Los ojos del mundo siguen fijos en la plaza de Tahrir, en El Cairo, donde por decimocuarto día siguen reunidos miles de ciudadanos egipcios pidiendo la dimisión del presidente del país, Hosni Mubarak. Hasta el momento la concentración se desarrolla de forma pacífica en una especie de campamento improvisado con decenas de tenderetes.
Las imágenes que ofrece la cadena Al Jazeera muestran a una población en calma pero animada, que a estas horas todavía agita banderas nacionales. Si bien, también puede observarse a un monigote colgado de un árbol, que representa al mandatario.
Los manifestantes aseguran que no desalojaran la zona hasta que Mubarak dimita. Esta es su principal reivindicación, no obstante, exigen también el fin del estado de emergencia, la disolución de la Asamblea Popular, la formación de un gobierno de transición, un nuevo Parlamento que impulse la reforma constitucional y el enjuiciamiento de represores y corruptos.
El único acto violento que se ha registrado ha sido uno en el que ha resultado herido un agente después de que un grupo armado no identificado disparase cuatro granadas de propulsión contra un cuartel de las fuerzas de seguridad egipcias en la localidad de Rafá, en la península de Sinaí, según informaron fuentes de seguridad.
Por otro lado, cientos de egipcios se han congregado frente a una oficina gubernamental para reclamar viviendas más baratas, animados a defender su caso en medio de las masivas protestas. Muchos de ellos han permanecido durante horas delante de las oficinas con su solicitud y algunos corearon que se unirán al campamento de protesta en la plaza Tahrir si las autoridades no dan curso a sus peticiones. “Si no nos decís que nos habéis aceptado, nos iremos a Tahrir”, han asegurado.
“¿Cómo pueden decirnos que vengamos un determinado día y luego decirnos que nos marchemos, argumentando que no hay nada aquí para nosotros? ¿No están al tanto de lo que está pasando en la plaza Tahrir y de que la gente no se rendirá más y seguirá persiguiendo sus demandas?”, afirma uno de los allí congregados
El gobierno promete desde hace tiempo facilitar viviendas más económicas a los egipcios con bajos ingresos así como mejores de vida y más empleos. La población egipcia, de unos 79 millones, crece un 2 % al año y el aumento de la vivienda no ha seguido el mismo ritmo.
Dos tercios de la población es menor de 30 años y el grupo de edad supone el 90 % de los parados. Alrededor del 40 % vive con menos de dos dólares al día.