La atleta olímpica Krystsina Tsimanouskaya, velocista profesional, denunció el domingo la intención de su Gobierno de querer expulsarla de Tokio en contra de su voluntad. La deportista, que fue trasladada a coger el vuelo de vuelta a su país de origen, se negó a subir en el avión y solicitó ayuda a la policía del aeropuerto de Haneda, en Tokio.
La velocista bielorrusa se encuentra a salvo y ha pasado la noche en el hotel del aeropuerto. Tanto Polonia como la República Checa han ofrecido asilo a la atleta, que ha sido fotografiada este lunes entrando en la embajada de Polonia.
“Polonia está preparada para ayudar” a la deportista. “Se le ha ofrecido un visado humanitario y es libre para continuar su carrera deportiva en Polonia si así lo desea”, tuiteó el domingo el viceministro de Exteriores polaco, Marcin Przydacz, en sus redes sociales.
Por su parte, el Gobierno checo también ha ofrecido a la deportista un visado para que Tsimanouskaya pueda viajar a la República Checa y pedir allí asilo político. “La situación en torno a la velocista Krystsina Tsimanouskaya es escandalosa. La República Checa está preparada para ayudarla”, “le ofreceremos un visado para entrar en el país, para que pueda tramitar la protección internacional”, ha tuiteado este lunes el ministro checo de Asuntos Exteriores, Jakub Kulhánek. Kulhánek ha notificado que las autoridades japonesas han confirmado que la atleta bielorrusa ha recibido su propuesta, “si se decide por ella, la ayudaremos en la medida de lo posible”.
El portavoz del COI, Mark Adams, también ha hecho referencia este lunes al incidente: “Estuvimos en contacto con ella anoche y esta mañana y se siente a salvo. Nuestro primer deber es hacia ella y eso es lo que estamos haciendo. Fue a la comisaría con alguien de Tokio 2020 y tengo entendido que ACNUR está implicado en el asunto”.
Forzada a abandonar la competición
La atleta de 24 años ha contado a través de un vídeo cómo los responsables del equipo acudieron a su habitación tan solo un día antes de su competición y le obligaron a hacer las maletas en una hora para luego dirigirse al aeropuerto donde sería repatriada a Bielorrusia.
En el relato publicado en sus redes sociales, la joven solicitaba la ayuda del Comité Olímpico Internacional (COI) ante la situación. “Pido ayuda al Comité Olímpico Internacional. Están intentando sacarme del país sin mi permiso. Pido al COI que se involucre”, dijo.
Tsimanouskaya, que debía haberse estrenado este lunes en los Juegos Olímpicos disputando la prueba de los 200 metros femeninos, fue crítica con la organización bielorrusa durante la competición al haberla inscrito en el relevo 4x400, prueba que nunca ha realizado, con muy poca antelación. Esta queja de forma pública enfadó al Comité Olímpico del país, dirigido por Viktor Lukashenko, hijo del actual presidente.
Los medios estatales de Bielorrusia afines al régimen aseguraban que el abandono de la atleta se debía a “una mala situación emocional y psicológica”, la misma aclaración que dieron los responsables bielorrusos en la competición. Algo que la oposición desmiente: “Es una venganza por el video que publicó”.
Los ataques del presidente Aleksandr Lukashenko contra los deportistas del país no son una novedad. El Comité Olímpico de Bielorrusia está vetado por el COI, que no reconoce al hijo del presidente como el líder del comité olímpico nacional y a quien no se permite asistir a ningún evento del COI.
“No tengo miedo de que me echen de la selección nacional, lo que temo es llegar a Bielorrusia y que me puedan encarcelar”, ha asegurado Tsimanouskaya, que finalmente consiguió que el avión despegara sin ella.