Ayer acudí a la final de la segunda edición de los Premios Playstation tal y como se acude a cualquier cita programada por Sony: sabiendo que lo de la puntualidad no es su fuerte, pero que de una forma u otra acabaré encontrando algo interesante. Y no, no hablo de los canapés de diseño, del caché del sitio en cuestión o de la pirotecnia empleada, cosas que por otro lado sirven para dar un toque de color en la vida de quienes nos pasamos las horas frente a un frio monitor picando letras en un teclado.
Hablo de la oportunidad de comprobar de primera mano como una iniciativa surgida para potenciar el desarrollo patrio se consolida, sirviendo como lanzadera para no pocos estudios, como una oportunidad única de conseguir aquello que por norma es tan complicado: difusión. Sí, porque parece que hoy en día cualquiera es capaz de crear un videojuego independiente a partir de una buena idea, pero si todo el esfuerzo invertido no encuentra un público, si no consigue hacerse un pequeño hueco entre toda esa marabunta de juegos existentes, al final puede que por muy bien que se haya explotado esa idea todo acabe en la papelera. Y qué mejor manera de hacerte un nombre que llegando a la final en un certamen organizado por Playstation España.
Por eso tanto el show man de la gala, el ilusionista Jorge Luengo, como la invitada de honor, la medallista paralímpica Gemma Hassen-Bey, todo un ejemplo de superación, se esforzaron por dejar una idea clara a los participantes: por tópico y cansino que resulte oírlo tantas y tantas veces; lo importante no es ganar en estos ni en ningún otro certamen, lo importante es marcarte el objetivo de crear tu videojuego y luchar por él aunque ello suponga tener todo a la contra y pasar más de una noche sin dormir. Ser desarrollador implica un gran sacrificio, pero ¿acaso no es mucho peor tener que levantarte todos los días a las seis de la mañana para ir a un curro que detestas y volver a casa cuando ya es de noche con la sensación de que la vida se te va por el retrete? ¡Pues a darle caña!
La gala en cuestión fue amena, contando con la participación de gente del sector tan destacada como Jon Cortázar de Relevo Games y Enric Álvarez de Mercury Steam. Cierto es que algunos de los asistentes pudieron sentir cierto exceso de parafernalia, algo que otros entendieron como un punto diferente respecto a las galas sobrias y aburridas, como un valor añadido. La verdad es que todo eso da igual, primero porque es imposible contentar a todos, y segundo porque al final lo importante no es cómo se dan estos premios, igual que tampoco importa demasiado quién se hace con cada uno de los galardones. Lo realmente importante es que esta iniciativa siga creciendo bajo el amparo de Playstation Talents, el programa de Playstation España para potenciar el desarrollo nacional desde la adolescencia, pasando por llevar la pasión por el desarrollo a los institutos hasta prestar apoyo a estudios ya consolidados.
Pero no nos enrollemos más, aquí va la lista con los premiados:
- Mejor Juego Infantil: Reskube, de Melmak Games.
- Juego con el Mejor Arte: Motor Strike: Immortal Legends, de FiveXGames.
- Mejor Uso de Plataformas Playstation: Super Red-Hot Hero, de StrangeLight Games.
- Juego Más Innovador: Rollin’ B.O.B. & The Evil Factory, de Moon Factory.
- Mejor Juego para la Prensa: Paint Your Way, de Eri Studio.
- Mejor Juego del Año: Way of Redemption, de Pixel Cream.
Cabe destacar que el Premio a Mejor Juego 2015 implica una campaña de marketing en medios internos por valor de 200.000 dólares, 10.000 euros para apoyar el desarrollo del juego, kits de desarrollo de PS4 y un espacio físico en el Matadero de Madrid en el que trabajar durante 10 meses, algo que ha aprovechado el ganador de la edición anterior, el estudio Animatoon con su Dogchild.
Tampoco faltó un sentido homenaje a James Armstrong, quien hasta el pasado mes de noviembre ha capitaneado la aventura Playstation en España y Portugal consiguiendo convertir esta marca, según afirman desde la propia compañía, en la mejor valorada dentro del terreno de los videojuegos. Por ello no faltaron los discursos y un emotivo vídeo de agradecimiento en el que participaron múltiples personalidades tanto de la propia Sony Playstation como de los estudios y compañías colaboradoras.
¿Qué más puedo añadir? Solo que resulta emocionante comprobar como chavales jóvenes y no tan jóvenes suben a la palestra para recoger un premio que reconoce su trabajo durante los últimos meses. No es algo que se vea todos los días, y resulta alentador, como una pequeña caricia, descubrir que además de ser unos fieras del diseño, de la programación o del arte consiguiendo hacer lo que para tantos de nosotros resulta imposible, también son humanos, capaces de trastabillarse con las palabras, de quedarse en blanco o de emocionarse hasta soltar una risa nerviosa.
Bravo por Playstation por seguir al pie del cañón con esta iniciativa. Pero sobre todo bravo y hurra por los premiados, por esos doce estudios que llegaron a la final y por los otros muchos (¡casi 150!) que se quedaron por el camino.