Sinceramente, no creemos que cuando Palmer Luckey se embarcó en esto de la realidad virtual supiese que iba a ser un negocio tan absolutamente redondo como para que su empresa Oculus VR acabase siendo absorbida por un auténtico gigante como Facebook al cambio de 2.000 millones de dólares, fondos que le permitirán seguir investigando para mejorar su casco, el Oculus Rift.
Pero la descomunal apuesta de Mark Zuckerberg por este negocio no ha terminado de zanjar las dudas que giran a su alrededor, como el hecho de si se trata de una auténtica inversión de futuro o de tan sólo una mera moda pasajera como la de los televisores con 3D. Sobre este tema ha hablado el propio Luckey, asegurando que para que esta tecnología triunfe hará falta del apoyo de todo, desde Oculus VR, Sony y Valve, fabricantes de los tres principales dispositivos, hasta de los más pequeños estudios:
“El estándar de la realidad virutal va a terminar siendo definido por quien venda la mayor cantidad de headsets, y no sería nada bueno si el estándar son juegos que no incluyen un sensor de movimiento o juegos que necesitan un gran campo de visión o un rastreo de posición absoluto. Pienso que lo único que puede matar a la realidad virtual es una mala experiencia de realidad virtual”.matar a la realidad virtual
Vamos, que por mucho que molen las Oculus Rift no servirán de nada si no van acompañadas de un software apropiado, ya sean videojuegos o aplicaciones de calidad.