Llevamos ya unos cuantos años en los que la clásica rivalidad entre los dos grandes simuladores del Deporte Rey comenzaba a denotar tintes de monopolio, y es que a pesar de la enorme cantidad de amantes y detractores que tienen los dos principales candidatos al trono, la balanza cada vez se inclina más hacia el lado de FIFA 15. Es un tema que aún así, para muchos sigue abierto a debate: ¿Sale victorioso el título de EA Sports por méritos propios, o se debe a la dejadez y los errores de planteamiento que lleva arrastrando la saga Pro Evolution Soccer? Una pregunta a la que empezaremos a dar respuesta en las próximas líneas, ahora que ya tenemos entre las manos al primero de los dos candidatos de este año.
Evolución sin revolución
Este año, FIFA 15 llega con intención de mantener el nivel de calidad visto en su anterior entrega, repitiendo la misma fórmula con algunos cambios que pretenden pulir la experiencia y mejorar el ritmo e intensidad de los partidos, aunque como casi todos los años, la gran duda por despejar es si nos encontramos ante un título que justifique su aparición como título independiente, o si por el contrario, nos las veremos con una actualización de la entrega anterior.
En primer lugar, cabe mencionar que FIFA 15 mantiene y conserva los mismos modos de juegos que vimos en la anterior edición, por lo que apenas podemos hablar de novedades en este apartado, salvo la corrección de las incomprensibles limitaciones que sufrimos el año pasado a la hora de jugar amistosos entre amigos, y algún cambio menor en el modo Ultimate Team como la incorporación de cesiones. Lo mismo se puede decir de las licencias, donde tampoco encontraremos grandes novedades, salvo la sorprendente desaparición de la liga brasileña.
La propuesta de este año se centra casi exclusivamente en la experiencia de juego una vez saltamos al terreno de juego, donde sí podremos apreciar algunos cambios importantes que afectan al desarrollo de los encuentros. La premisa de este año para presentar esta nueva entrega según aseguran sus creadores, es la de llevar toda la pasión, ambientación y realismo de los partidos a nuestras pequeñas pantallas, y muchos de los cambios que se perciben a la hora de tomar el mando entre nuestras manos apuntan en esa dirección, aunque puede que acaben resultando un cierto inconveniente a todos los que se sentían cómodos con las mecánicas utilizadas en las últimas ediciones de la serie.
Cambios y pulidos sobre una misma base
Uno de los cambios más evidentes es sin duda, el cambio de ritmo de los partidos. Desde la incorporación del sistema de defensa táctica hace ya tres entregas, la saga FIFA dio un giro a un planteamiento más pausado y táctico, donde apenas tenía cabida aquello de “correr como un pollo sin cabeza” por el campo de juego… al contrario, los pases precisos y el “tiki-taka”, se convertían claramente en la más efectiva fórmula para alcanzar el éxito.
En FIFA 15, notaremos una destacable aceleración del ritmo y la velocidad de juego, convirtiendo cada partida en una experiencia más frenética que a su vez aporta una sensación mayor de encontrarnos ante un partido abierto, menos estático y con muchas más idas y venidas entre ambas porterías. A esto contribuyen tanto un enorme aumento en la potencia con la que se ejecutan los pases, y una mayor velocidad por parte de los jugadores, que muestran un notable incremento en su capacidad de reacción.
El mayor acierto en este sentido lo encontramos en los controles orientados tras un pase por alto, porque a diferencia de la edición anterior, donde el jugador se quedaba casi siempre “clavado” en su sitio, ralentizando muchas jugadas claras a la contra, en esta nueva entrega, veremos cómo dirigen el esférico de forma mucho más ágil y veloz, con controles de pecho que apenas penalizan la aceleración del jugador a la hora de dirigirse hacia la portería rival.
Sin embargo, para muchos este mayor ritmo de juego puede provocar un cambio de experiencia demasiado brusco, al no disponer en muchas ocasiones de tiempo para pensar cómo elaborar una determinada jugada y verse arrastrados por el frenesí de cada momento y situación.
