Análisis Tales of Hearts R, un JRPG portátil de marcado acento japonés

Puede que el género de los JRPG (japanese role-playing game) no esté pasando precisamente por su mejor momento tras dejar muy atrás la época dorada de la primera Playstation, pero ello no quita que últimamente estemos recibiendo en especial en nuestras consolas portátiles toda una buena hornada de grandes títulos que poco o nada tienen que envidiar a los de antaño. El mejor en ejemplo es un Bravely Default que engatusó a crítica y público a finales del pasado año en 3DS, y precisamente del catálogo de la versión original de esta consola de Nintendo nos llega hoy un nuevo candidato a refrescar el catálogo un tanto oxidado de nuestra querida PS Vita.

Rebautizado como Tales of Hearts R, esta propuesta rolera de la vieja escuela desarrollada por Tales Studio y distribuida por Bandai Namco quiere hacerse un huequecito en el corazón de los usuarios de la portátil de Sony, objetivo que como decimos debería no ser demasiado difícil de conseguir a razón del aparente abandono que sufre Vita, sobre todo si nos fijamos en títulos realmente nuevos y originales desarrollados en exclusiva para ella (que evidentemente no es el caso).

A su favor cuenta con la baza de no haber sido distribuido hasta ahora en Occidente y de incorporar múltiples y jugosas novedades con las que exprimir las posibilidades de Vita. ¿Será suficiente?

Rol japonés tan clásico como tópico.

Empecemos por su historia, un punto crucial en todo JRPG al ser lo que mantiene enganchado al jugador durante horas. Recordemos que los juegos de este género se caracterizan por un desarrollo un tanto lento, con mucha trama y diálogo así como con sistemas de combate no tan dinámicos como los juegos de acción y rol occidentales, por lo que contar con una historia potente es crucial, y aunque no se puede decir que Tales of Hearts R pueda ser candidato a un Oscar al mejor guion ni muchísimo menos, lo cierto es que cumple si sabemos ver más allá de sus extravagancias.

Todo aquel que no haya catado antes un JRPG puede sentirse raro, muy raro. Suele ser habitual en estos juegos que nos encontremos con personajes un tanto extravagantes, así como con tramas, gestos y diálogos más propios del mundo anime, y en esta ocasión la unión entre el manga/anime con los videojuegos va aún más allá al intercalar escenas propias de cualquier serie anime. Pero a nivel propiamente argumental, puede que su marcado carácter oriental se les haya pasado de rosca para estas tierras.

Pronto nos vemos sumergidos en una historia de cuentos, de poemas y metáforas un tanto empalagosas. En resumidas cuentas hay una serie de monstruos que se alimentan de la esencia de las emociones, arrebatando al afectado todo aquello que define su personalidad. Kohaku Hearts, una bella joven, es precisamente una de las afectadas, y nuestra labor en la piel de Kor Meteor será tratar de ayudarla recuperando los pedazos de su Spiria (¿su alma?, ¿su personalidad?, ¿su espíritu?) gracias al uso de nuestro Soma, un artilugio heredado de nuestro abuelo que nos permite tanto luchar contra monstruos como curar las propias dolencias y enfermedades del Spiria.

De esta forma nos veremos obligados a salir por primera vez en nuestra vida de nuestro pequeño pueblo pesquero para tratar de ayudar a la joven por la cual, como era de esperar, acabaremos colgaditos perdidos. Todo ello mientras tratamos de ganarnos el afecto/respeto de su celosísimo hermano y escapamos de una bruja milenaria que vete tú a saber por qué motivo se la tiene jurada a la chica y por extensión a nosotros mismos.

Lo dicho, los clichés tan típicos del anime y del propio género JRPG están a flor de piel, incluso en unos diálogos un tanto absurdos que nos provocarán ganas de abofetear a los protagonistas al grito de ‘¡a ver si maduráis de una pu*****a vez!’. Ya sabéis; el protagonista es un ‘paleto’ ingenuo con un gran orgullo propio que le llevará a cometer estupideces, la chica es más dulce que la miel de Winnie the Pooh aunque tenga su carácter, y el hermano es más fanfarrón que Cristiano Ronaldo estrenando nueva marca de gomina.

