Nintendo es una compañía de videojuegos histórica, responsable de algunos de los mayores avances de la industria, así como de llevar las consolas a todos los hogares con su mítica NES y su sucesora, una Súper Nintendo con la que muchos de los jugones actuales descubrimos el maravilloso mundo del ocio electrónico. Hablamos de una compañía que siempre ha estado ahí, en la brecha luchando por el mayor quesito posible del mercado, primero con Sega y después con Sony y Microsoft. Sin embargo nadie puede negar que Nintendo siempre parece haber ido por su propio camino en esta carrera sin fin, en este bucle que se repite una y otra vez con cada nueva generación de máquinas que aterriza en las tiendas.
En la época en la que todos flipábamos con los CD, en la que la mera posibilidad de meter un disco de música en nuestra consola nos parecía fascinante, Nintendo siguió apostando por los cartuchos convencionales con su Nintendo 64, siendo una decisión que generó no poca controversia. A estas alturas nadie duda de que la reina indiscutible de su generación fue una Playstation que irrumpió en el mercado como un dragón de ocho cabezas, asestando una puñalada a Sega de la que no se recuperaría; pero Nintendo 64 supo defenderse gracias a un catálogo de exclusivos sensacional: Super Mario 64 marcó un antes y un después en la industria, igual que títulos como GoldenEye, The Legend of Zelda: Ocarina of Time y Star Wars: Rogue Squadron.
Luego vino GameCube, y volvemos a lo mismo. Frente a la todopoderosa PS2, hasta ahora la consola de sobremesa más venida de la historia gracias en parte a su baza de contar con un lector de DVD con el que podíamos reproducir películas, Nintendo apostó por un formato único, el mini DVD, algo que trajo consigo más disgustos de lo que les gustaría. Fueron los años en los que Sega terminó por desaparecer pese a las virtudes de su fantástica Dreamcast, dejando un hueco que terminó llenando Microsoft con su primera Xbox, la consola tecnológicamente más avanzada de la época.
¿Quién no recuerda a Miyamoto, Iwata y Reggie Fils-Aime jugando al tenis con el WiiMote en el E3? Fue la carta de presentación de Wii, una consola que ha sido tan elogiada como menospreciada. Su éxito comercial es total y absolutamente incontestable, superando con creces las ventas de sus rivales, PS3 y Xbox 360, gracias a su capacidad para acercarse a todo tipo de públicos con su control por movimiento.
Wii recibió grandes juegos como The Legend of Zelda: Skyward Sword y Super Mario Galaxy, pero acercarse tanto al público casual también jugó en su contra. Hablamos de una consola que la gran mayoría de los usuarios sólo sacaban una vez cada dos meses para echarse un vicio a los bolos virtuales con los colegas, por lo que muchos acabaron revendiéndola en el mercado de segunda mano.
¡Nos hemos dejado las portátiles! Qué decir, desde el lanzamiento de la mítica Game Boy Nintendo ha sido la reina absoluta del reino portátil, y su actual Nintendo 3DS se ha defendido como una campeona frente al asalto de los smartphones y las tabletas, pese a que la pérdida de terreno es evidente. Su predecesora, Nintendo DS, ha sido la consola más vendida de la historia gracias por supuesto a su acercamiento al público casual con títulos como Brain Training. El éxito de Wii y DS ha permitido a Nintendo acaparar un colchón económico que ya quisieran para sí no pocas compañías tecnológicas.
Sin embargo en 2012 llegó Wii U y todo este éxito, esta burbuja de oro y champan en la que se flotaba la compañía nipona, terminó por pinchar de forma estruendosa. Se cometieron no pocos errores a la hora de 'vender' la consola que han impedido que cale entre el público casual como su predecesora. La gente ha entendido Wii U como una mera 'actualización' de Wii, como la misma consola con un aparatoso mando-tableta, y teniendo en cuenta que muchos sólo usan Wii para jugar a los bolos virtuales de tanto en cuanto, ¿para qué gastarse el dinero en una ‘actualización’?
Con Wii U llegaron las pérdidas económicas y el abandono por parte de las grandes compañías del sector. Firmas cruciales como Electronic Arts, Activision y Ubisoft condenaron a Wii U al ostracismo, lanzando para ella tan sólo los títulos casuales como Just Dance. Ni FIFA ni Need for Speed ni Call of Duty ni Assassin's Creed. Es decir, Nintendo ha tenido que conformarse con sus propios lanzamientos, que no es poco, y con la colaboración de estudios tan destacados como Platinum, los responsables del sensacional Bayonetta 2.
Este hecho, unido a que la de Nintendo llegó demasiado pronto y con una tecnología bastante limitada a una generación que PS4 está dominando de forma incontestable, ha hecho de Wii U una auténtica lacra para Nintendo, el centro de todas las críticas por parte de los medios, los analistas y no pocos jugadores. No lo vamos a negar ahora, muchos de nosotros hemos sido tremendamente críticos con esta consola, en ocasiones de forma injusta, olvidando que pese a todos sus males cuenta con algunos de los mejores juegos exclusivos de los últimos años. Hablamos de Mario Kart 8, Super Mario 3D World, Donkey Kong Country: Tropical Freeze, Super Smash Bros…
Pero a lo que vamos, el caso es que Wii U parece ser ya más parte del pasado que del futuro de la compañía, y eso que aún esperamos para ella el lanzamiento de un The Legend of Zelda que parece ser el título de la serie más ambicioso, apostando por un mundo abierto que luce sensacional en lo poquito que hemos podido ver hasta ahora. Qué pasará con este y otros juegos ahora que la propia Nintendo parece estar moviendo ficha para que centremos nuestra atención en una nueva plataforma es una de las grandes incógnitas de la actualidad del videojuego.
