El laboratorio de Acústica Forense de la Policía Nacional es todo un referente a nivel internacional. Integrado en la Comisaría General de Policía Científica, está formado por un equipo multidisciplinar de expertos –físicos, lingüistas, fonetistas, logopedas e ingenieros de sonido- que dan la necesaria respuesta a la filosofía multienfoque que requieren las diferentes técnicas desarrolladas en laboratorio, siendo el sonido su principal objeto de estudio.
Técnicas acústicas
Los especialistas de acústica forense son capaces de construir un perfil criminal a partir del habla, el sonido y sus elementos afines –grabaciones, equipos, sistemas o aplicaciones- consiguiendo “poner una identidad a una voz”. Los expertos utilizan diversas tareas acústicas como el análisis comparativo de habla con fines identificativos -técnica de especial complejidad debido al carácter variable de esa referencia biométrica- o el procesado de señal, destinada a la eliminación de ruidos, la recuperación de una voz simulada o el estudio de sonidos enmascarados en segundo plano.
Cuando la pretensión fundamental es definir un perfil sobre ciertas características del locutor, los agentes utilizan la técnica del pasaporte vocal. Con ella se consigue delimitar un posible intervalo de edad, rasgos socio-educacionales, diatópicos (área geográfica asociada a su habla), hábitos o influencias exógenas sobre su voz (tabaquismo, patologías o consumo de drogas). En definitiva, contribuir a acotar o centrar las diferentes opciones e hipótesis que baraja el investigador.
Casos emblemáticos desde su nacimiento en 1987
El origen del laboratorio se remonta a 1987. Desde entonces, la sección de acústica forense ha intervenido en varios casos emblemáticos y mediáticos como los secuestros de Anabel Segura o el de la farmacéutica de Olot. Además, las técnicas acústicas han permitido avanzar en la investigación de diversos secuestros, homicidios, casos de corrupción o terrorismo.
Recientemente, su intervención ha resultado esencial en el esclarecimiento del homicidio de un octogenario ocurrido el pasado 2017 en Santander. El análisis de una llamada realiza al día siguiente del crimen, obteniendo su pasaporte vocal, permitió a los investigadores ubicar la posible área geográfica de su base de articulación. Posteriormente, y con la preceptiva autorización judicial, se realizó un estudio comparativo de voz con resultado positivo al identificar definitivamente al locutor.