El presidente de la Cámara Baja propuso tomar esta medida por sorpresa. Coincidiendo con la visita de la gobernadora general de Australia, Quentin Bryce, José Bono planteó reducir a tan sólo dos días (uno menos que ahora) las jornada de sesiones plenarias.
No es una reivindicación nueva de Bono, sino que se remonta a finales de 2009 cuando ya sobre su cabeza planeaba la idea de despachar los plenos en dos días. Esta medida se planteó a la Mesa, pero conocidas las críticas y la fama de poca laboriosidad de nuestro arco parlamentario, sus compañeros le hicieron desistir de tal idea, máxime cuando en el mismo año 2009 se había hecho efectivo el cambio de pasar las sesiones de control al Gobierno de los miércoles por la tarde a las mañanas, a las nueve en punto. Consecuencia directa: madrugón de los diputados y cambio de agenda en las redacciones de los medios.
Fue en este último pleno ordinario cuando Bono volvió a las andadas de las sesiones plenarias y propuso que a partir de la semana que viene se trabaje unas doce horas por tres semanas al mes. Sus señorías, que se desplacen a Madrid para acudir a las sesiones, sólo tendrán que pasar una noche por semana en la capital. En concreto, las sesiones de los plenos se van a resolver en jornada y medio, tal y como lo planteó este jueves al acabar la intervención de su compañero de filas y ministro de Fomento, José Blanco. Bono explicó lo siguiente: “Ya ven ustedes que hemos terminado el orden del día y todavía no es la una de la tarde, de modo que les voy a proponer, como ensayo, que terminemos el pleno los miércoles”. Después miró al salón y añadió: “Veo que se acepta por asentimiento”.
Curiosamente en la “votación” de la iniciativa del presidente de la Cámara apenas había diputados en el hemiciclo, una práctica bastante habitual entre nuestros parlamentarios. De los 350 asientos no se llegaba ni al medio centenar de bancada ocupada por los distintos grupos. Así las cosas, a partir de la semana próxima la sesión ya no comenzará el martes por la tarde para los debates y votaciones de proposiciones de ley, no de ley y mociones hasta normalmente las nueve de la noche y retomarse el miércoles a las nueve hasta las dos con la sesión de control al Gobierno. Los jueves, que son los días de debate y votaciones de leyes, se pasarán a los miércoles previsiblemente intentando aglutinar sesiones de control y votaciones en una mis jornada.
Ahora bien, la contrapartida es que habrá un ahorro en lo referente a dietas: día de hotel, desplazamiento en tren o avión o coche particular, así como alimentación (entre 800 y casi 2.000 euros, según las circunstancias de cada diputado).