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Análisis Shadow Warrior, un FPS con espíritu retro

3D Realms es un nombre conocido sin lugar a dudas por dar a luz una de las franquicias más macarras de la historia: Duke Nukem. Sin embargo este veterano estudio, cuyo renacimiento después de cuatro años con el cierre echado ha salido hoy a la luz, cuenta con otros muchos juegos a sus espaldas, entre los que encontramos un Shadow Warrior celebrado por muchos y pasado por alto por aún más jugadores. Pero quienes no lo pasaron por alto fueron los chicos de Flying Wild Hog lanzado el pasado año una revisión de este clásico para PC de la mano de Devolver Digital.

Hoy mismo, unos diecisiete años después del lanzamiento del título original, aterriza en PS4 y Xbox One esta misma revisión a fin de ofrecer una propuesta shooter un tanto fresca, diferente en muchos sentidos a lo que podemos encontrar hoy en día en un mercado copado por réplicas de la fórmula Call of Duty. Nos topamos con un título que, aunque no sea un portento visual ni busque innovar en el menor sentido, es capaz de ofrecer una experiencia tan impactante como sobre todo adictiva, contando con algunos momentos de acción memorables y un sentido del humor muy propio de 3D Realms.

Esta katana corta brazos como si fueran quesitos.

Para empezar, comentar que nos encontramos ante una propuesta totalmente centrada en el modo para un solo jugador, por lo que su campaña, de unas diez horas de duración, es su espina dorsal aunque bien es cierto que lo que menos importa aquí es la trama que vamos a recorrer al encarnar a Lo Wang, un habilidoso sicario con la misión de recuperar para su jefe una espada muy valiosa, la Nobitsura Kage. En teoría no tenía más que intercambiar dicha espada por un maletín de dos millones de dólares, pero la cosa se tuerce en exceso.

Un enigmático personaje con habilidades sobrenaturales nos captura, pero lo que parecía que no podía torcerse más lo hace y de qué forma: decenas de criaturas demoniacas asaltan los escenarios sin tener la menor intención de dialogar, atacando y devorando a todo aquel que se cruza en su camino en un gesto de poquísima educación. De hecho pronto nos las veremos partiéndoles por la mitad con nuestra fiel katana, algo que resulta sumamente placentero.

Lejos de apostar por elementos tan de moda como los tintes RPG o los mundos abiertos, Shadow Warrior deja que su acción se desarrolle a la antigua usanza a través de diecisiete niveles lineales bien cargaditos de enemigos con muy malas pulgas, sirviendo de homenaje a los juegos clásicos no sólo por el hecho de contar con tal jugabilidad, si no por incluir ciertas líneas de diálogo para enmarcar, con un sentido del humor que no duda de saltar de lo chulesco a lo obsceno.

Pero como decimos, esto va de reventar enemigos de mil y una maneras, ya sea rebanándoles en pedazos o soltándoles suficiente plomo encima como para derribar un dinosaurio acorazado. Por otro lado su inteligencia no les da para mucho, por lo que vendrán a nosotros como con la esperanza de que con nuestra Katana sólo vayamos a cortarles el pelo. Lástima que al final sea su cabeza entera la que salga volando. Ah, y desde luego este juego no escatima en sangre.

Para nuestra satisfacción existe una buena variedad de armas más allá de la espada japonesa, algunas de ellas tan disparatadas que dejaremos que las descubráis por vosotros mismos. Las básicas son las pistolas, escopetas, lanzacohetes, ballestas, metralletas, y un buen etcétera, así como shurikens, granadas de mano y demás útiles para lanzar contra nuestros adversarios. Además siempre podremos mejorar tanto nuestras armas como habilidades y magias, porque sí, porque gracias a que ese misterioso personaje que nos captura al principio del juego se une a nosotros seremos capaces de curarnos hasta cierto punto, por ejemplo, siempre y cuando hayamos acumulado el suficiente ki.

Por otro lado los escenarios esconden un buen puñado de secretos en forma de dinero, nuevas armas, munición, botiquines (sí, esa ‘mariconada’ de la regeneración automática de vida es cosa de los juegos de nenas de hoy en día) y múltiples huevos de pascua haciendo referencia tanto al título original como a otras creaciones de 3D Realms y Devolver Digial, como el genial Hotline Miami. Eso sí, más allá de esto no esperéis otros caminos, formas de afrontar la acción o la posibilidad de recorrer diferentes subtramas, porque os repetimos que Shadow Warrior es un juego de acción de la vieja escuela, de los de avanzar matando y poco más.

A nivel visual nos encontramos ante un título de contrastes. Por un lado su apartado artístico resulta sumamente llamativo gracias a su ambientación de corte oriental, con criaturas bastante originales sobre todo si nos fijamos en los jefes de zona, y con unos escenarios exteriores que en ocasiones pueden resultar espectaculares al ojo menos exigente.

Sin embargo a nivel técnico nos encontramos con diversas carencias. Shadow Warriors no luce especialmente mal, y de hecho cuenta con ciertos efectos más que solventes, pero en líneas generales se nota que no es un título diseñado para explotar el hardware de la nueva generación, presentando unas animaciones bastante pobres así como ciertos escenarios interiores muy justos en detalles, dando una apariencia de estancia vacía que echa para atrás. Las texturas son bastante planas en ocasiones y faltan unos efectos de partículas que sean capaces de ofrecer profundidad y consistencia a aquello que vemos.

Acción clásica sin paliativos.

En definitiva nos encontramos con un título que no esconde su aspiración de recrearse en lo clásico, con lo bueno y malo que ello conlleva. Por un lado aquellos que echen de menos títulos como Doom y Duke Nukem pueden encontrar una diversión más que aceptable, aunque a falta de puzles y escenarios enrevesados, mientras que aquellos acostumbrados a los shooters de hoy en día, tanto a los de perfil bélico sumamente lineales como a los de mundo abierto con toques RPG, sentirán que en Shadow Warrior faltan opciones por todos los lados. En otras palabras, si avanzar convirtiendo enemigos en puré de sangre te divierte, aquí tienes una buena propuesta, pero si aspiras a algo más cuando coges un mando entre las manos, su desarrollo puede volverse repetitivo para ti a los cinco minutos.

Shadow Warrior da para lo que da, para unas diez horas de acción desenfrenada y humor sin complejos. No tiene modo multijugador ni cuenta siquiera con la posibilidad de elegir entre diversas misiones secundarias o formas medianamente innovadores de afrontar la acción, al igual que carece de un apartado técnico capaz de sorprenderte lo más mínimo. Pero lo que de verdad no tiene es complejo alguno, y eso es algo que nos encanta.

Lo mejor:

  • Acción frenética y gore sin complejos. Aquí la cosa va de avanzar disparando a todo lo que se mueva, una fórmula que demuestra ser tan divertida ahora como en los noventa.
  • Cuenta con un sentido del humor a la antigua usanza: chulesco y políticamente incorrecto.

Lo peor:

  • A nivel gráfico tiene margen para la mejora. Cumple pero no sorprende en absoluto, contando con puntos bastante flojos como el modelado de ciertos personajes y sus animaciones.
  • Que no haya multijugador y se trate de un título de acción ‘de pasillo’ limita sus posibilidades y puede echar para atrás a más de uno.