Las 640 piezas que se han recuperado del Airbus A330 de Air France que el pasado 1 de junio se precipitó al Atlántico con 228 pasajeros a bordo cuando cubría la ruta Río de Janeiro-París, llegaron el martes por la tarde a Francia, donde serán analizadas por la Oficina de Investigaciones y Análisis (BEA), el organismo encargado de dilucidar las causas del accidente.
Poco después de las 19.00 horas, los restos del avión rescatados de las costas brasileñas llegaron a bordo de un carguero al puerto de Pauillac, cerca de Burdeos, y hoy serán trasladados a Toulouse.
A principios de julio partió de Recife (Brasil) el buque de carga de 154 metros de largo puesto a disposición de los investigadores por Airbus, que lo usa habitualmente para transportar las partes del A380 desde las fábricas europeas del grupo.
Una vez en tierra, los 640 trozos del aparato siniestrado se colocaron en cuatro contenedores y una caja azul, así como la deriva del avión. Todo fue trasladado a un pontón utilizado igualmente para el ensamblaje del A380. Así, siguiendo el mismo recorrido que las piezas del avión gigante, los restos del A330 finalizarán su viaje en camión.
Una vez en Toulouse se llevarán al Centro de Ensayos Aeronáuticos (CEAT), el principal centro europeo de ensayos en suelo de aviones civiles y militares, una estructura que depende del Ministerio de Defensa y que trabaja habitualmente para la BEA.
El timón del avión se ha encontrado casi intacto, y también se han rescatado de las aguas diferentes elementos de todas las zonas del Airbus, entre ellos, bandejas de comida, trozos del suelo, asientos o chalecos salvavidas sin hinchar.
Aunque las causas del accidente siguen sin aclararse, los investigadores han excluído que el aparato explotara en pleno vuelo dado que un primer análisis de los restos indica que sufrió una brusca caída en vertical y se estrelló contra el agua.