Quién le iba a decir al actor Chris Rock hace unos meses, cuando presentaba la ceremonia de los Oscar y arremetía con gracia contra aquella etiqueta de #OscarsSoWhite, que pocos meses después... la siguiente carrera de premios sería la más concienciada con ese asunto de la historia. Y el Festival de Toronto, como tradicional catalizador de lo que puede llegar y lo que no a las puertas de Los Ángeles, se ha convertido en el escaparate perfecto para mostrarlo. Venían de Sundance y Telluride, respectivamente, con cierto eco entre la prensa... pero las dos películas de las que hablamos -principalmente- han estallado aquí.
La primera es The birth of a nation, la cinta que dirige y protagoniza Nate Parker, sobre una rebelión de esclavos en el Estados Unidos del siglo XIX. Es una historia de corte clásico que se ha visto salpicada por la violación en la que se vio envuelto Parker (y de la que salió absuelto) en su juventud. La otra es Moonlight, de Barry Jenkins. Es un relato costumbrista, aunque también poético, de la lucha interna de un chaval en los suburbios de Miami. Un chaval negro que va descubriendo, golpe a golpe, su homosexualidad.
Y a ellas deberíamos añadir Barry, una historia de juventud de Barack Obama, o Queen of Katwe, dirigida por Mira Naïr. Y deberíamos recordar que la apertura fueron Los siete magníficos de Antoine Fuqua con Denzel Washington como protagonista.
Los Weinstein apuestan por Lion
Lion
A la lista de películas “oscarizables” hay que sumar una que tenía su estreno exclusivo reservado para Canadá. Es Lion, una película de Gareth Davis que cuenta la historia real de un niño indio que se pierde, se aleja en un tren de su casa... y acaba siendo adoptado por una familia australiana. Ese niño, ya crecido, es Dev Patel, al que conocimos en Slumdog Millionaire. Su madre adoptiva es Nicole Kidman. El director ha hecho televisión, por ejemplo la serie Top of the lake, y ha contado en la rueda de prensa de la película cómo le llegó el proyecto y por qué dijo sí: “Leí el libro y enseguida fui absorbido por esta fábula mítica del reencuentro con la madre... y enseguida les dije que me subía al barco”.