Una de las bases sobre las que se asienta esta nueva entrega, era la de trasladar la imprevisibilidad del fútbol real a nuestras pantallas, algo que se ha conseguido sobradamente gracias a cambios como un nuevo sistema de tiro algo más errático, donde al igual que en los pases, parece haberse aumentado la potencia base del disparo. Los cambios son interesantes desde la perspectiva de una simulación estricta, porque sin duda, acercan más a FIFA 15 a las situaciones que se dan en los partidos reales, pero puede resultar algo frustrante en ocasiones por el mero hecho de percibir una cierta pérdida de control sobre la situación. Eso sí, cuando entra, las nuevas trayectorias y efectos que toma el esférico tras un potente disparo, ofrecen algunos golazos tan espectaculares, que harán saltar del sillón a los usuarios más efusivos.
Una Inteligencia artificial… más inteligente
Otro de los cambios fácilmente apreciables en esta edición se produce en siempre problemático ámbito de la inteligencia artificial. En esta ocasión veremos dos tipos de cambio: cosméticos y prácticos.
En la primera categoría encontramos las reacciones emocionales de los jugadores, que no sólo lamentarán errores o se alegrarán tras una buena acción, también veremos cómo las reacciones de compañeros y rivales se adaptan a los acontecimientos que se suceden en el partido. De esta forma veremos cómo se reprochan acciones, cómo se enfrentan entre ellos o cómo se felicitan tras enlazar una buena jugada que consiga crear una clara oportunidad de gol. Es un cambio que no afecta en absoluto al desarrollo del encuentro, pero que aporta atractivos destellos visuales que siempre son de agradecer.
Dentro de la segunda categoría de cambios en la IA, nos encontramos con una mejor reacción de los jugadores a la hora de hacer desmarques con sentido, anticipaciones más precisas a los pases de nuestro rival y una mejor colocación en el terreno de juego. No se trata de un gran salto respecto a la anterior entrega, pero sí evita algunas situaciones realmente molestas fruto de la pasividad de los jugadores en momentos clave.
Un detalle que vale la pena mencionar, es la adición de dos nuevas tácticas para establecer la actitud de nuestro equipo y que se colocarían en los extremos de las opciones que ya teníamos en FIFA 14 para asignar con la cruceta. En esta ocasión tendremos la opción de “todos al ataque” por encima de la actitud ultra-agresiva, que hará que incluso los porteros suban a rematar a la mínima de cambio, y “poner el autobús” para crear un infame muro defensivo al estilo de los mejores años del catenaccio italiano.
Las nuevas animaciones nunca faltan a la cita
Como en cada nueva entrega de cualquier saga deportiva, también se han incorporado un buen número de nuevas animaciones que afectan a multitud de situaciones diferentes durante los partidos, como nuevas posibilidades de control, mejoras en la recuperación tras un encontronazo con un jugador rival, y algunos cambios en la ejecución de la defensa táctica, que ahora nos permite reaccionar de forma más rápida tras una entrada fallida. Pero en lo que se refiere a nuevas animaciones, FIFA 15 cuenta con unos claros protagonistas: los porteros.
En esta edición, los guardametas incorporan un amplio abanico de reacciones, estiradas ante tiros imposibles y animaciones a la hora de contener a un delantero rival en una situación de “uno contra uno”. Cuentan con mayores reflejos y una agilidad felina en momentos críticos, lo que da lugar a espectaculares paradas y evita esa sensación de disponer de tiros más efectivos que otros (como el siempre fiable tiro cruzado). La buena noticia, es que invitan a que intentemos batirlos de formas más variadas y consiguen ofrecer un mayor reto a nuestros delanteros, la mala es que a veces se exceden en su nivel de entusiasmo, realizando estiradas exageradas en momentos donde no vienen a cuento, y lo que es peor, estas acciones suelen dar lugar a pifias completamente ridículas.