Porque Nintendo NX parece ser toda una realidad cada día más palpable. La propia compañía ya confirmó su existencia este mismo año, y desde entonces no son pocas las filtraciones que apuntan a una presentación en sociedad durante el próximo E3 2016 y a un lanzamiento a finales de dicho año. Pero, ¿cómo será esta consola? Teniendo en cuenta el currículo de la compañía, ¿qué podemos esperar de ella?
Ciertos analistas apuntan a la necesidad de que se parezca a Playstation 4 y Xbox One para triunfar. Es decir, que opte por una arquitectura x86 similar a lo que podemos encontrar en cualquier PC para facilitar la programación y los ports desde otras plataformas. Para competir en esta liga es evidente que tendría que contar con una potencia superior o cuanto menos similar a la de dichas consolas, puesto que no se entendería que naciendo dos años después contara con unas especificaciones inferiores.
Esta parece ser la tesis más conservadora; apostar por una consola tradicional. Pero eso no es lo que tenemos que esperar de Nintendo, una compañía que siempre ha buscado ofrecer experiencias únicas, inalcanzables fuera de sus consolas. A Nintendo debemos no pocos de los grandes avances del sector, y muchos vienen de apuestas arriesgadas en las que pocos o nadie creía.
En dicho sentido encontramos no pocas teorías sustentadas por las últimas patentes registradas por la compañía, destacando la posibilidad de lanzar un híbrido entre consola portátil y sobremesa. No sabemos si esta opción requeriría de uno o dos dispositivos unidos por un sistema operativo único siguiendo el esquema de Android, una idea que parece interesar a algunos de los cerebros más influyentes de Nintendo por lo fácil que sería crear experiencias compartidas, unificar dos campos en los que son líderes: los videojuegos para un público casual y las consolas portátiles.
La otra posibilidad es lanzar una consola por módulos apoyada por la Nube. Esto, que suena a magia y brujería, permitiría que cada usuario invierta lo que crea conveniente en el hardware de su consola, compartiendo ese 'excedente' de potencia con la comunidad de jugadores gracias a la Nube y obteniendo ciertas recompensas por parte de Nintendo a cambio por ejemplo de créditos virtuales para invertir en su tienda digital. Desde luego es una idea un tanto extraña, puesto que plantea no pocas dudas: ¿estaríamos entonces ante una plataforma 'viva' y colectiva con capacidad para evolucionar significativamente desde las primeras etapas de su vida en adelante? ¿Marcaría ello una gran distancia entre los primeros juegos lanzados y los últimos? ¿Podríamos jugar a dichos últimos juegos, los más exigentes, si carecemos de conexión a Internet para recibir ese extra de potencia de la comunidad?
Existe una tercera vía, la de que Nintendo lance una plataforma totalmente orientada al público casual, sin disimulo alguno. Eso es hacia donde apunta su empeño por centrarse en software y hardware destinado a mejorar nuestra calidad de vida, lo conocido como Quality of Life. De esta forma Nintendo NX podría ser una plataforma con videojuegos, sí, pero capaz de ofrecer muchas otras cosas que poco o nada tienen que ver con el ocio electrónico.
En conclusión: aún es pronto para saber cómo será Nintendo NX, debido en gran parte a esas dos palabras que vienen definiendo el sino de la compañía: diversidad e innovación. Por ello no sabemos si cederán a las presiones de algunos lanzando una consola tradicional en la que dar cabida a títulos como Call of Duty, algo que parece bastante alejado de la política de Nintendo, mucho más restrictiva con los juegos para adultos que la de Sony y Microsoft. Y en caso de optar por esta opción, ¿realmente sería bueno? ¿Necesita el mercado una nueva consola de estas características?
Nosotros creemos que no, que Nintendo volverá a intentar sorprender con una plataforma quizás 'extraña', sí, pero sin competencia. Puede que con ella sólo consigan granjearse una vez más el amor de sus fans de toda la vida, y puede que incluso consigan repetir parte del éxito de Wii con el público casual. ¿Acaso eso no es suficiente? ¿De verdad hace falta meterse en una guerra de desgaste de tales proporciones, teniendo además que empezar de cero contra unos rivales que ya llevan medio camino hecho? Sería poco menos que un suicidio.
Pero ojo, porque alejarse demasiado del público gamer también tiene sus consecuencias. Es lícito jugar en otra liga siempre y cuando se mantengan los pies pegados a la realidad, siendo conscientes del entorno que te rodea. Por ello un alejamiento radical de los jugadores podría suponer que Nintendo terminara siendo irrelevante para la mayor parte del sector de los videojuegos, perdiendo definitivamente el apoyo de las grandes editoras. Y ese es un lujo que nadie, ni siquiera Nintendo, debería permitirse.