El consejero de Educación riojano, Luis Alegre, consideró que la decisión de poner o quitar un crucifijo, en cada aula de un centro público, la deben tomar los padres porque “tienen la autoridad legítima sobre los hijos”.
Alegre, en rueda de prensa para dar a conocer los resultados de evaluación de segundo de ESO, fue preguntado por la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León (TSJCyL), que dictaminó la retirada de los crucifijos en el Colegio Público Macías Picavea, sólo en las aulas en las que los padres de los alumnos lo han solicitado.
El responsable de Educación riojano comenzó lamentando que el tema se esté “distorsionando”, dado que se trata de un discurso que “se genera en ámbitos que no tienen que ver con la educación”, cuando, insistió: “a mi lo que me preocupa es la educación”.
Dicho esto, recordó cómo el propio “ministro dijo que la solución había que buscarla en las aulas”. Bajo este prisma, apeló al hecho de que dejar la decisión en los padres es una manera de dejar que éstos ejerzan “la autoridad legítima” que tienen “sobre los hijos”.
“Que en un aula dicen los padres: no queremos el crucifijo, pues amén, se quita el crucifijo; que dicen queremos que esté, pues se deja”, señaló.
El consejero también afirmó que en La Rioja “lo que predomina es la sensatez y la prudencia”. Añadió que, en esta comunidad, “en muy pocos colegios públicos quedan crucifijos”, y que no se ha recibido “ningún tipo de protesta”. En cuanto a los centros concertados, indicó que “les ampara la constitución y su ideario propio”.
“Pero de verdad”, concluyó, “yo en lo que estoy preocupado es en que los planes de mejora progresen y tengamos unos chicos sin los índices de fracaso que tiene el sistema educativo”.