No me gustan los videojuegos musicales. Vale, teniendo en cuenta que soy el encargado de analizar Rock Band 4 puede que debiera haberme tragado esta afirmación, pero qué le vamos a hacer, es la pura verdad. Sí, es cierto que de vez en cuando me echo unas canciones con mi novia al SingStar, pero es por el bien marital y siempre con alguna cervecita de por medio.
Para tratar de responder por qué no me gustan este tipo de juegos debería remontarme a mi adolescencia: mientras que no pocos de mis amigos tocaban instrumentos –algunos de ellos con un talento considerable–, yo no fui capaz de reunir el valor para lanzarme a tal gesta, o más bien lo reuní tarde y mal. A mis dieciocho años, con mi primer sueldo recién ingresado, fui cargado de ilusión e ingenuidad a comprarme un flamante bajo, el cual acumula polvo desde entonces en un rincón de mi casa. Sufre ‘diez años de soledad’, que diría Gabriel García Márquez, y parece que la cosa va para largo.
Por ello me provoca tanto dolor acercarme a todo aquello que se me asemeja a cualquier instrumento, porque me recuerda aquello que quise ser y nunca fui. En el caso de Rock Band y juegos similares, diréis que no son instrumentos, que son meras imitaciones de plásticucho. Está claro, pero también es cierto que lo que lograron las franquicias Guitar Hero y Rock Band con estos trozos de plástico es hacernos sentir como estrellas sobre el escenario, y eso tiene un mérito tremendo.
Pero centrémonos. El caso es que durante la generación de PS3 los juegos musicales alcanzaron su cénit con esta saga, permitiendo que muchos jugadores se sintieran auténticas estrellas del rock. Algunos de ellos incluso dieron el salto del instrumento de plástico al de madera con cuerdas de acero o nylon, y mira que me alegro por ellos. Ahora bien, al final todo cansa y la época dorada de los videojuegos musicales, la iniciada por aquel glorioso Guitar Hero que también regresa este año, pasó al olvido igual que otros tantos inventos como los CDs, el bakalao o el mandar una postal cuando te vas de viaje.
¿A qué se debió? Bueno, unos señalan que todo en esta vida es cíclico. También cayeron en el olvido tiempo antes las aventuras gráficas o los juegos de terror, y ahora ambos vuelven a estar de moda. Otros dicen que se debió al excesivo precio de los periféricos y la explotación de las licencias con el lanzamiento de demasiadas entregas, motivo por el cual desde Harmonix, responsables del juego que hoy nos ocupa, han tomado la sabia decisión de que toda guitarra, batería o micrófono de los viejos Rock Band sean totalmente compatibles con Rock Band 4, así como las canciones de los juegos originales. Olé, ese es todo un puntazo a su favor frente al nuevo Guitar Hero que sí requiere de una guitarra completamente nueva y rediseñada.
Ahora bien, si la guitarra que vamos a utilizar es la misma, ¿cómo puede evolucionar la jugabilidad dentro de un género que quieras o no resulta bastante encorsetado? Madre mía, esta es una pregunta muy difícil a la que yo personalmente no sabría poner respuesta, y parece que desde Harmonix tampoco han sabido.
Porque salvando ciertos añadidos que ahora veremos y que sí, resultan más que agradecidos, en líneas generales Rock Band 4 nos deja sensaciones muy parecidas a las ya vividas años atrás. Cogemos la guitarra y empezamos a puntear al mismo tiempo que pulsamos el botón o botones correspondientes en el momento preciso, tratando de no meter la pata para sumar multiplicadores y mantener la magia del concierto. Esta base no ha cambiado en absoluto, aunque si nos ponemos en ese plan tampoco ha cambiado nada la base de los shooters o de los juegos de fútbol en los últimos veinte años, ¿verdad?
Por otro lado el hecho de que sea algo ya conocido no tiene por qué ser malo. Vamos a ver, como dirían nuestras abuelas, si algo funciona para qué cambiarlo. Y efectivamente la fórmula de Rock Band funcionaba en su día y funciona a la perfección ahora, brindándonos la posibilidad de imitar a nuestros ídolos sobre el escenario mientras un público virtual nos aplaude o se mosquea por nuestros errores.
