Personalmente entiendo qué es lo que quería hacer Dario Ávalos, principal responsable de Animatoon Studio y padre de la criatura, de este juego que salió vencedor en 2014 de la primera edición de los Premios Playstation ganándose no ya sólo el reconocimiento, si no los supuestos medios necesarios para hacer realidad el proyecto con el apoyo de un gigante como Playstation España. Es más, empatizo al cien por cien con su idea, porque me parece enternecedor intentar capturar el recuerdo del que fue su mejor amigo, su perro Tarao, y querer compartirlo con el mundo creando un videojuego que pueda ser disfrutado a partes iguales por padres e hijos alejándose de la violencia gratuita que tanto abunda en este mundillo.
Bajo esta premisa nació Dogchild, un título que quiere ser mucho más que un videojuego, que quiere convertirse en una franquicia ‘multiforma’ yendo más allá de las consolas para dar el salto a la televisión, quizás algún día el cine. Parece un sueño complicado de alcanzar, casi imposible, pero si desde Playstation España, que no son precisamente tontos en cuestiones de marketing, vieron potencial en el proyecto de Animatoon… por algo será.
Y por fin, tras más de un año de espera, el hijo pródigo ha alcanzado su meta con un reciente lanzamiento en Playstation 4. Vamos a ver qué nos ofrece.
En Dogchild encarnamos a Tarpak, un joven con el que podremos recorrer los diferentes escenarios a base de parkour, algo que claro, flipará a los más pequeños. Pero no sólo de figuras antropomorfas vive el primer título de Animatoon, puesto que podremos alternar entre Tarpak y su fiel colega Tarao, un cánido co-protagonista con habilidades únicas como seguir rastros, desvelar objetos ocultos, intimidar a enemigos y atraer la atención de los guardias. Y qué podemos decir, eso a primera vista también mola, sobre todo para aquellos que tenemos un perrete en casa y siempre hemos querido saber cómo se ve el mundo desde su perspectiva sin tener que preocuparnos de pulgas, garrapatas y de ese instinto incontrolable que nos obliga a olfatear culos ajenos.
Intercalando entre uno y otro podemos disfrutar de mecánicas de sigilo, exploración y algo de acción –siempre ‘sin violencia’–. Por supuesto no faltarán los enfrentamientos con algún que otro jefe final y el anunciado uso de la física para derribar a cualquier enemigo que se nos ponga por delante. Vale, esto último puede sonar tan original como jugoso, pero toca avisar que casi todo se reduce a saber apañárnoslas para derribar a varios enemigos de un solo lanzamiento con la pelota de nuestro colega aprovechando un bullet time. Y este no es el único problemilla que encontramos.
Sobra decir que Dogchild quiere centrarse en captar la atención de los más pequeños de la casa. Por ello no podemos esperar un título hardcore ni nada por el estilo, pero ahora bien, actualmente existen no pocos productos de entretenimiento que también son capaces de atraer la atención de los mayores rompiendo barreras generacionales. Desde las películas de DreamWorks y Pixar hasta por supuesto los videojuegos de Nintendo. El título de Animatoon por desgracia parece no saber encontrar ese equilibrio necesario, ese ingenio con el que picar a niños, jóvenes y adultos.
Por supuesto que no hablamos de nada que tenga que ver con la dificultad. Un niño puede superar el último Super Mario sin despeinarse ante la atenta mirada de su padre, y lo mismo ocurre a la inversa. Pero con Dogchild no sabría decir exactamente cuál es el problema. Quizás tiene que ver con el uso de mecánicas demasiado simples, de la repetición de esquemas demasiado básicos y poco originales. Ello nos impide utilizar el ingenio, estrujar aunque sea un pelín la materia gris o poner en marcha la imaginación.
Hasta aquí hemos hablado más o menos de problemas de concepto, pero ojo, porque también hay problemas de forma. Por ejemplo nos encontramos con un desarrollo de la acción un tanto torpe debido a la falta de precisión en el sistema de control y a decisiones de diseño cuestionables que derivan en momentos ciertamente frustrantes. La IA tampoco ayuda, y la capacidad para combinar las habilidades de ambos protagonistas, algo que debería ser de lo más jugoso de Dogchild, podría estar mejor implementada. En conjunto da la sensación de que se quería abarcar demasiado mezclando diferentes mecánicas, cuando lo más acertado habría sido reducir para centrarse.
A nivel visual es cierto que cuenta con un toque cartoon que puede resultar atractivo, pero no por ello evita dejar cierta sensación de desamparo, sobre todo en relación con unos escenarios que, aunque muy variados, lucen bastante planos. Vale, también es verdad que los medios eran los que eran y que por ello nadie espera un nivel de Tripla A, pero no podemos obviar que hay por ahí no pocos estudios que con cuatro pelas han conseguido realizar juegos bellísimos, de esos que te entran por los ojos y no se te van de la cabeza.
No quiero creer esto pero quizás la ambición de sus responsables por convertir a Dogchild en una franquicia multiforma ha jugado en su contra, como si no hubieran conseguido centrarse en lo que realmente importa: crear una primera experiencia redonda y con mucha personalidad. Pero también puede que haya sido otra cosa. Quizás el someterse al esquema impuesto desde Playstation España tras ganar los Premios Playstation no ha favorecido un ‘desarrollo natural’, uno de esos desarrollos patrios en los que el tiempo importa poco y los recursos aún menos.
Conclusiones
ConclusionesAnálisis Dogchild, pon un amigo perruno en tu vida
En definitiva, y siempre a ojos de un servidor, Dogchild no termina de funcionar, no es el videojuego que deseaba y evidentemente a estas alturas ya poco importa cuál ha sido el fallo. Estamos ante el ejemplo perfecto de que a veces no basta con poner una buena idea sobre la mesa e intentar desarrollarla con la mejor de las intenciones.
Pero ojo, no seamos catastrofistas, porque habrá quien se encuentre cómodo a los mandos de Tarao y Tarpak, quien sepa ver el cariño y decdiación puesto por Animatoon en su criatura. Por eso creo firmemente que toca dejar atrás las campañas promocionales, olvidarse de las ventas –sean las que sean–, de toda la parafernalia que hay detrás de cualquier juego apoyado por una gran firma. Porque lo único que importa ahora es acaparar toda la experiencia ganada y seguir adelante con la intención de ofrecer nuevas experiencias al jugador más exigente, y aquí meto tanto a niños como a mayores.
Quizás un nuevo proyecto totalmente distinto o quizás un Dogchild 2 que sepa coger los aciertos del original y exprimirlos con gracia dejando atrás errores pasados. Eso es lo que espero y deseo para el futuro de Animatoon Studios.
Por: Daniel Moreno
Análisis Dogchild, pon un amigo perruno en tu vida
01/29/2016
5 / 10 estrellas