal juego? ¡No! Estamos ante un juego de acción muy bueno en líneas generales, ante un título de una factura casi impecable que ha sido concebido para premiar a los jugadores más fieles, a aquellos incansables que cada mes de noviembre bajan a la tienda con sus sesenta euros para poder comprarse unas ocho horas de diversión en solitario y un multijugador que, en nuestra opinión, podría dar para años y años.

Black Ops 3 cuenta con unos altísimos valores de producción, con un multijugador que funciona a las mil maravillas y con el que además tienes la continua sensación de recibir premios y trofeos hasta por saber sujetar el mando, y con un modo campaña que, pese a tratarnos en ocasiones como si fuéramos lerdos, sabe ofrecer aquello que debe ofrecer todo buen Call of Duty que se precie: adrenalina y machotismo a partes iguales.

Lástima que todo lo que ha hecho grande a la franquicia durante tantos y tantos años se sienta ya tan caduco, porque Black Ops 3 lo hubiera petado literalmente en 2010.

Por: Daniel Moreno

Análisis Call of Duty: Black Ops III; diferente ambientación, mismas armas

11/12/2015

7 / 10 estrellas