¿Un juego de zombis capaz de convertirse en la sensación del momento para los jugadores de PC? Qué original, diréis algunos, pero es que este DayZ surgido como si nada de un mod del popular Arma II de Bohemia Interactive es mucho más que un mero juego de zombis. No estamos ante el típico producto postapocalíptico, ni siquiera ante un survival horror al estilo de los primeros Resident Evil. Tampoco es un The Last of Us con su hilvanada trama, sus personajes cuasi humanos y su contundente factura técnica. Poco tiene que ver con un Dead Island e incluso con la saga The Walking Dead de Telltale Games. No es que DayZ no comparta ninguna similitud con todos estos juegos, pero su éxito radica en que consigue ofrecer algo muy distinto: un mundo abierto y conectado en el que nuestra única preocupación es sobrevivir.
Porque su creador, Dean Hall, lo ideó desde un primer momento como un título de supervivencia. De hecho los zombis no son más que un añadido secundario tras comprobar que sin ese gancho no conseguiría atraer la atención del público. Y realmente le funcionó, quizás por el éxito de los comics, la serie televisiva y los videojuegos de The Walking Dead y películas como World War Z, productos que han conseguido que la popularidad de los no muertos vuelva a subir como la espuma, porque el caso es que DayZ se convirtió durante las pasadas navidades en uno de los títulos más vendidos del momento gracias a su llegada a Steam bajo la plataforma SteamEarlyAccess, lo que quiere decir que nos encontramos ante un producto en fase alpha, repleto de bugs, fallos en los servidores, tramposos y funciones sin activar, con un lanzamiento final previsto para comienzos de 2015. Aún y así se trata de uno de los juegos más aclamados del momento, justo cuando todos pensaban que las consolas de nueva generación se harían con todo el protagonismo.
Vamos, que algo bueno y realmente fresco tiene que tener para que guste tanto, ¿no?
¿El enésimo videojuego de zombis?
Ni muchísimo menos, ya que como decimos en este juego los zombis son lo de menos, aunque evidentemente tendrán su peso en determinados puntos. Sin embargo la clave, el alma de DayZ, es la pura supervivencia, convirtiéndose en un título sumamente exigente, uno de esos juegos en los que el más mínimo error e incluso una brizna de mala suerte pueden desembocar en un resultado fatal. Dean Hall quería ofrecer a los jugadores aquellas experiencias que él mismo había sufrido durante sus años de militar: largos periodos sin comida, sin bebida, perdidos en mitad de ninguna parte, rodeados siempre de peligros... y vaya si lo consigue.
En DayZ no hay historia, no hay una trama que haya que seguir a pies puntillas. Ni siquiera hay objetivos. Directamente nos veremos libres en un mapa descomunal, en un mundo abierto en el que la única regla será que todo está permitido. La idea es que exploremos sin más, que consigamos crecer en el juego estableciendo contacto con otros jugadores, consiguiendo más y mejores objetos que nos faciliten la tarea de vivir un día más, hacernos fuertes en un mundo completamente hostil.
A nuestros pies tenemos 230 kilómetros cuadrados en los que buscar víveres, vendas, armas, vestimentas y cualquier otro objeto que nos ayude a sobrevivir. Y evidentemente ir de un lado a otro no será tarea fácil. Para empezar hay que tener en cuenta que los vehículos aún no están activados, así como la caza de animales salvajes, por lo que por el momento buscar comida y desplazarse resulta bastante peliagudo. Nuestro personaje nos irá avisando cuando necesite, comer, descansar o beber, eso siempre y cuando no haya caído desde una altura suficiente como para romperse una pierna y necesite vendas y maderas para entablillarla o bien haya bebido agua sin potabilizar y caiga enfermo o se vea rodeado por un par de zombis con muy malas pulgas. Morir está a la orden del día. Y si caemos habrá que volver a empezar desde el principio, perdiendo por supuesto todos los objetos.
Aquí no se puede guardar la partida, no hay checkpoints, y como decimos una decisión mal tomada puede resultar fatal. Vernos rodeados por zombis o encontrarnos de frente con un jugador desconocido puede significar nuestra muerte o como poco que caigamos heridos, lo que significará que ya podemos correr para encontrar vendas y medicinas si es que no tenemos. Con suerte podremos contener la hemorragia para seguir viviendo un día más.
