Los dos líderes opositores y ex primeros ministros de Pakistán han mostrado su firme oposición al estado de emergencia decretado por el presidente, el general Pervez Musharraf. Por un lado, Benazir Bhutto hizo un llamamiento a la población a que se manifieste en contra del régimen a pesar de las advertencias de las fuerzas de seguridad, mientras que Nawaz Sharif urgió a los países occidentales a que dejen definitivamente de apoyar al régimen de Musharraf. Bhutto hizo un llamamiento a sus seguidores para protestar contra el estado de emergencia “a cualquier precio”. “Pido a mis hermanos y hermanas que acudan a (la ciudad de) Rawalpindi”, señaló, al tiempo que indicó que más de 400 miembros de su partido han sido detenidos desde el pasado sábado, cuando se emitió el decreto.
La formación política de Bhutto, el Partido Popular de Pakistán (PPP), ya anunció esta mañana que su intención es convocar para el viernes una protesta cerca de la capital, Islamabad. “Denunciamos la prohibición (de manifestarse) del Gobierno, y queremos dejar claro que nuestros seguidores y líderes estarán en Rawalpindi para la protesta”, explicó a la agencia AP Babar Awan, uno de los dirigentes del PPP.
Pero Javed Akhlas, el alcalde de Rawalpindi, ciudad situada al sur de Islamabad y que alberga las oficinas centrales de las Fuerzas Armadas, advirtió que las fuerzas policiales estarán desplegadas para prevenir cualquier intento de manifestación en el parque en el que Bhutto ha convocado a sus seguidores. Akhlas destacó que existe una “fuerte amenaza” de que se produzca otro atentado suicida similar al ocurrido en la ciudad de Karachi, la más grande del país, el 18 de octubre, el día en que Bhutto regresó a Pakistán tras ocho años en el exilio y que causó 140 muertos. “No podemos arriesgarnos a permitir a ningún partido político que se manifieste”, añadió Akhlas.
PETICIÓN DE SHARIF A OCCIDENTE
Por su parte, el ex primer ministro Nawaz Sharif urgió a los países occidentales a abandonar al régimen militar de Pakistán, afirmando, en declaraciones a la agencia AP, que el país se está sumergiendo cada vez más en el caos.
Desde Arabia Saudí, país al que fue deportado el pasado septiembre después de intentar volver a Pakistán desde el exilio, Sharif descartó colaborar con Bhutto en su oposición contra Musharraf a menos que la ex primera ministra abandonara sus contactos con el presidente.
Sharif consideró que Musharraf, un gran aliado de Estados Unidos, está tomando al país como “rehén”. “Las fuerzas políticas, los abogados y la sociedad civil que creen en la moderación y la democracia ya no le creen (al mandatario). ¿Quién va a sacar beneficio? Serán los radicales y extremistas. Son los que van a prosperar”, explicó en una entrevista telefónica.