¿Os acordáis de aquella época en la que el ordenador de un familiar nos parecía la cosa más maravillosa que habíamos visto nunca? De vez en cuando, al pasar por su casa, veíamos ese monitor de tubo, ese teclado rectilíneo, ese ratón anclado por un cable a la torre para que no se escape… ¡y flipábamos cuando al darle a un botón sonaban las tripas de su CPU, cuando la pantalla se encendía tras un espasmo de luz y aparecía ese ‘C:\’ parpadeando, a la espera del comando adecuado!
Gracias a esta fascinación muchos de nosotros descubrimos joyas como Doom, Wolfenstein, las aventuras gráficas de LucasArts e incluso, y no por ello menos importante, el Buscaminas y el Solitario de Windows. Pero el caso es que los tiempos cambian y ahora mismo un ordenador ‘común’ no resulta ni la mitad de fascinante para los niños, algo lógico teniendo en cuenta que están completamente rodeados por otros dispositivos mucho más ‘cucos’, los teléfonos móviles y las tabletas.
De hecho según un estudio realizado por el grupo NPD el PC ha dejado de ser hoy en día la plataforma de entrada de los niños al mundo de los videojuegos al ser desplazado por dichos dispositivos móviles. El 63% de los niños entre 2 y 17 años juegan regularmente en estas plataformas frente al 45% que hace lo propio en el ordenador, lo cual supone una caída del 22% respecto a los datos de 2013. Dicha caída es aún más pronunciada en la franja de los 2 a 5 años.
Según dicho estudio este cambio tan abrupto se debería a que hoy en día los padres utilizan el móvil y la tableta para tareas que antes desarrollaban con el ordenador, incluido navegar por internet, revisar el correo y, por supuesto, jugar a videojuegos.