Blizzard es una compañía acostumbrada a tomarse las cosas con una calma capaz de hacer entrar en hibernación a sus miles de seguidores entre título y título, siempre con la excusa de que están trabajando con todo su mimo y pasión, velando para que cada pequeño elemento de un juego o expansión funcione a las mil maravillas. Por eso todo aquello que anuncian se hace de rogar, y Warlords of Draenor, la nueva y previsiblemente última expansión del todopoderoso World of Warcraft, no va a ser una excepción.
Anunciada durante la pasada BlizzCon 2013, se espera su llegada para finales de año a fin de llevar un poco más lejos el MMO más popular de todos los tiempos, una obra que sigue presente en los monitores de decenas de miles de jugadores casi diez años después del lanzamiento de su primera versión. Expansiones como Cataclysm, Mists of Pandaria y la que hoy nos ocupan son en gran parte las responsables de este exitazo.
Ahora sólo queda esperar a que la cosa no se retrase y el juego funcione como debe, porque nos da en la nariz que entre los recién lanzados Diablo III: Reapers of Souls y Hearthstone: Heroes of Warcraft, y los venideros StarCraft II: Legacy of the Void, el MOBA Heroes of the Storm y el secretísimo MMO Project Titan, tienen que andar ahora mismo con bastante curro.
Volviendo a los orígenes de Warcraft.
Como decimos WoW sigue vivo, pero no por ello está tan joven como hace casi 10 años, lo que le está llevando a perder usuarios a chorro a favor de los MOBA y de otros MMO como Final Fantasy XIV: A Realm Reborn y The Elders Scrolls Online. Por eso no son pocos los que señalan que esta será posiblemente su última expansión, algo que habría motivado a Blizzard a realizarla en clave nostálgica.
Así es, porque Warlords of Draenor nos invitará a visitar el pasado del universo Warcraft a fin de combatir hombro con hombro con algunos de los héroes más legendarios, elevando el límite de nivel hasta el 100 y permitiendo nuevas opciones de personalización para nuestro personaje, así como la creación de hogares-fortaleza. Habrá por supuesto nuevas y desafiantes mazmorras y un gran número de retos, todo ello como decimos con un toque retro.
Atravesando un portal aterrizaremos en el continente de Draenor antes de que Terralende fuera separada por las energías de Ner’Zhul, por lo que podremos vivir en el mismo mundo que algunos veteranos de los videojuegos ya disfrutaron cuando la franquicia pertenecía al género de la estrategia en tiempo real. Eso sí, sólo podrán acceder a Draenor aquellos que cuenten con un nivel 90 o superior, aunque tranquilos, porque al comprar el juego se nos permitirá subir a uno de nuestros personajes a dicho nivel o bien crear uno nuevo que parta desde 90.
Si formamos parte de La Horda desembarcaremos en la zona noroeste del continente, en Cresta Frostfire, con la tarea de ayudar a Thrall y el Clan Lobo Gélido. Sin embargo si formamos parte de La Alianza comenzaremos nuestro viaje en el Valle Sombraluna a fin de echar una mano a los Draenei en Karabor contra la feroz invasión perpetrada por los orcos. Todas estas zonas comparten localizaciones con las actuales áreas de nivel 60-70 deTerralende, aunque el estudio las ha rehecho para mostrarlas en todo su esplendor antes de su caída.
Pero no sólo los escenarios serán nuevos o profundamente remozados, si no que también los personajes, algo que los usuarios vienen reclamando desde hace ya bastante tiempo. De esta forma todas las razas han sufrido alguna que otra modificación ganando en detalles, a fin de dotarlas de un aspecto más actualizado.
En cuanto a las misiones, como de costumbre encontraremos un poco de todo, desde tareas de lo más rudimentarias como matar cierto número de enemigos o llevar determinado objeto de un lugar a otro, hasta misiones épicas como ayudar a el Profeta Velen a reunir un grupo de Draenei para plantar una defensa espartana ante los enemigos.
Sin embargo parece que desde Blizzard no apostarán demasiado por las misiones en si para dotar de originalidad a esta nueva propuesta WoW, si no que eso se lo dejarán a la posibilidad de que cada jugador cree su propia base. Básicamente a comienzos de la expansión nos otorgarán un terreno, el cual podremos mejorar según avancemos de nivel, reclutando trabajadores, consiguiendo su apoyo tras completar algunos quest, rescatándolos de las mazmorras o ganando la influencia suficiente como para que se unan por iniciativa propia. La idea básicamente es una evolución de las granjas de Mists os Pandaria, de forma que podremos construir y hacer evolucionar nuevas estructuras desbloqueando con ello nuevas habilidades, acceder a nuevas profesiones o incluso ganar objetos si lo que construimos es, por ejemplo, una herrería.
Poco a poco tendremos una pequeña aldea de nuestra propiedad, completamente personalizada. Aunque eso sí, habrá que andarse con ojo ante los peligros que puedan surgir ahí fuera, por lo que también tendremos que tener lista una guarnición capaz de defenderla. Vamos, toda una novedad que promete dotar de un toque de estrategiaa la franquicia.
Con esto parece quedar claro que World of Warcraft: Warlords of Draenor parece partir más de la necesidad de introducir alguna pequeña novedad jugable en la serie que de expandirla ante nuevos horizontes. Prueba de ello es que, salvando mucho las distancias, nos lleva a vivir algo que ya disfrutamos en los noventa, en vez de optar por crear un nuevo mundo con nuevas razas como hizo Mists of Pandaria.
Sin embargo estamos seguros de que esta nueva expansión conseguirá su cometido: ofrecer decenas y decenas de horas de juego extra a cualquier amante del MMO más grande de todos los tiempos.