El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, ha anunciado que convocará elecciones anticipadas en cuanto vea el primer signo de debilidad de su gobierno. La noticia salta días después de que Berlusconi expulsara de su Partido de la Libertad (PDL) a Gianfranco Fini, presidente de la Cámara de los Diputados.
La primera prueba para Berlusconi se producirá este miércoles, cuando se vote la moción de censura contra el subsecretario de Justicia, Giacomo Caliendo. La votación tendrá lugar en la Cámara de Diputados, lo que servirá para comprobar cómo se balanza ahora el poder de cada grupo, tras la ruptura del PDL de Berlusconi con los finianos (los seguidores de Fini). Éstos cuentan desde ahora con 33 miembros en su grupo de la Cámara Baja y 10 en el Senado, cantidades suficientes para mermar el poder del partido de Berlusconi.
La moción de censura dirigida contra Caliendo por la oposición ha sido motivada por la investigación por su presunta pertenencia a una sociedad secreta italiana, P3, que se dedicaría a influir en las decisiones de los políticos y los jueces. Caliendo, por su parte, ha negado que estas acusaciones sean ciertas y ha recibido el apoyo del primer ministro.
Si la moción fuera aprobada, Berlusconi tendría razones suficientes para convocar elecciones, pues esto sería una muestra de la debilidad del PDL. Aunque la disolución del Gobierno no fuera una consecuencia obligatoria, sí que representaría el signo de debilidad al que se ha referido Berlusconi al hablar de la necesidad de adelantar las elecciones. De aceptarse la moción de censura y dimitir el actual Gobierno, el Presidente de la República, Giorgio Napolitano, debería intentar formar un Gobierno nuevo. Si esto no fuera posible, entonces se disolvería el Parlamento y se convocarían elecciones, que tendrían lugar en los dos meses posteriores.
Sin embargo, las intenciones de Fini no parecen ir por el camino de hacer que la moción se apruebe, sino más bien de salvar el Gobierno de Berlusconi a través de la abstención. Según varias informaciones, Fini estaría negociando con los partidos Unión de los Demócratas Cristianos y de Centro (UDC) y Alianza para Italia (API), ambos de centro y que ocupan en total 47 escaños en el Parlamento.
Aunque la abstención de estos partidos permitiera que la moción de censura no fuera aprobada, también demostraría el poder de la oposición frente a Berlusconi, en un momento en el que Italia vive en una gran confusión política, sobre todo después de la ruptura, hace una semana, entre el primer ministro y Fini.