La nueva generación entra en juego
Por último no podemos dejar pasar la oportunidad de analizar el apartado técnico de FIFA 15, que al fin y al cabo es la primera entrega de la serie diseñada por y para las consolas de nueva generación, en lugar de tratarse de una adaptación de otra versión para el nuevo hardware.
En realidad, el cambio es menos llamativo de lo que esperábamos, aunque algunas mejoras son evidentes como los detalles de desgaste del césped a medida que avanza el partido; una mayor variedad y cantidad de detalles en los estadios y animaciones del público; y un modelado de los jugadores bastante mejor conseguido.
Sobre este último aspecto cabe destacar un mayor parecido con los jugadores del fútbol real, sobre todo en el diseño de los rostros de los jugadores estrella, que en ocasiones parecen calcados a los de su homónimo de carne y hueso. En esta entrega veremos incluso como nos pitan faltan tras agarrones al rival en los que podremos ver incluso como se deforman las camisetas y como “tiran” literalmente del jugador que verá entorpecido sus movimientos de forma más realista. Quizás el aspecto que más choca en el sistema es el nuevo diseño de la estructura de las articulaciones de los hombros de los jugadores, que aunque favorecen unas animaciones más creíbles, en ocasiones, da la impresión de que todos los jugadores se han excedido con las horas de gimnasio para fortalecer unos deltoides que lucen un aspecto exagerado.
Tampoco podemos dejar de mencionar el estreno del motor IGNITE en la versión PC del juego, que ahora cuenta con una versión más acorde con sus capacidades técnicas.
En el apartado sonoro, podremos escuchar nuevos cánticos en los estadios, nuevos efectos de sonido cuando el balón impacta contra el larguero y nuevas líneas de diálogo de los comentaristas, que una vez más cuentan con Manolo Lama y Paco Gonzalo y que mantienen la misma calidad a la que nos tienen acostumbrados.
Conclusiones
FIFA 15 sigue siendo un gran juego, tan buen juego como vienen resultando las últimas entregas de la saga. El juego aporta novedades, aunque en esta ocasión centradas casi exclusivamente en los acontecimientos que se dan sobre el terreno de juego, sin apenas incorporaciones en otras facetas como modos de juego, licencias, interfaz o características inéditas.
Sin embargo y a pesar de las mejoras que se perciben durante los partidos en forma de nuevas animaciones, controles, imprevisibilidad en las jugadas y situaciones concretas provocadas por el aumento de ritmo durante los partidos, todas ellas cuentan con algún que otro “pero” que podría no agradar demasiado a algunos usuarios.
A la pregunta de si FIFA 15 es un buen juego en sí mismo o una actualización de FIFA 14, nos decantamos más hacia la segunda opción, aunque matizando que al menos se trata de una buena actualización. Tampoco dudamos de que este inmovilismo respecto a la fórmula que tanto éxito ha reportado a EA Sports durante los últimos años siga encandilando a millones de jugadores, pero lo cierto es que también podría suponer una oportunidad de oro para que su principal competidor le adelante por la derecha… siempre y cuando haga sus deberes, pero esto es algo que contrastaremos al detalle cuando llegue el momento.
Lo mejor:
- Mantiene un nivel similar a las de las últimas entregas.
- Algunos detalles visuales aportan su granito de arena a la ambientación de los partidos.
- Bastantes novedades en el terreno jugable.
- Un buen elenco de nuevas animaciones que dan lugar a situaciones más realistas.
- Un título tan completo como siempre en modalidades y licencias.
Lo peor:
- El nuevo ritmo de los partidos pueden dar lugar a momentos demasiado frenéticos.
- La mejora gráfica es menor de lo que esperábamos.
- La imprevisibilidad de los tiros y encontronazos entre jugadores puede resultar frustrante en ocasiones.
- No ofrece nada que pueda considerarse una auténtica revolución respecto a su anterior edición.