Amigos del sufrimiento

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El Caja Rioja regresará al Palacio de los Deportes para jugar la fase de ascenso a Leb Oro. Su despedida de la Liga regular, ante el Sabadell, fue más angustiosa que lo esperado. El lastre inicial que se autoimpuso el conjunto riojano fue el mejor aval de los catalanes que llegaron a los últimos segundos con opciones de dar la sopresa. Al final se evitó y el 77-74 final en el marcador certificó el primer premio para los de Sala, la ventaja de campo en la fase final. Jugar en casa, ante tu gente, y ser incapaz de sumar más de dos puntos en siete minutos es correr demasiados riesgos. Pero el Caja Rioja, un equipo que ha dejado patente de lo largo de la temporada que no se le da mal jugar a tirones, dar ventajas holgadas para acabar dando la vuelta en los últimos instantes, es capaz de eso y, por supuesto, de mucho más. Menos mal que el rival era el Sabadell, un equipo que sigue apretando los dientes y se aferra a las matemáticas para tratar de eludir un descenso más que probable. Si por algo están ahí los catalanes es, entre otras cosas, porque son el peor ataque de la categoría.

Quizá por eso el Caja Rioja saltó más relajado que de costumbre a la pista. Y entre esa relajación y el pésimo acierto a la hora de buscar el aro, hicieron que el partido se complicara demasiado, demasiado pronto. Tanto que en siete minutos sólo Chufi había conseguido llevar el balón a su sitio natural, la canasta (2-14). Lograr la segunda canasta fue el mayor reto que tuvo que afrontar el bloque de Jesús Sala. Lo hizo Johnson (4-14) y, después de demostrar que faltaba intensidad en un saque de fondo en el que se consumió el tiempo, el Caja Rioja despertó. Un par de tiros libres, un triple de Herrero y otras dos canastas amainaron el temporal al término del primer cuarto (11-22).

La intesidad del temporal siguió perdiendo fuerza con los triples de Albano (2) que metieron de nuevo al Caja Rioja en la lucha. El partido regresaba pues a lo que la afición está acostumbrada: marcadores cortos e intercambio de canastas (no de fallos). Pese a todo el Caja Rioja se volvió a atorar cuando rozaba la remontada. Jugó para empatar una, dos, tres veces merced a otras tantas concesiones de Sabadell. Pero no era el día. El balón no quiso entrar y ni siquiera el enganchón entre Sala y uno de los árbitros permitió romper esa dinámica antes del descanso (29-34).

El cuerpo a cuerpo con que comenzó el tercero de los parciales se acabó convirtiendo en un correcalles. Sabadell golpeaba y golpeaba. Incesante, ataque a ataque, si fallo. Un ritmo que para nada convenía al Caja Rioja que, ahora sí, acertaba en el tiro. Los triples de Albano, dos consecutivos en el arranque del tercer parcial, permitieron no ceder terreno antes de que los logroñeses subieran el pistón en defensa, crearan dudas en Sabadell y se situaran a dos puntos (después de una desventaja de diez -41-51-) a falta de poco más de dos minutos para el término del parcial.

Pero el paso volvió a ser otra vez hacia atrás. Cuanto más cerca, más tropezaba el Caja Rioja. La escopeta de feria, esa que siempre está trucada, fue la que cogieron para equilibrar los guarismos y los arlequinados se fueron siete arriba (49-56) antes de cerrar el parcial con una ventaja de cinco puntos (51-56). Nada positivo auguró el arranque de los diez últimos minutos. La historia parecía repetirse cuando incluso desde el tiro libre se falló. Pero ahora tocaba. A la tercera el Caja Rioja, y merced a dos triples consecutivos de Albano primero y Jonhson, después, el Caja Rioja tomó el bastón de mando (60-58).

Y como si de cerrar un ciclo se tratara, el primer equipo del Clavijo acabó intercambiándose los papeles con Sabadell. Si en el primer cuarto los catalanes secaron el ataque riojano, en el último fue todo lo contrario. Cuatro puntos arlequinados en seis minutos y 16 de los riojanos comenzaron a inclinar una balanza que aún tuvo dudas. Sobre todo con los dos triples consecutivos de los catalanes que dejaron un ajustado 69-66 para los tres últimos minutos.

La fiesta de asegurarse la ventaja de campo en el play off se retrasaba y tuvo que regresar Albano y su mano desde la línea de tres. Desde ahí, a falta de 34 segundos para la conclusión, volvió a impulsar la balanza hacia el lado del Caja Rioja haciendo inútil la réplica barcelonesa que. eso sí, obligó a la afición a aferrarse a sus asientos hasta el último segundo.