Si sabéis/podéis tolerar todo esto o incluso os apasionan todos estos topicazos, adelante, estáis preparados para sumergiros en un videojuego que por suerte tiene mucho más que ofrecer, empezando por ese sabor a JRPG retro que tanto nos gusta. Prueba de ello será la exploración de los diferentes pueblos, mazmorras y mapas. En las ciudades por ejemplo podremos intercambiar al menos un par de frases con cualquiera que nos crucemos por la calle, desbloqueando nuevas misiones secundarias y pequeñas tareas que nos aportarán fáciles recompensas. Dejando atrás la seguridad de estos enclaves, en el mapa general podremos desplazarnos por el mundo rumbo a nuestro próximo objetivo con el inconveniente de poder ser asaltados en cualquier momento por unos monstruos que no veremos venir, al igual que ocurre en las mazmorras.

Estamos pues ante un sistema de enfrentamientos aleatorios que podrá echar para atrás a más de uno, pero que indudablemente recuerda a los Final Fantasy de PSX. Por el contrario una vez metidos en faena los combates resultan bastante dinámicos, dado que ocurren en tiempo real aunque podremos realizar ciertas pausas para pensar nuestro próximo movimiento.

Podremos movernos libremente dentro de un área delimitada, atacando a nuestro antojo al enemigo que deseemos y defendiéndonos si así lo necesitamos. Además podremos ejecutar poderosas Artes y combos para infringir un gran daño a nuestros oponentes. Nuestros aliados por el contrario actuarán de forma automática siguiendo las pautas que les hayamos marcado con anterioridad, dado que podremos preestablecer cómo queremos que se comporten en los combates dando prioridad a la sanación, al ataque a corta o larga distancia, o al uso de objetos estableciendo ciertas condiciones. En líneas generales la fórmula funciona, y resulta tan dinámica como entretenida.

Por lo demás tampoco encontramos un punto que sobresalga especialmente respecto a cualquier otro ejemplar del género, por lo que toca hablar de lo que aporta esta versión ‘R’ respecto al título original empezando por un renovado apartado visual que busca sacar provecho del hardware de la portátil con unos escenarios mucho más detallados, totalmente tridimensionales, unas texturas mejor definidas y unos modelados que por suerte tienen poco que ver con lo visto en el título de DS.

A nivel jugable encontramos muchas más misiones que disfrutar, la posibilidad de introducir dos nuevos personajes controlables y nuevos movimientos, objetos y accesorios. A nivel sonoro se ha reinterpretado su BSO, la cual puede resultar bastante machacona en ciertos momentos, contando con unas voces al Japonés tan típicas del anime como exageradas y chirriantes. Por suerte siempre podemos quitar el volumen de las voces para contentarnos con los subtítulos al castellano.

Conclusiones

En definitiva, Tales of Hearts R no llega a Playstation Vita con la intención de reinterpretar el género ni innovar lo más mínimo. Ofrece poco o nada que no hayamos visto en cualquier otro juego e incluso está por debajo en líneas generales de los grandes del género, pero siendo honestos, pese a sus defectos y su marcadísima orientación hacia el público Japonés, cuenta con un ‘nosequé’ un tanto especial capaz de enganchar, y eso suele ser crucial para que comprar un videojuego salga rentable.

Cualquiera que sepa tolerar sus clichés, lo estrafalario de sus personajes, y de paso guarde cierto cariño hacia los JRPGs de la vieja escuela encontrará en Tales of Hearts R una propuesta más que entretenida que en el caso de PS Vita se convierte casi en necesaria debido las limitaciones de su catálogo, contando con una duración más que notable, unas escenas de video puramente anime muy bien realizadas y un sistema de combate eficiente e incluso adictivo.

Lo dicho, no supone ninguna revolución, pero al menos cumple su papel de exponente de un género que últimamente parece estar dando señas de resurgir.

Lo mejor:

  • Ese sabor a JRPG clásico capaz tanto de atraer como de alejar a ciertos jugadores.
  • Cuenta con un sistema de combate accesible y más dinámico de lo que estamos acostumbrados.
  • La propia historia en sí, pese a estar plagada de topicazos y resultar un poco boba al principio, termina por enganchar.
  • Su renovado acabado visual respecto a la versión de Nintendo DS.

Lo peor:

  • Hay que tener estómago para los clichés del género y del anime: personajes estrafalarios, diálogos con voces exageradas, vestimentas horteras…
  • No ofrece nada nuevo dentro del género, y tampoco cuenta con algún apartado que resalte por encima de otros tantos juegos.