Por fin, tras sufrir un desarrollo tan largo como tortuoso, repleto de rumores sobre su cancelación y continuos reinicios al no alcanzar ni de lejos las cotas de calidad exigidas por Bethesda, ese nuevo Doom que esperábamos todos los fans de la acción clásica en primera persona se ha convertido en una realidad palpable y sonante, dejándonos sin palabras con la presentación de sus primeros vídeos ingame durante la conferencia de prensa de la compañía en el E3 2015.
Así nace un título que esperamos pueda llegar a convertirse en leyenda tal y como han hecho sus predecesores. Armas desde luego no parecen faltarle, puesto que, en una apuesta total por volver a los orígenes, no se anda con chiquitas a la hora de ofrecer unas elevadísimas dosis de acción clásica, de esa que se ríe de la regeneración automática de salud, de las coberturas, de las cinemáticas hollywoodenses y de todas esas moñerías propias de los shooters de hoy.
En Doom no nos importa un pelo los sentimientos de los personajes, la crudeza de la guerra, el trasfondo político y las ambiciones de los poderosos. No nos importan los pormenores de la sociedad o los motivos de nuestros enemigos. No echamos de menos tener a un fiel compañero al lado cubriéndonos el trasero. Nada de eso nos importa porque Doom es el infierno sobre la tierra, Doom es destrucción y salvajismo sin miramientos, sin filosofía, sin ética ni moral. Doom es acción pura y dura, sin descafeinar, sin colorantes ni conservantes. Y eso sencillamente nos chifla.
En serio, cuando a esas intempestivas 04:00 de la madrugada nos plantamos frente al PC para seguir en directo la conferencia de Bethesda en el E3, no podíamos imaginar una apertura tan memorable de manos de Doom. El nuevo shooter de id Software ha demostrado que todos estos años de espera, todos estos dolores de cabeza, merecerán sobradamente la pena si finalmente cumple con lo prometido, que no es poco.
El primer tráiler gameplay de Doom es sencillamente épico, colosal. Nos ha dejado a todos anonadados por su impecable acabado gráfico, fruto del nuevo motor de id Software, el id Tech 6, pero sobre todo por el frenetismo de su acción y la violencia descarnada que presenta en pantalla como si nada, como si el hecho de que una criatura infernal se abalanzara sobre ti, te partiera los brazos y te matara a golpes con ellos fuera lo más normal del mundo.
Algunos ya estarán crucificando al videojuego y a un servidor por su violencia y por transmitir su violencia como quien habla del Madrid-Barça del domingo pasado respectivamente. Pues bien, antes de continuar nos toca señalar que los primeros Doom serían igual de violentos y salvajes a día de hoy de haberlo contado con la tecnología necesaria. Es decir, no es que desde el año 1993 hasta ahora sus responsables y los propios fans de los videojuegos nos hayamos asalvajado, es que por aquel entonces no se podían hacer las ‘maravillas’ que se hacen ahora. Y por dios, no nos olvidemos: esto no es más que ocio virtual, ficción pura y dura dentro de un universo ricamente construido por id Software.
Doom contará con un modo campaña por supuesto, algo que muchos entendemos como la joya de la corona. Siendo un reinicio en toda regla de la franquicia, nos llevará a enfrentarnos a centenares de criaturas infernales en unas instalaciones tecnológicas en Marte. Pero esta vez, como golosina para los fans, también nos tocará plantar batalla en el propio infierno, teniendo que vernos las caras con criaturas tan temibles como colosales.
¿Nuestras armas? ¡Ay, qué sería de todo buen Doom sin la escopeta de dos cañones! Evidentemente será una de las grandes protagonistas, permitiéndonos reventar demonios a corta distancia de un solo disparo. Pero tampoco faltarán las ametralladoras, los fusiles de plasma y los lanzacohetes. Y sí, vuelve la gran motosierra, con la cual podremos descuartizar demonios mecánicos como si fueran mortadela barata.
Es en dichas ejecuciones, así como en las que podremos realizar cuerpo a cuerpo, cuando realmente Doom demuestra lo rematadamente salvaje que puede llegar a ser. Sinceramente, no nos extraña que durante la conferencia se oyeran sobre el tráiler los gritos de los asistentes, en una mezcla de asombro, estupefacción y asco al comprobar cómo podremos reventar mandíbulas, partir cráneos y desmembrar a toda aquella criatura del infierno que se nos ponga por delante con suma facilidad. ¡Qué horror dirán algunos! Pero vamos a ver, si Dios y sus ángeles tuvieran que combatir contra las huestes del infierno con una escopeta de dos cañones, ¿no harían lo mismo que nuestro héroe virtual? Es eso o matarles de aburrimiento, digo yo.
Para rematar la faena Doom contará con un poderoso modo multijugador. Sí, puede que este nunca haya sido el fuerte de la franquicia, pero parece que desde id Software tienen muy claro que pueden ser capaces de aportar grandes cosas ofreciendo un multijugador frenético, digno de los grandes arena de comienzos de siglo como Quake III. Pero lo mejor de todo es Doom Snapmap, un completísimo editor que nos permitirá construir nuestros propios escenarios y desafíos tanto para el multijugador como para disfrutarlos en solitario, pudiendo además compartir nuestras creaciones con la comunidad en el acto. Esto es algo que sencillamente nos encanta y que creemos que puede servir para alargar significativamente la vida útil del título.
En definitiva, Doom es un auténtico bombazo, una de esas superproducciones que llevamos años esperando. Pero por suerte, sabiendo lo bien que pinta, no nos importa un carajo lo mal que lo hemos pasado por su ausencia, el daño que nos han hecho cada uno de esos rumores relacionados con su cancelación y su paso a mejor vida. Desde id Software parecen haber sabido rescatar a la perfección a su criatura, dándole las herramientas necesarias para que pueda emerger ahora como uno de los grandes juegos del E3.
Por desgracia aún nos toca esperar un poco más para poder disfrutarlo. En concreto hasta el segundo trimestre de 2016, fecha en la que por fin aterrizará en PC, PS4 y Xbox One con la intención de ofrecer una auténtica oda al salvajismo.
¿Serás capaz de enfrentarte al mismísimo infierno?