Nuestra principal arma será nuestro inventario, y no ya por las pistolas, palos, cuchillos o hachas que podamos encontrar, si no porque la diferencia entre contar con los objetos básicos y carecer de ellos puede suponer una auténtica ruina. A veces es más importante una triste cantimplora y unas pastillas potabilizadoras que una buena recortada, más aún cuando nos encontramos enfermos en mitad de la nada. Tener una lata de comida y no poder abrirla es otra de esas situaciones donde será difícil no echarse a llorar, o peor aún, carecer de una mochila en la que guardar todo lo que encontremos. Y por supuesto el saqueo entre jugadores está a la orden del día, así que ante todo desconfía.
Y he aquí el otro gran reto de DayZ, sobrevivir al resto de usuarios, los cuales bien pueden ir por libre o bien formar parte de pequeños grupos o comunidades. Sentimos decir que tarde o temprano te las tendrás que ver con ellos, y sinceramente, es sumamente raro que no te ataquen primero y pregunten después, o que incluso traten de capturarte para utilizarte mientras sigas con vida como si fueses una mera bolsa de sangre viviente con la que curar a otros miembros de su banda.
De esta forma encontramos en el título de Hall, ahora ex de Bohemia, el que posiblemente sea el mejor simulador de supervivencia realizado hasta la fecha, surgido además del que para muchos es el mejor simulador bélico del momento. Su profundidad llega a fascinar, permitiéndote incluso que te orientes sin brújula, simplemente usando las estrellas, o que te sientas completamente indefenso al entrar en un pueblo con todas las puertas abiertas. De esta forma sabes que hay al menos otra persona merodeando, y careces por completo de la posibilidad de saber qué demonios va a ocurrir cuando cruces la calle.
Por otro lado el propio Hall ha llegado a afirmar que hoy por hoy él no recomienda su compra por un motivo muy simple: aún se encuentra en una fase de desarrollo tan poco avanzada que es prácticamente imposible jugar media hora sin encontrarse con algún bug o función que necesite algún que otro retoque, eso dejando a un lado los jugadores tramposos, capaces de desconectarse cuando les has visto para volver a conectarse al segundo y atacarte por la espalda, o la cantidad de veces que serás expulsado del servidor sin motivo aparente.
Un fenómeno en fase alpha.
Con estos ingredientes queda claro que a DayZ le queda un largo y arduo camino hasta que pueda ser considerado un juego hecho y derecho. Sin embargo resulta un proyecto tan prometedor que no nos extraña en absoluto su prematuro éxito, algo que ha potenciado que en Bohemia se pongan las pilas duplicando sus esfuerzos para tenerlo listo cuanto antes. Como decimos faltan los vehículos, falta la caza, faltan infinidad de detalles... y sobran mil millones de bugs, pero el hecho de que su estado alpha consiga atraer en vez de espantar a los usuarios dice mucho.
Sea como sea DayZ es toda una experiencia. Es de hecho una de esas experiencias capaz de contar con un efecto llamada demoledor. El boca a boca, las críticas en la prensa especializada, los videos subidos por otros usuarios se convierten en su principal canal de distribución, consiguiendo formar una comunidad a la que poco le importa no estar ante el título visualmente más atractivo de la next-gen, ya que lo que buscan es un nuevo reto diario que poder compartir con sus amigos y conocidos, y eso es exactamente lo que ofrece DayZ.
Cada día de juego es distinto, cada experiencia única. Nunca sabes lo que te puede pasar, nunca sabes de qué forma puedes caer o si te sonreirá la suerte a la hora de encontrar provisiones. Nunca sabes si ese tipo que viene corriendo hacia ti te va a pegar un tiro, te pedirá ayuda o te propondrá colaborar por el bien común, igual que nunca sabes si esa casa estará desierta o si bien dentro te espera toda una tropa de zombis ansiosos por hincarte el diente.
Aquí no hay personajes heroicos, superpoderes, arsenales infinitos, regeneración de vida automática, escudos protectores... viva la supervivencia extrema.