A primera hora de la mañana comenzaba la ascensión a la Ermita con la imagen de la Virgen de la Antigua, patrona de Quel.
Tras la misa, la lectura de la Carta Fundacional de la Fiesta del Pan y el Queso, abre paso al lanzamiento desde el balcón de las miles de raciones que se repartirán entre vecinos y visitantes. Antes, los cofrades disfrutan, como bien manda la tradición, de una ración de pan, queso y pimientos.
La fiesta del pan y el queso de Quel es una de las tradiciones más ancestrales de la comunidad y de toda la Península Ibérica. Esta fiesta viene celebrándose ininterrumpidamente desde el siglo XV, en concreto desde 1479, un año marcado por la peste y la muerte.
Cuenta la historia que en este año, unos días antes de comenzar el mes de agosto, toda la comarca del Cidacos fue asolada por una epidemia de peste. Los vecinos de Quel, desesperados y temerosos de que la enfermedad siguiese extendiéndose, encendieron trece velas en honor a la Virgen, al Señor y a diversos santos. No sabiendo a quién encomendarse esperaron a que las velas se apagasen una por una hasta que quedó la última encendida, la que honraba al Señor.
A partir de ese día los casos de peste fueron desapareciendo, tan sólo murieron un par de personas más. Y, tal como cuenta la Carta Fundacional, desde ese momento los queleños decidieron ir en procesión hasta la Ermita de la Santa Cruz y llevar pan y queso para repartir entre los vecinos de la villa.
En aquel momento se creó la Cofradía del Pan y del Queso, formada por trece hermanos, tantos como velas se encendieron en aquel año de 1479, y desde entonces trece cofrades reparten desde el balcón de la Ermita las raciones de pan y queso que alimentan y honran al pueblo de Quel.
Cada año, el mayordomo de la Cofradía, un honor que se turnan los componentes de la misma, es el encargado de pagar y preparar las raciones de pan y queso que todos los queleños degustarán, como hicieron hace siglos sus antepasados tras salvarse de la epidemia.