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Alimentación y cáncer (I)

Rioja2

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Cuando leemos artículos sobre el tema de la alimentación y la dolencia innombrable, nos encontramos siempre con varios apartados, que voy a tratar de explicar aquí de la forma más sencilla posible. Por un lado nos recuerdan, lo que nunca no está de más, los llamados principios inmediatos que debemos ingerir: Vitaminas, Minerales, Hidratos de carbono, Proteínas –éstas deben contener siempre los aminoácidos esenciales, es decir aquellos que el organismo no es capaz de sintetizar- y Lípidos* –por cierto que a estas alturas la cultura oficial todavía les sigue llamando grasas-.

Por otro lado, se habla hasta la saciedad que es científico ingerir fruta fresca por el tema de las vitaminas y de los antioxidantes. También se ha puesto en valor algunos alimentos que sólo eran conocidos por las gentes que vivían en las poblaciones próximas a las montañas del norte de la Península Ibérica, como los arándanos. Y por si esto fuera poco hay quien pone sobre el tapete que los pirrolizados formados a partir de ciertos aminoácidos de la carne al asarla al fuego son cancerígenos. Es cierto, pero utilizar torticeramente esta información para llevar a la gente a un vegetarianismo extremo -¡sobre todo mental!-, como se está haciendo, es peligroso.

Según la biología molecular –recordemos que hay que tener en cuenta los conceptos bioquímicos, biofísicos y las actitudes, cosa que ignoran sistemáticamente quienes escriben sobre dietas, debido a su formación en cultura oficial-, un alimento puede ser óptimo si sólo se aplican los conceptos bioquímicos primarios afirmando: este alimento contiene proteínas con todos los aminoácidos fundamentales, además de tales y cuales minerales y vitaminas, etc. etc., sin tener en cuenta al mismo nivel bioquímico que sus estructuras pueden provocar:

a)-Exceso de actividad bioquímica en el hígado, lo que afectará a los ramales del sistema bioenergético –biofísica I- que parten hacia el bazo, atravesando el páncreas, y hacia los ojos. Si la actividad bioquímica aumenta, aumenta la energía y eso lo van a sufrir tanto las células del propio hígado como las del páncreas, el bazo, etc. Esto significa que el ADN de los genes durante la división celular va a estar sometido a fuerzas incorrectas, que a la larga le van a afectar.

b)-Si las estructuras moleculares de los alimentos no son idóneas, no entraran en resonancia –biofísica II- , como sucede con la leche o con los transgénicos.

c)-Si nuestras actitudes no son adecuadas, lo que lleva a un desequilibrio de actividad y funcionamiento entre el hemisferio racional deductivo y el emocional intuitivo, también estamos creando alteraciones frecuenciales, y como dice el refrán: “Allá donde van nuestros pensamientos van nuestros pasos”.

(continuará …)

En 1973 se publicó en Estados Unidos este libro –“La comida es su/tu mejor medicina”- que puso en jaque a los laboratorios de específicos, ya que explicaba, de forma sencilla, aunque recurriendo únicamente a conceptos bioquímicos elementales, como la alimentación altera el funcionamiento del organismo –Biblioteca del autor-.

*Se denominan Lípidos a un amplio grupo de sustancias, que se clasifican en tres categorías:

1)-Grasas y aceites; 2)-Ceras; 3)-Fosfolípidos.