Vayamos con esos ‘añadidos’ que comentábamos dos párrafos más arriba, porque es aquí donde tenemos la sabia nueva que hace de Rock Band 4 un producto más profundo que sus predecesores. Hablamos de la entrada en escena de los ‘solos’. Ojo porque el hecho de que podamos improvisar durante un pequeño tramo de la canción no significa que podamos coger la guitarra y tocarla con los dientes sin ningún tipo de criterio, puesto que, pese a que podemos tocar las notas que nos dé la gana, será crucial mantener el tempo de la canción y no reventar su estilo. Sí, puntear ‘Paquito el chocolatero’ en un tema de Dream Theater no es buena opción. Y todo esto también es válido para el bajo, el cantante y el batería.
Pero, ¿qué sería de un juego musical sin canciones de éxito que podamos reconocer la gran mayoría de los mortales? Bueno, pues en este sentido nos toca decir que el catálogo de Rock Band 4 podría haber dado para mucho más. Entendednos, siempre se puede dar más en este sentido, pero creemos que se queda un tanto corto y que quizás existen demasiados temas no muy conocidos y grandes joyas musicales que se han quedado fuera. Por supuesto podremos comprar más online, pero oye, ya que pagamos por un videojuego entero queremos que al menos venga con el mejor repertorio posible y que el resto sean añadidos opcionales.
Tenemos a Jack White, Foo Figthers, Imagine Dragons, The Who, Scorpions, Ozzy Osbourne, Queens of the Stone Age, Elvis Presley, etcétera., pero como decimos los temas que vienen en el disco no son ni mucho menos sus canciones más potentes, y faltan otros muchísimos nombres como Metallica, Queen, Radiohead, The Beatles, Wilco.... Claro que si tenemos en cuenta todas las que ya se pueden adquirir por separado y las que podemos importar de los juegos anteriores, nos topamos con un catálogo monstruoso de más de 1.700 canciones. O lo que es lo mismo, podemos pasarnos tres vidas para dominar todos los temas, aunque eso sí, cuidado en este punto porque sólo se pueden importar de Xbox 360 a Xbox One y de PS3 a PS4.
A nivel puramente visual no hay mucho que podamos comentar. Ciertamente los videojuegos de Harmonix nunca han pretendido romper la pana en dicho sentido, contentándose con ofrecer interfaces limpios, sencillos y estilizados, algo que, para lo que realmente es este juego, debería ser suficiente.
Por supuesto hay avatares poblando el escenario, a los cuales podremos personalizar. Pero como digo, además de que su aspecto es bastante cartoon, no han experimentado un gran salto técnico desde la pasada generación. Lucen más bien igual, salvando la revisión de las animaciones para que no resulten tan robóticos.
Lo mejor:
- Sigue siendo una propuesta estimulante, capaz de pegarte a la pantalla durante horas a nada que te contagies un poquito de su espíritu rocanrolero.
- Muchos temas para elegir, sobre todo si conseguimos importar los que ya teníamos de ediciones anteriores.
Lo peor:
- Quitando los solos y otras pequeñas novedades, no aporta nada realmente rompedor, no arriesga lo más mínimo.
Conclusiones
ConclusionesAnálisis Rock Band 4, larga vida al rock
Rock Band 4 es un gran juego de música, y me alegro mucho de que haya resucitado de sus cenizas para seguir dando guerra. Pese a las fobias personales de un servidor, reconozco que la mezcla de guitarra y batería de plástico con videojuego es muy atractiva, y puede deparar muchas horas de sano entretenimiento a aquellos que se dejen capturar por el rock and roll.
Eso sí, se echa en falta un mayor atrevimiento por parte de este nuevo trabajo de Harmonix, porque aunque todo funcione realmente bien, resulta demasiado continuista respecto a sus predecesores, de forma que se siente como una revisión de todo lo ya visto con algún que otro pequeño añadido.
Por: Daniel Moreno
Análisis Rock Band 4, larga vida al rock
09/15/2015
8 / 10 estrellas